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viernes, abril 26, 2024

¡Se me parte la cabeza!

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Quién no ha padecido alguna vez un profundo dolor de cabeza de ésos que parecen no curarse con ninguna pastilla y no tienen causa aparente. Lo ideal es aprender a controlar nuestras tensiones y los factores desencadenantes de un dolor que tanto malestar produce. Pero el principio del fin radica en un error fatal: la automedicación. Ésta puede convertir un dolor esporádico en un dolor crónico.

Los dolores de cabeza pueden originarse por infinidad de causas. Puede ser una gripe o alguna otra afección, la fatiga visual, el período de ovulación, los fenómenos atmosféricos, el abuso de fármacos y hasta ciertas comidas son sólo algunos de los factores de riesgo. Naturalmente, la tensión nerviosa extrema y las fuertes emociones del mundo moderno constituyen uno de los desencadenantes más frecuentes de esta dolencia. En estos casos, por lo general, el malestar se extiende a la zona del cuello y las cervicales.

En la migraña o jaqueca, el origen del dolor es un tema de debate médico. Éste aumenta con el movimiento y produce náuseas, molestia a la luz y a los ruidos. Se manifiesta a través de puntadas (sensación de latidos) y, por lo general, su malestar es hemicraneano, es decir, duele la mitad de la cabeza. En cambio, las cefaleas tensionales son menos pulsátiles y aunque producen una sensación de constricción sobre el cráneo, no presentan malestares adicionales. Es muy común automedicarse e ingerir cualquier clase de analgésico o antinflamatorio para calmar indistintamente una neuralgia, una cefalea o una migraña. Por lo general, las personas con un cuadro de cefalea crónica tienen como denominador común el consumo de fármacos sin prescripción médica. Es fundamental establecer un diagnóstico preciso y profesional, que permitirá recetar una medicina específica para cada afección. Un buen neurólogo podrá recetarle una droga de ataque o una de prevención, según corresponda.
Cuándo consultar al médico

Es importante acudir a una consulta clínica en cualquiera de los siguientes casos:

Si el dolor es cada vez más intenso y duradero.

Si es extremadamente doloroso y diferente de otros dolores de cabeza que haya padecido.

Si la cefalea está acompañada por otros síntomas, como molestias en la vista, dificultades en el habla, disminución de la movilidad o sensibilidad de algún miembro de su cuerpo.

Si el dolor de cabeza aparece por primera vez después de los 50 años, puede ser signo de afecciones vasculares.

Cuando haya vómitos, mareos, fiebre, palpitaciones, o falta de aire

– Por Analía Severino
RBC Profesionales

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