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lunes, noviembre 25, 2024

Periodismo, política y educación: tres claves de Salta XXI

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Fanny Derrien es una joven francesa de 21 años que estudia Ciencias Políticas en su país, toma cursos en la Unsa y es pasante en medios alternativos locales. Realiza una investigación que incluye la visión de Salta 21 sobre la compleja realidad provincial.

La joven estudiante universitaria prepara un trabajo académico que enfoca la situación social, económica y política de Salta con especial interés en lo que pasa con la prensa, los movimientos de protesta y el periodismo.

Uno de los puntos centrales de su investigación es el conflicto docente que se vivió en Salta a comienzos de este año. Recogió testimonios de líderes de la huelga y de militantes de los Derechos Humanos, pero también entrevistó al secretario general de ADP, Virgilio Choque, el juez Félix Costas y el ministro de gobierno Víctor Manuel Brizuela.

La joven estudiosa francesa también entrevista a trabajadores de prensa de distintos medios. Este es el aporte a su investigación desde Salta 21 en respuesta a 20 preguntas que nos hizo llegar para conocer nuestros puntos de vista sobre el periodismo, la política y la lucha docente en Salta:

Periodismo

– Todos somos periodistas en el sentido en que todos tenemos derecho a expresar nuestra opinión y a transmitir y recibir información. Pero por otra parte hay gente que se especializa en esto, que se dedica a investigar e informar.

El problema es que todos podemos ser periodistas en un sentido amplio, y también hay muchos que trabajan en periodismo como ocupación principal o profesión, o quieren hacerlo, pero el sistema sólo autoriza a unos pocos a quienes elige para ser sus voceros. Hay periodistas, pero casi no hay medios independientes.

– La calidad del periodismo en Salta es variable. Hay muy buenos periodistas. Antonio Oieni o Jesús Rodríguez están a la altura de cualquiera de los mejores periodistas del país. Pero en otros casos el nivel es bajo.

Pluralidad hay poca, porque el gobierno acapara y controla medios y su punto de vista es el predominante. La independencia es escasa por la misma razón: en Salta se coarta sistemáticamente la libertad de prensa, hay amenazas, ahogo financiero, intolerancia con el periodismo libre. ¡Mandan a la policía a pegarle a los periodistas!

– A nivel nacional el presidente Néstor Kirchner intenta controlar a la prensa y no puede. En Salta el gobernador Juan Carlos Romero sí lo logra, en gran medida. Entonces el periodista aquí resiste, trata de crear espacios independientes, y sobre todo intenta que el país se entere de lo que a veces no se pueden enterar los salteños. Muchas veces en Salta se puede acceder a información importante para la provincia cuando se publica en medios nacionales.

– El poder político salteño teme al periodismo libre, que puede informar sobre negociados, corrupción, deforestación, pobreza y dar lugar a opiniones distintas a las oficiales. Entonces lo toma como un enemigo y trata de silenciarlo. El enfrentamiento es muy fuerte. Pero sólo con los pocos que intentan un periodismo independiente: la mayoría de los medios y periodistas trabajan para el gobierno y más que informar, ocultan.

– Aquí el “Cuarto Poder” termina siempre trabajando para el primero. Y con esto no nos referimos solamente al caso lamentable de un semanario que en algún momento se jugó con denuncias importantes y hoy está controlado por el Grand Bourg al punto que desde sus páginas tildan de “nazis” a quienes no se venden a cambio del dinero de la publicidad oficial.

– La situación de asfixia de la prensa en Salta se da en las provincias más atrasadas y feudales, donde se concentra en una sola mano el poder político, económico y mediático. Es más difícil que esto ocurra en Santa Fe o en Córdoba –donde el poder está más repartido y no hay un solo grupo que controle toda la provincia- y prácticamente esta situación ya es imposible para el gobierno nacional que no logra (aunque lo intenta) controlar a todos los medios y eliminar al periodismo crítico.

