La remake de los 80, “Mad Max: Furia en la carretera”, propone salvajismo apocalíptico frenético de máxima tensión. Una guerra furiosa en medio de la barbarie. El cine de culto da un vuelco con este film y plantea un contenido de interés social con la incorporación de la defensa de la mujer frente a la esclavitud.
Potencia sería la palabra que define mejor a esta película. Potencia argumental, sonora, fotográfica, interpretativa y temática. Una extraordinaria visión sobre un mundo escindido, dominado por fuerzas malignas, en el que su líder ha monopolizado el agua, el combustible y la comida.
Motores al máximo se encienden en una lucha por la supervivencia en medio de un festín visual de mucha intensidad. Acción pura, aceleración de cuadros, escasos diálogos y una estética ciberpunk dan como resultado una excelente propuesta cinematográfiaca. Si bien una guerrera de élite supera por momentos en protagonismo al consagrado personaje, Max Rockatansky, cada uno cumple un rol determinado, lo mismo que el resto de los actuantes, y logran complementarse.
Una extraordinaria interpretación de Charlize Theron, como Furiosa, la lugarteniente de Inmortal Joe (Hugh Keays-Byrne, el mismo que interpretara a Toecutter en la Mad Max original ) y la no menos increíble composición actoral de Tom Hardy como Max, un rebelde que había dejado de creer en la redención, arman la dupla del enfrentamiento contra el Inmortal, el Emperador de la Ciudadela. La heroína se lleva consigo a las concubinas del guerrero enmascarado, un cargamento valioso: se trata de las parideras, bellas mujeres obligadas a continuar la especie de tan siniestra figura. En el camino hallará a Max, un lobo solitario con quien se unirá en un trailer de guerra para vivir una asombrosa road movie distópica y alocada. La persecución de los War Boys no se hace esperar y los fierros atraviesan la espesura polvorienta, sedientos de libertad unos; y de ambición otros.
Esta es la cuarta entrega de la saga que se inició en 1979 cuando un policía devenido “vengador justiciero” se apodera de los caminos en medio de los escombros de una civilización destruida. La última entrega, Mad Max: Beyond Thunderdome, en 1985, también protagonizada por Mel Gibson, es la que cada uno recordará a su tiempo antes, durante o después de ver este film.
George Miller, el director de este Mad Max y de los anteriores, permanece fiel a su paradigma iniciado hace más de treinta años y logra convertir a «Mad Max: Fury Road», en una de las mejores películas de acción de los últimos años, acompañado por un gran equipo: Brendan McCarthy y Nick Lathouris en el guión, fotografía de John Seale, banda sonora de Junkie XL y dirección de arte a cargo de Shira Hockman y Jacinta Leong.
Tremenda, cautivadora, un kitsch futurista de intensa velocidad que atraviesa lo sensorial al máximo.120 minutos casi sin respiro en los que pese a la violencia y la locura, surgen sentimientos nobles de valor, inmolación por un ideal, amor, ternura y esperanza en el futuro.