Sólo con visualizar estas variables, se aprecia que el modelo que se quiere profundizar, mantiene las estructuras intactas de la década de 1990.
Cada vez que la Presidenta de los Argentinos la Señora Cristina Fernández viuda de Kirchner (conviene recordar que es viuda, porque ella le habla en los discursos al finado como si estuviera de viaje) alude a la necesidad de profundizar el modelo, o le dicta a sus seguidores pagos y aplaudidores contratados de la tribuna que “ahora van por todo”, se genera en el ciudadano espectador una inevitable duda sobre qué quiere decirse con estas frases. Para no perder el rumbo del análisis, nos parece adecuado observar los hechos de la realidad y de esa manera se puede llegar a presumir cómo seguirá la profundización del modelo que propone la mandataria.
El año pasado cuando desde éste mismo lugar advertíamos que el proyecto del presupuesto nacional contenía en el segmento de ingresos una merma de doce mil millones de pesos, nos preguntábamos a qué sector de la economía se aplicaría un ajuste para compensarlo. La quita de subsidios y la no elevación del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias que afectan directamente al sector del trabajo dieron una respuesta clara. La actual pelea sobre la administración del transporte en la Ciudad de Buenos Aires es otro parámetro claro de que resulta inevitable la elevación del costo de los pasajes de ómnibus y subterráneo que también afectará a los sectores de menores recursos y que nadie quiere pagar el costo político de tener que hacerlo, en un distrito electoral que por la densidad de población es el que finalmente decide todas las elecciones.
Lo ocurrido en el sector docente es otro parámetro sobre la dirección de las decisiones de gobierno. Mientras se realizaban las gestiones de ambas partes en el sistema de negociación colectiva llamado corrientemente como paritarias, la Presidenta acusa a los educadores de tener tres meses de vacaciones, mentalidad de carpa blanca y trabajar cuatro horas por día, y dicta un decreto que fija el básico de convenio en $ 2.800,00.- dando por terminada la negociación, y generando una adhesión inusitada al paro convocado por el sector. Esto además es un claro mensaje para todos los otros sindicatos que están en la misma situación, que consiste nada más y nada menos que en desnudar que el sistema de paritarias funcionará siempre y cuando no se pase el techo que previamente se ha fijado desde el Estado, lo que inevitablemente deja la amarga conclusión de que el sistema en definitiva está previamente digitado. El genial José LARRALDE en su famoso tema “El Porque”, cantaba: “Andá y decíle al patrón por qué no te da el aumento. La pucha! si lo ha estudiao que hasta te larga contento”.
Otro dato importante a tener en cuenta es que siempre se subordinan los aumentos a la tan mentada productividad, que en buen romance quiere decir que primero se deben verificar aumentos en la rentabilidad de las empresas y recién después analizarán los aumentos de salarios. De esta manera el aumento en la productividad mirado desde el lado del capital, es el aumento del nivel de explotación mirado desde el sector del trabajo. La vieja receta capitalista que no tiende precisamente a distribuir el ingreso nacional sino a dar la famosa seguridad jurídica a los inversores. Toda una definición.
De esta manera y si el modelo no se va a cambiar en las grandes líneas sobre las que ha sido diagramado, la profundización llevará inevitablemente a aumentar la brecha entre los sectores. Los que más tienen seguirán teniendo más, y los que tienen menos, tendrán menos todavía. La cifras nacionales globales seguirán subiendo, pero paralelamente los porcentajes del reparto también. ¿Cómo se produce esto? Poniendo techos a los salarios de los obreros mineros, mientras las empresas transnacionales siguen pagando el 3% de regalías sobre declaraciones juradas de ellos mismos, siguen gozando de desgravaciones, fuga de divisas, y legislación minera permisiva. Exactamente igual panorama saqueador seguirá en el sector petrolero y gasífero. La escena se repetirá en bancos y financieras que siguen con sus operaciones especulativas desgravadas de todo impuesto, situación fijada en la norma estatal nº 21526 dictada por Joe MARTINEZ de HOZ en los albores de la dictadura videlista, que si hablamos de un rumbo progresista y distribuidor del actual gobierno, no se llega a entender porqué está vigente todavía.
Al mismo tiempo y dependiendo el equilibrio de la balanza comercial Argentina de los ingresos por exportación de bienes primarios (soja), se seguirá ampliando la frontera agropecuaria (desmontando) para que las transnacionales que venden las semillas transgénicas y los agroquímicos para esas semillas, sigan teniendo su Agosto. Todo esto con un sistema fiscal regresivo en vez de progresivo (los que más ganan deberían pagar más, y no menos como ocurre ahora), y con una legislación permisiva en repatriación de dividendos (fuga de capitales) estimada para el año 2012 en 21.000 millones de dólares. Esta sangría es por los mismos bancos que todo el día aburren por televisión con propaganda para hacernos creer que trabajan para nosotros y piensan todo el tiempo en nuestro bienestar.
Sólo con visualizar estas variables, se aprecia que el modelo que se quiere profundizar, mantiene las estructuras intactas de la década de 1990. La reducción de pagos de deuda externa –pagos, no monto de deuda- y el transitorio equilibrio con menor déficit fiscal, y el aumento de reservas del Banco Central, han generado un panorama de sustento para avanzar en la tan mentada distribución del ingreso, y la no menos anunciada pero siempre lejana justicia social. Pero si profundiza el modelo, será precisamente el mejor modo de asegurar que esto no ocurra.