Poder político y sociedad

– Hay quienes hablan de Salta como de una «sociedad medieval» porque aquí hay un solo poder que controla todo -la política, los medios, la economía-, como lo hacía en la Edad Media la Iglesia Católica. El pluralismo, la crítica, no son tolerados. Pero es raro porque a la vez el grupo que controla el gobierno -cuya cabeza visible es Juan Carlos Romero– pretende mostrarse como adalid del progreso, como muy moderno, construyendo autopistas, estadios, centros de convención, fomentando el turismo y la construcción de hoteles. En algunos aspectos se enfrenta con el verdadero poder medieval y feudal, que es la Iglesia Católica Salteña. Por ejemplo en el tema de la salud sexual y reproductiva.

– La relación entre el poder político gubernamental y los salteños es rara. El gobierno gana en las villas miseria por el clientelismo y subyuga a parte de la clase media y alta con políticas culturales para la elite y con el espejismo de un progreso a través del turismo y de obras como estadios y autopistas. Algunos se sienten orgullosos porque dicen que Salta está mejor que Jujuy y Tucumán, y en algunos aspectos lo está, pero en otros está peor. Acá hay mucha hipocresía, mucho maquillaje, más corrupción. “Roban, pero hacen”, llegan a justificar los que se dan cuenta que detrás de un aparente progreso hay un saqueo de los fondos públicos y todo lo que se hace es para beneficio de un pequeño grupo de privilegiados. Hay sin embargo también un fuerte rechazo al gobierno de cierta clase media profesional crítica que está bien informada y conoce los altos niveles de corrupción del gobierno.

– La débil participación en las elecciones y el fuerte nivel de conflictivada se explica porque muchos creen que todo está arreglado y condicionado y es inútil intentar un cambio con las elecciones. Desde ese punto de vista perciben que todo es un circo y entre Walter Wayar y Juan Manuel Urtubey no hay diferencia: es Guatemala o guatepeor, ambos controlados por Juan Carlos Romero. Es una oposición que ven como falsa, puro chisporroteo artificial. Entonces se produce una gran frustración y muchos optan por salir a luchar en las calles, con manifestaciones y piquetes.

– No hay opciones. No hay oposición. Al menos no como alternativa política con capacidad de llegar al gobierno, por más que el Partido Obrero y los movimientos de izquierda sí se juegan por temas como la pobreza, la deforestación, la crisis habitacional, la corrupción, el ataque a los aborígenes, la falta de justicia.

– Al periodismo crítico muchas veces lo colocan en ese rol, lo ven como una especie de oposición a falta de una oposición real de peso: un ejemplo en este sentido es Sergio Poma, que denuncia todo desde su radio FM Noticias.

– La Iglesia intentó ponerse en el rol opositor. Curas y monjas defendieron a docentes apaleados por la policía y la Curia emitió un documento en el que se oponía a la re-reelección de Romero. Pero en muchos sentidos la Iglesia es más reaccionaria y regresiva que el gobierno, salvo algunos curas luchadores del interior. Por ejemplo la Iglesia salteña se opuso a la educación sexual y reproductiva, que fue una iniciativa realista y necesaria del gobierno, pero que al final quedó a mitad de camino si comparamos lo que hace en este sentido Ginés González García a nivel nacional, a pesar de que los jerarcas de la Iglesia Católica lo quieren arrojar al mar.

– Las próximas elecciones provinciales no van a generar ninguna alternativa real. Gana Walter Wayar sigue el saqueo. Gana Juan Manuel Urtubey nada cambia. Y son los dos que pueden ganar. La derecha neoliberal de los negocios, o la derecha neoconservadora sin propuestas. Es la lucha por el poder por el poder mismo o para beneficio personal o de unos pocos. Lo de Urtubey plantea algún enigma porque se alía con una supuesta ala “kirchnerista” o “progresista” del partido Renovador, más un movimiento de base de izquierda como Barrios de Pie. Un menjunje raro que no sabemos hacia dónde puede ir.

