La clave de la innovación es un algoritmo, desarrollado en Argentina, que regula el nivel de glucemia en sangre para pacientes con diabetes tipo uno. Ya fue probado con éxito en pacientes en el Hospital Italiano.
En un claro ejemplo de ciencia básica aplicada a la salud, y también de trabajo interdisciplinario, investigadores argentinos presentaron el primer páncreas artificial de América Latina. La clave de la innovación es el algoritmo ARG (Automatic Regulation of Glucose), desarrollado íntegramente en Argentina, que permite regular el nivel de glucemia en la sangre de pacientes con diabetes tipo uno.
“Lo que más me entusiasma de este proyecto es ver cómo les cambia la vida a las personas– resalta a la Agencia CTyS-UNLaM el Dr. Ing. Ricardo Sánchez Peña, director del proyecto-. Este algoritmo no solamente regula los niveles de glucosa sino que además les da independencia y autonomía, de forma tal que el paciente no tenga que estar permanentemente pensando en cuánto nivele de azúcar consume”.
El algoritmo fue desarrollado por investigadores del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), de donde Sánchez Peña es director, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
Dicho algoritmo, que puede ser alojado en un celular, va conectado a una bomba de insulina y un monitor de glucosa. Estas dos últimas partes ya estaban en el mercado.
“La comunicación entre el celular que contiene el algoritmo y la bomba de insulina y el monitor de glucosa se hace a través del sistema bluetooth, por lo que se necesitan protocolos de comunicación”, explica Sánchez Peña, que además es investigador principal del CONICET.
“Ya hicimos un convenio con una empresa que fabrica monitores de glucosa, que nos van a facilitar esos protocolos, y faltaría entonces encontrar alguna empresa que fabrique bombas de insulina que nos proporcione lo mismo”, agrega.
Las pruebas clínicas
Los primeros ensayos en pacientes se habían hecho en noviembre de 2016, pero con un algoritmo de la Universidad de Virginia (Estados Unidos), que ya había sido probado anteriormente.
Durante junio de este año, además, se hicieron pruebas clínicas en cinco pacientes argentinos, ya con el algoritmo ARG, que estuvieron internados 36 horas en el Hospital Italiano. Los médicos de este hospital se habían sumado al equipo de investigación en 2014.
“Son las primeras pruebas clínicas que se han hecho en América Latina; hasta ahora no ha habido pruebas de este tipo muy recientes, excepto en Estados Unidos, Europa e Israel”, aclara Sánchez Peña.
Desde el punto de vista clínico, el investigador explica que, además de necesitar mayor financiación, se deberán hacer más pruebas en pacientes y de forma ambulatoria, “personas que no estén en un ambiente hospitalario sino en sus casas”.
Sánchez Peña, quien hasta 2009 trabajó en España en el área espacial, había decidido mudar sus líneas de investigación al campo de la medicina y la biología. “Uno de mis colegas tenía un nieto con diabetes tipo 1. Empecé a interiorizarme de la enfermedad y me pareció que era una buena línea de investigación”, relata.
El investigador también ponderó el vínculo entre las distintas disciplinas que participaron y, especialmente, con los pacientes. “Uno, como ingeniero, interactúa poco con otros seres humanos; trabaja más con dispositivos, satélites, cohetes y aviones. La interacción con pacientes es muy enriquecedora porque ahí uno ve los frutos de lo que está haciendo”, concluye.
– Foto de Portada: El equipo de investigación, en la presentación del páncreas artificial. Foto: CONICET Fotografía.
– Por Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)