Me llamó la atención la ausencia de colegas instrumentales de Salta. Se perdieron un trío valioso y despertaron mi curiosidad.
Salta, lunes 10 de octubre de 2016. Sala de la Fundación Salta. London Guildhall Trio. Pablo Hernán Benedí (violín), Michael Petrov (violonchelo) y Erdem Misirlioglu (piano). Trío en mi bemol mayor Hob. XV:30 de Franz Joseph Haydn (1732-1809). Trío nº 3 en sol menor op.110 de Robert Schumann (1810-1856) y Trío nº 3 en fa menor op. 65 de Antonin Dvoràk (1841-1904). Penúltimo concierto del ciclo 2016 del Mozarteum Argentino Filial Salta.
Tres jóvenes entre 25 y 26 años oriundos de España, Bulgaria e Inglaterra, respectivamente, estudiaron en la Guildhall School of Music and Drama. Los tres naturalmente dotados, con maestros de primera línea más cursos y clases magistrales entre las que se destacan las tomada con el maestro Menahem Pressler fundador del famoso Beaux Arts Trio, encontraron vías estéticas de intercomunicación que no impidió el desarrollo de carreras individuales. Huelga comentar la cantidad de lugares por los que han entregado su arte hasta llegar a nuestro escenario con un repertorio que fue de menor a mayor.
En su trío nº 30, Haydn empleó una vigorosa parte para piano que es la cabeza de una buena cantidad de temas de apariencia individual aunque en el fondo responden a un todo. Sin embargo, el lirismo está en el violín y el compositor emplea un estilo que luego haría famoso Beethoven, esto es, presentar la idea musical y luego retornar a ella como para que nadie quede ausente de su contenido. Primer impacto a favor de los intérpretes. Injusto el aplauso sin calor de los asistentes.
Luego el romanticismo teñido de drama de Schumann, aún en condiciones de componer con coherencia. Un primer movimiento donde la emotividad le gana a una pseudo velocidad sin perder de vista la forma sonata. El segundo esquicio trae consigo escenas de amor entre Clara y Roberto (violín y piano) de encendido romanticismo. El rápido tema del tercero semeja las ansiedades del autor con respecto a su compañera perfecta, Clara Wick, la mujer con la que hacía ya más de diez años estaba casado. Son sus ideas musicales, yo diría, tardías en relación a su vida total, apenas cuarenta y seis años. Estaba cercana la enfermedad cerebral que lo consumiría. Sin embargo hay expresiones de vigoroso buen humor.
Finalmente, un postre de jerarquía: los cuarenta minutos del trío de Dvoràk. No es el trío más conocido del compositor checo, sobre todo comparado con el Trío Dumky. Sin embargo es una página poderosa, emocional, atrapante, casi una pequeña obra maestra en la música de cámara. Siento que su intimidad experimenta la influencia de la construcción musical brahmsiana, además de sus recurrencias a dos conocidas danzas eslavas, la “dumka” y la “furiant” que aparecen como para dejar testimonio de su recuerdo por su madre muerta hacía muy poco y su apelación a los sonidos populares de su tierra. Aquí el aplauso fue desbordante.
Una vez, hace tiempo, cuando fui funcionario cultural de mi provincia, me tocó inaugurar la muestra con la que comenzaba uno de los Abriles Culturales. Recuerdo haber hablado de la obra del pintor que lucía su obra en esa inauguración, pero también hablé largamente de una circunstancia cuya calificación no es muy agradable. Hablé de la ausencia de otros colegas pintores, agregando que esa mezquina actitud también se observaba en otras manifestaciones artísticas. Esto mismo ocurrió en este concierto. Me llamó la atención la ausencia de colegas instrumentales de Salta. Se perdieron un trío valioso y despertaron mi curiosidad. Algún día lo sabré.
Notabe Trío visitante
NO veo donde está la sorpresa José Mario; por mi pasado en la faz coral, pude darme cuenta que los coreutas NUNCA van a escuchar a otros Coros, los Músicos de la Sinfónica (de la Sinfónica!!!!!) no se arriman ni asisten a otros conciertos y mucho menos a aquellos que exploran nuevos rumbos…por lo tanto me quedan dos explicaciones: o creen que ya lo saben todo y no tienen nada que aprender o bien, actúan como meros empleados públicos, o sea, van, tocan, cumplen su trabajo y se retiran a seguir con sus cosas, sin importarles un poco aquello de apoyar «la cultura de Salta». Mis disculpas Estimado, pero esto es un mal que viene de años y del que nuestra Salta nunca podrá curarse, aparentemente.