La lucha docente

– Con respecto a la forma con la que la prensa salteña cubrió el paro docente podemos decir que, como siempre, salvo excepciones, la mayoría se dedicó a operar a favor del gobierno. De nuevo algo de transparencia se filtró a través de los escasos medios independientes locales y de la cobertura de la prensa nacional.

– La relación entre el gobierno y los docentes es mala, muy mala. Siempre fue así, ya ocurrió lo mismo con el padre del actual gobernador, en su mandato en los años 80. Que este gobernador haya mandado a apalear a los docentes fue el paroxismo de ese encono, un hecho sin precedentes.

– Las razones por las que los docentes luchan: los salarios que se deterioran, los techos de las escuelas se caen sobre los alumnos, el gobierno coloca a sus punteros en los grados y colegios sin respetar el sistema de ingreso por méritos. Las crisis son recurrentes porque todos los arreglos son circunstanciales, porque no hay interés real en invertir en la educación. Un pueblo educado no conviene porque podría votar mejor. Es un círculo vicioso: la política va en contra de la educación, y por falta de educación los ciudadanos se transforman en rehenes de los políticos.

– El conflicto se radicalizó porque cuando no hubo respuestas del gobierno al paro, un grupo de dirigentes decidió ir a la huelga de hambre, comenzaron los cortes y piquetes y la situación se puso vertiginosa y sin salida porque tampoco el gobierno tenía margen para reprimir como lo hizo en el 2005 en la famosa «Noche de las Tizas».

– La forma de organización de los docentes salteños constituye una experiencia muy original y exitosa. Como el gremio fue cooptado por el gobierno resolvieron crear una asamblea provincial donde se discuten los temas, todos pueden lanzar propuestas y se toman las decisiones por mayoría.

– No hubo solución de fondo al conflicto. El acuerdo por el que se levantó el paro debe ser entendido apenas como otra tregua.

– Ambas partes aprenden con cada enfrentamiento y tratan de usar esa experiencia en la próxima lucha. La desconfianza crece. Si gana Walter Wayar seguramente va a avanzar en el control político de la educación, con la destrucción de la carrera docente. Un carnet de afiliado al Partido Justicialista tendrá más peso que un doctorado en Harvard. Los docentes resistirán y el enfrentamiento se va a agudizar.

– Hay muchos precedentes de fuertes luchas de los trabajadores en Salta. Las huelgas del 2005 y 2007 de los educadores tuvieron algunas características únicas en la historia del sector, porque llegaron a marchar 20 mil personas por las calles de Salta y se apaleó a las maestras en la plaza. Eso nunca había ocurrido. Pero hay antecedentes de luchas obreras muy importantes a mediados de siglo: dentro de un paro de la CGT los trabajadores quisieron avanzar sobre la plaza y fueron tiroteados. Hubo muertos. También hubo cinco muertes en el norte por la represión a los desocupados que cortaban rutas durante el primer gobierno de Juan Carlos Romero, a fines del siglo pasado, hace sólo 8 o 9 años.

– El paro docente de 2005 en Salta causó asombro y admiración en los educadores de todo el país que veían a los maestros y profesores salteños como un ejemplo de lucha. Venían de Buenos Aires, de Córdoba, de la Patagonia a estudiar cómo se había logrado mantener un paro tan fuerte sin el apoyo de la Agremiación Docente Provincial, que estaba de lado del gobierno. Esa experiencia que tomaron de acá la capitalizaron en distintos puntos del país en el 2006 pero sobre todo en el 2007. En este año el de Salta fue uno de los tres conflictos docentes de mayor importancia a nivel nacional, pero detrás del que sacudió a Santa Cruz, la provincia del presidente, y a Neuquén, donde fue asesinado el profesor Carlos Fuentealba.

Foto: Rodrigo Castro

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