El festejo del día del amigo en la noche salteña produjo innovaciones y cambios, relativos a los nuevos tiempos. En la madrugada del sábado 21 de julio, dos artistas se animaron a hacer un show erótico en el caño, con desfile de lencería erótica. Él, realizó acrobacias, previo a un estriper. Ella, audaz y bellísima, hizo lo propio. Interactuaron con el público, se divirtieron y en casi media hora, dejaron las huellas de lo que se viene: entre la danza de moda, los rituales eróticos y el cabaret, Nocturno se anima a más. No hubo vallas, la gente miró el espectáculo, aplaudió y siguió bailando. El saldo: fiesta, desinhibiciones y alternativas «nocturnas» en un boliche exclusivo para mayores de 25 años, en Avda. Tavella 1220, frente al acceso de B° San Remo.
¿Dónde pasan estas cosas? Preguntan muchos. La Balcarce no es el único lugar para los adultos, también hay otras alternativas: el boliche, pero con sorpresas y motivaciones.
El baile es una forma de olvidar la rutina, desaprisionar el cuerpo y desestresarse.
Si viene acompañado por shows, como la movida actual, mejor. La gente a veces se ocupa mucho de los prejuicios: qué dirán si me ven en ese lugar. Pero está allí el común de la sociedad. Por ejemplo, en Magnolia, no hubo movimiento el sábado salvo por la llegada de Capristo el viernes a la escena, que viene de la mano de la gente potentada que la trajo.
Bailar para el público también es un trabajo. Hay que animarse, perder miedos, dejar de lado el qué dirán.
El espectáculo
El show no se hizo esperar. la fiesta en los boliches arranca después de la 1, 30 de la madrugada. Alrededor de las 3, salieron los artistas salteños: Tamara y Maxi.
Bajaron por unas escaleras, desfilaron, hicieron una previa y mostraron lencería erótica.
Después vino el estriptease, el baile del caño y la interacción con los menos tímidos, que participaron del baile.
Se vio acrobacia, buenos cuerpos, excelente vestimenta y sobre todo, creatividad. Se deslizaron por la pista de baile y sin escrúpulos, se animaron a todo.
Tamara se mostró segura de su erotismo- muy linda, con un cuerpo trabajado- y se desplazó por la pista como si estuviera en su casa. Incentivó a los espectadores cumpleañeros o fiesteros a unirse al show. Bailó con algunos espectadores, que no tuvieron reparo ni se sintieron incómodos en hacerlo. Fue muy natural. Los flashes tampoco los inhibieron, por el contrario.
Tamara y Maxi hicieron distintos movimientos que incluyó giros en el aire y otras técnicas. La verdad que los salteños estuvieron muy bien, superaron al show porteño en muchos puntos.
Media hora en escena superó los cinco minutos de Ximena Capristo, sin duda, pero además, aportaron otras cosas y la idea fue estar entre la gente. No hubo vallas, ni invitados Vip.
Maxi estuvo bien. Se deslizó por el caño, por la pista y acompañó el ritmo impuesto: bailar semi desnudo- artísticamente, a la vez que eróticamente, solo y acompañado.
No sé hasta qué punto conviene a los artistas que no sean reconocidos, no gozan de fama nacional. Pero se tienen que sentir locales, contentos, animados y seguramente lo están. Hacen un trabajo, como muchos de los artistas nacionales. Y gustan y divierten.
Esto pasa en la noche salteña, a minutos del centro por la autopista como otra forma de diversión, de entretenimiento. Y promete más para próximas noches.
– Fotos: R. Chávez Díaz