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jueves, abril 18, 2024

Mirada ciudadana

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La Presidenta nos dio la oportunidad de un respiro de esperanza.

Debo admitir que nada de nuestra Presidenta me toma de sorpresa, en principio, porque soy parte de la mayoría silenciosa que puso su voto de confianza en su gestión, por lo que la expropiación de YPF, me llena de orgullo y reafirma mi seguridad en su persona y equipo; pero en honor a la verdad, sólo puedo opinar “emocionalmente” de lo que recién apunta a la superficie, procurando, conscientemente, separar (como es costumbre en nuestro país) la información genuina de las opiniones mal intencionadas. Todo esto amparado en el llamado presidencial, de que el tema impone una intervención altamente profesionalizada.

Los que somos sesentones fuimos abrevados en la Escuela pública, con maestras que cultivaban el amor nacional (o prefieren que diga el AMOR A LA PATRIA). Eran seres humanos con una idoneidad y convicción, que desconozco si está inalterable, pero que se mantuvo inquebrantable hasta que tuvimos que transitar las interrupciones cívicas. Recuerdo vívida la imagen de mi padre (fallecido al poco tiempo) llorando indisimuladamente ante la muerte de Perón, tristeza repetida con el golpe del Proceso, y su presentimiento no demoró en materializarse. Era el sentimiento de un soñador y caminador de las rutas argentinas, por lo que le dolía cada paso o retroceso de nuestra Nación.

Que otra función le cabe a un ciudadano común, o sea a un laburante centralizado en mantener y formar a su familia, que ocuparse en sostener la dignidad de la misma. Otra cosa, es la situación de un militante, que desatiende lo propio para ocuparse de los otros. A ambos, les duele (en diferentes dimensiones) el rumbo de la Nación, pero no subestimo mi condición de ciudadano del llano (ni la de mis conciudadanos en igual condición) porque, también nos duele los tumbos de la Patria.

LA HORA DEL FUTURO

La Presidenta nos dio la oportunidad de un respiro de esperanza, de ilusión de que se viene lo mejor… Y, que otra cosa mejor nos puede pasar que RUCUPERAR NUESTRA PERTENENCIA. Quizá YPF sea la marca más emblemática (junto a otras) de nuestra identidad nacional, en que dificulto que los argentinos hayamos tenido, contemporáneamente, herida más dolorosa que la de ver enajenar los recursos energéticos y asistir pasmados a los que firmaron esa canallada. El pueblo, en su conjunto estaba en contra, a excepción (por supuesto) de los que siempre les fregó los intereses nacionales. Quizá una “tontereta” similar se dio con los sentimientos que supimos tener (gran parte de la población) cuando mandaron a nuestro jóvenes al holocausto malvinense.

La esperanza legítima se refleja en la contundencia gubernamental, en donde las posiciones ejecutivas no dan lugar a mínimas sospechas de la entereza de nuestra Comandante, como del equipo que la apoya puntualmente. La decisión fue tomada con firmeza y convicción de para qué y para quién se realiza, y el pueblo destinatario así la entiende sin malos entendidos ni dobleces políticas. Aún así, están “los de siempre” para quienes los intereses (de todo tipo), primero son prioridad los ajenos y, si sobra algo, para nosotros. Estos enajenantes perpetuos tienen nombre propio (y también apellido recurrente), en la entrega histórica de nuestro patrimonio.

TAREA EDUCATIVA

La situación amerita, sobradamente, un apoyo logístico escolar, poniendo a las maestras y demás docentes, de boca a esta auténtica reparación de nuestras identidades, como una manera segura de cooperar con los tiempos que se viven y de dar ese SÍ unánime a la planificación restauradora de nuestra recuperación territorial (en todas sus facetas). Son épocas de voto de confianza, tiempos en que la espalda popular tiene que sostener, con el sacrificio acostumbrado, estos empujes concebidos con dimensión patriótica, que ponen al País delante de las mezquindades de los pocos que piensan minoritariamente.

La esperanza generada provoca un estado generalizado de felicidad pública, sólo resistida por aquellas clases sociales, que discriminan y subestiman, directamente, al pueblo, descalificando su euforia en los prejuicios repetidos a los que nos tienen acostumbrados y que lindan con el coeficiente intelectual y la escasa comprensión de las masas populares; cuando hoy sabemos que se trata de las groseras manipulaciones estratégicas con que la clase dominante, hoy resguardados en los Medios Masivos de comunicación que defienden sus intereses, y representan los capitales multinacionales.

Por eso, y contra todos los desembozados enemigos de la Patria, declaremos, sin temor a equivocarnos que se ha recuperado la HORA DEL PUBLO.

– Salta 18/4/2012

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