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sábado, abril 27, 2024

Marcela Santucho presentó su libro “Mario Roberto Santucho: mi padre, el revolucionario místico”

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Ayer a horas 20 en la Sala José Luis Cabezas del ex-rectorado de la UNSa. (Bs. Aires 177) Marcela Santucho hija del revolucionario Mario Roberto Santucho presentó su libro sobre la vida de su padre, previa presentación de la autora a cargo de Teresa Herrán y Blanca Lescano.

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Mario Roberto Santucho: mi padre, el revolucionario místico , es el título del libro de Marcela Santucho, una de las hijas del revolucionario argentino que comandó las fuerzas del PRT-ERP durante los años 60 y 70 en Argentina. A partir de cartas familiares desconocidas, fotos inéditas, escritos salteados y facsímiles de la revista Estrella Roja, Marcela propone reelaborar desde un costado más personal el vínculo de sus padres /su madre, Ana María Villarreal, fue una de las víctimas de los fusilamientos en Trelew en 1972) con el sueño de toda su vida: la revolución.

Lo que me impulsó a publicar el libro fue una idea bastante vieja, de varios años. Yo siempre pensé que mi papá no estaba reconocido, o que no se lo conocía realmente y quería escribir este libro desde hace bastante, sobre todo, por la verdad. Ahora lo hice porque recién pude encararlo desde lo económico y también desde lo intelectual, porque antes estaba con unos estudios superiores y el desafío era armar un libro más o menos ordenado, con biografía, con fuentes, una serie de informaciones posibles.por suerte mi hermana las tenía en un lugar y, en realidad, yo casi no las conocía bien. Así que di con ellas y elegí, porque había muchas más y después le sumé las reproducciones del periódico Estrella Roja del ERP, que para mí es algo muy importante porque aparecen en el libro con el formato original porque quería respetar todo el trabajo de los compañeros en la década de los 70. También fui dando con las revistas casi de casualidad, porque son documentos con muchos años que no dejan copiar en las bibliotecas que había visto en otros países y también las estuve buscando, pero las encontré acá. Allí cuentan todas las acciones, desde el reparto de alimentos en villas miserias hasta el copamiento de un cuartel para recuperar armas para la lucha. Para mí, la palabra que vale es la de esos compañeros que hoy no están y que escribieron todas esas cosas que quedan para la historia y que yo pude recuperar.

Todo fue muy emotivo y positivo. Positivo porque conocí más los rasgos de mi padre cuando era más joven. Si bien nada de lo que encontré me sorprendió demasiado, era más bien la curiosidad porque cuando él murió yo tenía 13 años; entonces digamos que uno se acuerda de bastantes cosas, pero no tuve la oportunidad de hablar mucho con él, de intercambiar opiniones políticas, filosóficas, etc. De esa forma, yo podía conocerlo un poco más. También desde las anécdotas que la gente me sigue contando cuando distribuyo el libro en todo el país, sigo escuchando cosas muy positivas e interesantes para mí.

De mi mamá me interesaba casi un poco más, en el sentido de que yo era más chica cuando ella murió, yo tenía nueve años. De ella tengo muchos menos recuerdos primero porque antes de su muerte estuvo casi un año y medio presa y teníamos que ir a verla a la cárcel. Es decir, que yo desde los 8 años la veía más o menos en las vacaciones escolares y cosas así; pero tengo muchos menos recuerdos. Por eso fue importante para mí ver sus cartas de viajes, hablándose con su madre, con su hermana; todo fue muy positivo, todo lo que supe de ella me gustó y la conocí últimamente un poco más a través de este libro, que más bien versaba sobre la vida de ella porque, al terminar con su muerte en Trelew, en el último capítulo, yo se lo dedico.

Fue positivo en ese sentido, en conocerlos mejor y en poder hacerles un homenaje. Con mis padres yo no pude conversar de adolescente cosas de grandes porque ellos eligieron luchar… ellos lo eligieron así, pero quisiera que los reconozcan en el hecho de que no necesitaban luchar por ellos mismos, ellos tenían otra función. Tenían un proyecto social, un proyecto general, en ese sentido es lo que yo más valoro. No es solo un libro en la memoria de mi padre porque siempre he insistido también en que hay que tener en cuenta que él formaba parte de una organización que lideraba pero todo lo que él pudo hacer se pudo hacer fue gracias a los compañeros del PRT y el ERP que lucharon, que hicieron las acciones y que escribían en su prensa, que militaron, que estuvieron ahí , que apoyaron y que si no tienen un apellido o un nombre conocido, yo también los valoro a ellos, a su lucha.

Todos sabían el riesgo al cual se exponían y también a partir del golpe de Estado que habían vaticinado, sabían que la lucha seria difícil contra un enemigo sanguinario y sin reglas de lucha. Yo pienso que para mi padre fue mejor morir luchando que haber salido del país para presenciar desde el exilio una dictadura que duro siete largos años.

– Fragmentos de la entrevista realizada y publicada en la revista Sudestada.

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