«No me olvidéis» pidió a los salteños la cantante y actriz española Nati Mistral, en el emotivo espectáculo que brindó el viernes en el Teatro Provincial. Cantó, recitó y hasta contó chistes y anécdotas en un show que fue pura efusión del alma española tradicional
Poco público fue al Teatro Provincial para ver a una de las grandes de la escena española. Tal vez la crisis económica (localidades a partir de 40 pesos) o la época del año influyen («la temporada tendría que cerrar en noviembre porque diciembre ya se complica, la gente está en otra cosa», opina un productor). Pero el marco fue digno a pesar de todo porque, como pasó cuando vino el maestro Calderón, se regalaron muchas entradas para que el teatro no aparezca semivacío.
A raíz de su gira Nati estuvo en televisión y la TV porteña -en uno de esos programas que se burlan de expresiones desafortunadas de personas famosas- reprodujo un fragmento de un reportaje en el que aparece la artista española asegurando que el calentamiento global y el cambio climático son mentiras, pamplinas que se inventan para asustar a la gente (¿?).
Comienza el show en Salta, en el Teatro Provincial. Allí está Nati, con una presencia imponente que inspira respeto -como esas tías abuelas de carácter fuerte pero también sensiblero a las que uno a la vez quiere, teme y admira-.
Españolísima ella, envuelta con la bandera roja y amarilla de España que cubre su vestido negro con falda abundante que se derrama en una larga cola.
Lamenta los conatos de separatismo de Galicia, el país vasco, Cataluña. Quiere a su España unida bajo su única bandera. Y entonces canta loas a Isabel la Católica que unificó el Reino y creó la primera nación de la modernidad, antes que Inglaterra, Italia o Alemania. Orgullo español total.
En la platea tal efusión de amor por la España de Isabel la Católica provoca un leve disenso en un grupo de espectadores que comentan fugazmente ese españolísimo fervor de la gran Nati.
Un periodista (agnóstico y crítico de la conquista y colonización europea en América) murmura: «a mí me gusta la España de Zapatero, no la de Isabel la Católica». A su lado discuten dos profesoras de letras. Una (hispanófila y católica) aplaude a Nati y aprueba sus expresiones. Otra (judía heterodoxa) las reprueba: «esa unificación se hizo a costa de la exclusión y persecusión de los judíos, porque España no era solamente católica». Su amiga replica: «no tenemos que mezclar religión con nación». A lo que aquélla contesta: «Colón fue un judío genovés que tuvo que cortejar a la reina para que lo apoye».
Pero, afortunadamente, otro comentario cambia el punto de vista y quita arrogancia al españolismo de Nati Mistral: dice que si bien España dominó América, por más siglos -recuerda que fueron ocho- estuvo dominada por los moros. Al punto -explica- que Madrid viene de Maharevid, un término árabe.
Nati recita poemas, que son poemas de amor y de tragedia. En el alma española, comenta, está ese sino. Como en el tango. Siempre todo termina mal. Siempre el dolor, el sufrimiento. No lo cita, pero parece adecuado recordar entonces a Miguel de Unamuno, lo español como sentimiento trágico de la vida.
Pero Nati tiene humor y prodiga anécdotas y chistes que van de lo naif a lo picante. Una manzana cae del árbol ante el remezón de una brisa y sus compañeras que quedaron asidas de las ramas se burlan de ella y se ríen. Entonces la manzana que está en el suelo les grita: ¡inmaduras!.
Un recuerdo: cuando entre bambalinas miraba un espectáculo en Buenos Aires en un cuadro con Nélida Roca como estrella central. Era una «fiestacha» -a Nati le gustan los porteñismos- con tragos, bailes y correteos de señoritas que coqueteaban con caballeros en un ambiente muy alegre. Aparece el diablo, de rojo y con cuernos y todos huyen. Queda Nélida en escena, a la que persigue el diablo de un lado para otro hasta que ella grita: ¡basta: prometo que voy a ser buena, no voy a ir a fiestas, no voy a beber, ni voy a estar con hombres! Entonces Lucifer la mira y le dice: ¡una cosa es ser buena y otra es ser boluda!
Esa palabra (boluda) que -explica Nati- no significa nada en España, le gustó, y a todo objeto o situación la aplicaba ella como un adjetivo típico. Hasta que Mirtha Legrand le advirtió -escandalizada- que no usara ese término, que no era para nada una expresión respetable.
Nati taconea y marca el ritmo gitano, canta y muestra que todavía tiene una voz potente y expresiva. Suma a su espectáculo un grupo de jóvenes y bellas bailarinas que dibujan coreografías de típico cuño andaluz.
Del cancionero español y gitano -que fue recorriendo acompañada por un guitarrista de primer nivel que se lució con un tema flamenco en solo de guitarra- Nati pasó a un bolero y luego a la famosa canción de Violeta Parra tras recitar el poema de Amado Nervo que termina con el verso «vida, estamos en paz».
«Yo le agradezco a Dios, Violeta le agradece a la vida, porque ella era agnóstica», comentó Nati. Después cantó, para cerrar el espectáculo, «balada para un loco». Recordó que en uno de sus almuerzos televisados Mirtha le preguntó a Astor Piazzolla si sabía que Nati cantaba ese tema. «Y no sólo lo canta, sino que lo interpreta», le dijo el célebre compositor.
Así pasó Nati Mistral por Salta en un show que alcanzó su momento de mayor emoción cuando en la medianoche, en el primer minuto del sábado, cumplió sus ochenta años, con el feliz cumpleaños tocado por su pianista y coreado por el público que se puso de pie para aplaudirla mientras le entregaban un ramo de flores.
«Os amo, tenéis una ciudad bellísima, no me olvidéis», pidió Nati a los salteños en un show que tuvo el sabor de una despedida, pero que ella espera que no sea el último en Salta.
Carmen Flores, Nati Mistral…, las grandes de España se están despidiendo y dejan un gran vacío. Porque veamos, después de ellas ¿quiénes? No parecen surgir otras figuras de su talla…
Nota relacionada:
– Carmen Flores dijo hasta siempre a Salta. Estremecedora “Despedida”
http://www.salta21.com/spip.php?article923