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viernes, abril 19, 2024

Respuesta al artículo “La palabra desalojada: un libro, un desafío”

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El pueblo sabe que es heterogéneo, y lo lleva en su interior, en sus entrañas. No es trabajo de la ciudadanía develar, desentrañar esa heterogeneidad pero sí le cabe este trabajo a la Academia.

“Mi sabiduría viene de esta tierra” son las letras que adornan el sello de la alta Casa de Estudios de la Ciudad de Salta y son las palabras del aún más alto poeta que dio ésta región.

Leí atentamente el texto publicado en el diario el tribuno el domingo 11 de mayo del 2014 “La palabra desalojada: un libro, un desafío” y me parece un acierto profundizar el estudio de la palabra, más allá del léxico y la sintaxis, cito “mirar las circunstancias en que los sujetos trastabillan con la lengua, pero no es una mirada focalizada en los tropiezos por las debilidades de la Educación Media, sino que miramos los tropiezos para saltar a una nueva área discursiva”.

Digo nuevamente que es muy coherente hacer esa mirada porque el que suscribe llegó al claustro universitario sin imaginar lo que se le venía encima y digo, además, que ninguno de los estudiantes universitarios de primer año de letras se imaginó nunca cómo sería el mundo académico.

En mi caso fue más por dos falencias; la primera por la educación secundaria que no fue la óptima y la segunda por hacer el menor esfuerzo para estudiar estando en la Universidad.

Los estudiantes, la mayoría, no quiero meter a todos en un mismo cajón (hay excepciones), son una suerte de conejitos incautos a merced de un lenguaje universitario diferente; éstos caminan a tientas con lo aprehendido en el colegio, la universidad se transforma en el cazador. A medida que pasan los años el lenguaje-la palabra asume, en cada uno de los estudiantes de letras, su rol transformador, no sólo en la utilización del Verbo sino en el manejo de Teorías y Métodos investigativos. Hasta aquí todo bien.

Disiento con lo expresado por una de las prestigiosas cultoras salteñas de la lengua que dice “Si se pone el sujeto a hablar solo en función del contexto, se supone que la cultura es homogénea, que no ha cobrado conciencia de la heterogeneidad del pensamiento y está muy lejos de tener una actitud abierta a diferentes realidades.”

Entiendo que la ciudadanía hace un uso de la palabra y eso representa a la cultura y desde el vamos sabemos que no es homogénea por la gran variedad de voces que recorren la historia de este norte de Salta, desde la voz originaria de los pueblos ancestrales hasta los últimos en llegar a conformar esta polis. El pueblo sabe que es heterogéneo, y lo lleva en su interior, en sus entrañas. No es trabajo de la ciudadanía develar, desentrañar esa heterogeneidad pero sí le cabe este trabajo a la Academia pues es ella la que forma a los profesionales de la palabra.

La universidad como ese subespacio que se especializa de una determinada actividad social según Pierre Felix Bourdieu, debe proporcionar los elementos necesarios para lograr la optimización de los agentes que habitualmente concurren a sus aulas.

Lo “heterogéneo” subyace en nuestras vidas, late y es parte de nuestras entrañas y eso nos lleva a tientas hacia un objetivo que es poder construir o poder ser parte de un país. No en vano está la cita al poeta, que no necesitó ir a la Universidad para escribir una investigación en seis palabras.

Eduardo Atilio Romano

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