Los famosos Ojos de Mar de la Puna salteña han sufrido una transformación alarmante. Estas lagunas de agua turquesa, que eran un atractivo natural impresionante, ahora se convirtieron en un líquido marrón y turbio
El cambio coincide con la construcción de una pasarela para el turismo, sin embargo, el gobierno salteño alega que es “una casualidad” y que se trata de un evento natural.
Más allá de la pérdida visual y turística, la desaparición de los Ojos de Mar representa un golpe para la ciencia. Estas lagunas eran un laboratorio natural para estudiar la vida en los comienzos de la Tierra. Las condiciones en las que viven los extremófilos (bacterias) era estudiada por especialistas desde el 2009 y hasta comenzaron a probar su utilización como biotecnología. Ahora, con el estado actual de las lagunas, se pierde una fuente de conocimiento invaluable.
Además del ambiental, tiene un gran impacto social. Las 300 personas que habitan en la localidad de Tolar Grande viven en parte del turismo. Hoy, ya no cuentan con su atractivo principal. “Estamos preocupados, pero estamos convencidos de que la pasarela que se hizo no tuvo nada que ver”, comenta el intendente Sergio Villanueva.
El gobierno contrató al geólogo Emilio Eveling para que realice un informe sobre lo ocurrido. El estudio preliminar asegura que se trata de un fenómeno natural. Coincide con el aumento de nevadas en la zona. ¿Ya había pasado antes? “No, no se tiene registro”, respondió el profesional.
En disonancia con la única hipótesis de Eveling, el doctor en geología e investigador principal del CONICET, Daniel Poiré, es cauto con la idea de que es un evento natural. “Las casualidades en la naturaleza son extrañas”, argumenta. “Hay que estudiar si alguna vez ya ocurrió porque el daño es tremendo”, sentenció.
El gobierno provincial y la Universidad Nacional de Salta habían conformado dos comisiones para investigar el hecho, sin embargo, al día de la fecha decidieron disolver ambas. Este suceso subraya la necesidad de políticas más estrictas y responsables para proteger nuestros patrimonios naturales.
Ojalá este triste episodio sirva como lección para que el desarrollo y la conservación puedan coexistir sin causar daño a los tesoros naturales.