El gobierno peronista ha dado una nueva muestra de cínico oportunismo, pagar a los fondos buitres porque “los argentinos honramos nuestras deudas” quiere decir los pobres de la Argentina pagamos las deudas de los corruptos y las empresas que se beneficiaron con la misma.
La historia que a veces se expresa como drama recuerda el 1 de mayo de 1974 cuando el general Perón expulso a los Montoneros de la plaza, hoy lo hace como comedia cuando la presidenta con tono épico convoca a la unidad nacional para pagarle a los buitres, sin bandearías ni ideologías a nombre de la república sentenció: “no vamos a pagar lo que ellos quieren, vamos a pagar todo”.
Los jóvenes de ayer enfrentaron con su vida al imperialismo y pagaron con sangre su osadía, hoy para hacer más palpable la degradación corren presurosos a ponerse a resguardo de Scioli o algún expectable en la grilla de la interna del frente para la victoria.
Un simple juez de primera instancia de Nueva York ha logrado juntar oficialismo y oposición en esta “lucha” e incluso, que los panegiristas del gobierno hasta destaquen y saluden la posición “patriótica” del FMI.
Los economistas, políticos, empresarios y comunicadores del establecimiento que desde los púlpitos universitarios, gráficos y televisivos enseñan religión, consiguieron un socio a tono con ese catecismo neoliberal el Papa Francisco, que bendice esta vocación de “pagadores eternos” y convierten al Vaticano en la versión presente de Puerta de Hierro donde peregrinar y a Dios en amicus curiae de semejante entente.
Ante tanta “unanimidad” pagadora, es oportuno señalar aquí que todos los compradores de títulos de canje de la deuda responden a la misma lógica especulativa de máxima rentabilidad con cero riesgo; los que aceptaron la negociación, el 92%, lo hicieron a sabiendas de la condición pactada de que en caso de que con posterioridad a las quitas que aceptaron, se produjera un fallo como este, podrían igualar los montos cedidos, y reclamar el total de la deuda. Es la llamada cláusula de igualación de derechos. Con esta garantía cobraron partes como anticipos reservándose el derecho a reclamar después el saldo hasta completar sus acreencias. No hay bonistas buenos y bonistas malos, como tampoco existe un capitalismo bueno, serio o humanizado, cuando se trata de negocios, deja ver su verdadero rostro cruel y asesino.
Este gobierno ha depositado nuestros recursos estratégicos en manos de multinacionales norteamericanas que ganaron como nunca antes, sea en el sector agroalimentario, energético o financiero; como pensar en NO pagar con un gobierno que lo ha hecho más que ninguno, 170 mil millones de dólares, la deuda trepó a 220 mil millones de la misma moneda y los verdaderos buitres, Cargill, Continental, Chevrón mandan en nuestra economía.
En esta década se profundizo la dependencia y el dogal de la deuda asfixia nuestras economías. La pobreza de los pobres de Latinoamericana es un problema político y no económico y está asentado en su estatus neocolonial y esta condición desestima que estamos en presencia de un “cambio de época”.
El nuevo escenario político nos pone ante la posibilidad de impulsar una gran campaña nacional e internacional por el NO pago de la Deuda Externa, por fuera de la hegemonía de los partidos de la burguesía y en torno a esta iniciativa desarrollar un programa y una fuerza que recupere para nuestro pueblo sus riquezas principales.