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viernes, abril 26, 2024

“Me hago cargo, no me hago cargo, no sé nada…”

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Lo que ha movilizado a las autoridades no ha sido la situación extrema de muchos de los habitantes de Salta, sino la trascendencia que ha tenido el hecho en los medios nacionales, que han osado perturbar la tan constante como falsa creación de una imagen presidenciable del joven abogado gobernador, que quiere presentarse como eficiente y austero, cuando no es ninguna de las dos cosas.

“Me hago cargo, no me hago cargo, no sé nada…”

En la mañana del jueves el poli funcionario y adalid de los especialistas en generalidades, el Dr. ROQUE MASCARELLO asumió nuevamente como ministro de Salud de la provincia de Salta, luego de transitar por la Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad capitalina y en el directorio de Aguas del Norte. Cualquier ómnibus le queda bien.

Con la grandilocuencia que caracteriza a cada funcionario que asume, afirmó que va a trabajar sobre la desnutrición y los problemas de mortalidad infantil en el Chaco Salteño, y que ahí pondrá todo el esfuerzo, trabajando de manera coordinada.

Frase vacía por lo obvia, pues no se entendería que vayan a trabajar de manera no coordinada. Pero además de vacuidad, lo afirmado genera tristeza por lo sensacionalista, ya que es el tema del momento, y el señor ministro debería ocuparse de todos los temas de salud y no solamente de éste, tratando de apagar el incendio.

Las expectativas de la nueva gestión tienen un escaso margen, si se tiene en cuenta que la actual situación de desnutrición y ausencia de servicios básicos y esenciales como el agua potable, además de ser una cuestión de pobreza estructural, reconoce inevitablemente como causa principal la falta de acción positiva en la anterior oportunidad que el mismo funcionario fue ministro.

Y es que lo que todos saben y nadie menciona, es que esas carencias forman parte del sistema de acumulación económico liberal, comandado por los dueños de las herramientas del Estado, usándolas para provecho de su clase, y no para la distribución equitativa que les quitaría privilegios.

Más allá de los discursos del señor gobernador de que él se hace cargo y que es el responsable de la situación, -lo que constituye una afirmación que se agota en sí misma, porque URTUBEY sabe que hacerse cargo de pico y asumir responsabilidades en el micrófono en definitiva no lo hace cargo de nada y no responde por nada- bastan dos ejemplos recientes para demostrar que los lamentos de estos pseudo dirigentes son lágrimas de cocodrilo.

Uno de ellos es el haberse conocido que la cuñada de la primera dama de Salta, María Marta Scalella, había sido designada como ñoqui en la Casa de Salta en Buenos Aires, malgastando recursos que no se asignan a los niños del norte. Y encima el novel marido mandatario ante la pregunta del periodismo sobre ese nombramiento dice –muy suelto de cuerpo y como si viera llover- que no sabe nada.

Al tipo le designan sin labrarse siquiera un expediente que lo justifique, una pariente porteña rentada y pagada con los mismos dineros que todos los días nos machaca que no le alcanzan. Se publicó en el Boletín Oficial, lo decidió su jefe de Gabinete y el secretario de la Gobernación, y ¡él no sabe nada! Esta grosería lo coloca en una disyuntiva de hierro: o no tiene idea de lo que pasa en la Provincia, o miente descaradamente.

El segundo ejemplo que citamos es el de seguir comisionando en plena emergencia económica para inútiles viajes al exterior, a los incansables funcionarios viajeros –siempre con los fondos del erario por supuesto- como el caso del Lic. DIEGO VALDECANTOS, que ahora se va de paseo de nuevo a Rímini (Italia), -ya estuvo el año pasado- luego de haber visitado Barcelona, Frankfurt, Asunción, Santa Cruz, y tantos otros sitios encantadores, ora como autoridad del Centro de Convenciones, ora como titular del Tren a las Nubes. Otro que oficia de “me sienta bien cualquier cargo”

Y podemos seguir agregando muchas menciones ciertas sobre el despilfarro del presupuesto del Estado, como el consabido y ahora más frecuente abuso del avión sanitario de la provincia, siempre presto a viajar a Buenos Aires cada vez que la primera dama debe grabar otro capítulo de la imperdible novela “Amar después de amar”.

Lo que ha movilizado a las autoridades no ha sido la situación extrema de muchos de los habitantes de Salta, sino la trascendencia que ha tenido el hecho en los medios nacionales, que han osado perturbar la tan constante como falsa creación de una imagen presidenciable del joven abogado gobernador, que quiere presentarse como eficiente y austero, cuando no es ninguna de las dos cosas.

Y por ello como manifestación objetiva de la carencia de argumentos y fundamentos, lo mejor es agarrársela con la prensa, acusándola de miserable, especuladora y sensacionalista y generadora de escándalos. Para el desorientado dirigente el escándalo recién aparece con el conocimiento público de esa injustificable realidad, y no con la fatal realidad misma.

La responsabilidad –entendida como actitud en serio, con la asunción de las consecuencias y no como la mera falsa manifestación que mencionamos antes- sigue así siempre ausente, y lo mejor es tratar de callar al mensajero que trae las malas. Si no pregunten al Lic. RAMIRO SORAIRE removido de la gerencia del hospital de Santa Victoria, no por la muerte de niños wichis fallecidos en Agosto, sino por dar la noticia a los medios en Septiembre.

La triste conclusión de esta nota se adivina. Ni la gestión de MASCARELLO, ni los discursos del gobernador, ni los anuncios de acciones profundas y de campañas contra el dengue, van a solucionar el verdadero problema estructural, de la bucólica elite oligárquica feudal de Salta, a la que sólo le interesa el estatus quo para sus alforjas, mientras los demás sólo somos una estadística.

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