Al término del partido con Inglaterra Los Pumas fueron ovacionados en el estadio Martearena. Entonces se anunció que Urtubey entregaría un galardón y la rechifla al gobernador fue contundente. Una fiesta que puso a Salta en las pantallas del mundo.
El estadio Martearena lucía colmado en una tarde espléndida. Fue tal vez la mejor de cuantas jornadas deportivas se vivieron hasta hoy en el estadio.
Para ver el partido -que se transmitió a todo el mundo por la señal ESPN- llegaron a Salta delegaciones de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), Antofagasta (Chile), Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Tucumán. También llegaron hinchas ingleses.
Las populares de 50 pesos (tribunas detrás de los arcos) fueron las que primero se agotaron una semana antes del partido. Luego ya no se podía conseguir la ubicación más cara, de 200 pesos, en la platea central. El miércoles se vendieron las últimas entradas para las preferenciales laterales (80 pesos), la preferencial central (120) y las plateas laterales (140).
En la tarde del viernes dialogamos dificultosamente con rugbiers ingleses que paseaban por el monumento a Güemes en remera mientras los salteños que pasábamos por el lugar estábamos bastante abrigados. Los dos jugadores consultados coincidieron que el partido acá iba a ser distinto del que se jugó en Mánchester, más parejo, más cerrado (“close”, es la palabra que usaron)
Pensamos que tal vez eran expresiones dictadas por la proverbial educación inglesa que considera a la altanería y la arrogancia como señales de mal gusto. Porque lo que se vió en el partido jugado en Manchester parecía marcar una clara superioridad inglesa.
Pero el test macht en Salta se planteó como lo preveían los ingleses. Duro, difícil, parejo, electrizante. Si bien Argentina arrancó ganando y se impuso con cierta holgura en el primer tiempo, los ingleses revirtieron el panorama en el segundo con un juego que equilibró el partido, el que terminó con un ajustado triunfo de Los Pumas por 24 a 22.
“En Los Pumas se está produciendo un recambio generacional. Además en Manchester no estuvieron cinco de sus mejores jugadores”, nos explicó Diego González del club salteño Universitarios, para explicar la diferencia entre ambos partidos.
Impulso turístico y plus de imagen
El gobierno exageró el éxito turístico declarando un lleno total de hoteles que un operador del sector relativizó. Muchas de las delegaciones fueron clubes de otras provincias que confraternizaron con sus pares locales y se alojaron en casas de familias o en dependencias comunitarias o deportivas.
La cantidad de ómnibus y de vehículos -muchas 4 x 4 y autos de lujo- en los alrededores del estadio fue impresionante. Hubo una buena organización y un excelente trato a la prensa (mérito de Pandolfi) -vinieron periodistas y medios de todo el país y el exterior-.
La imagen de Salta en las pantallas televisivas del mundo fue un logro que no se puede negar.
Pero también hubo quejas por los avivados de siempre que quieren aprovechar para hacerse la América. “En el hotel 5 estrellas donde se alojaron Los Pumas le sacaron más plata al gobierno que la que se había acordado en principio”, daba como ejemplo una periodista ligada al oficialismo.
La nota extradeportiva de la jornada la dió la torpeza del gobernador Juan Manuel Urtubey quien logró transmutar un éxito que podría haber capitalizado con un poco de prudencia y de tacto en un bochornoso traspié.
Es que se le ocurrió presentarse junto a su candidato, Fernando Yarade, a caretear en el centro de la cancha para colgarse del prestigio de Los Pumas y mostrarse como el artífice de una jornada que por cierto fue brillante. Y le fue mal.
La ovación y la silbatina
Los Pumas fueron ovacionados. Pero la silbatina que sobrevino cuando se anunció al gobernador y este apareció en la cancha con Yarade fue contundente. Y allí no estaba la villa ni la clase media baja. Lo silbó la clase media-alta y alta.
Walter Wayar, que estuvo en la platea pero no en el sector vip de los funcionarios e invitados especiales, repartió bufandas con su nombre y fue aplaudido por los que estaban en ese lugar cuando arribó.
Así, con un encuentro de rugby del mejor nivel internacional, el sábado se vivió en Salta una fiesta deportiva inolvidable que tuvo como colofón un incidente que implica un enigma político interesante.
¿El abucheo a Urtubey fue un gesto espontáneo sin mayor transcendencia o refleja un malestar y una decepción profunda del sector social al que el gobernador pertenece y para el que parece estar gobernando?
