Antes que nada a qué me refiero porque la Semiología, esencialmente, es un término usado en el campo médico referida a las sintomatologías clínicas.
De ella se dice: Wikipedia, “La semiología o semiótica es la disciplina que estudia el signo y aborda la interpretación y producción del sentido, pero no trata el significado (que es abordado por la semántica), ni las denominaciones, incluyendo en estas las verbales (estudiadas por la lexicología, la lexicografía y la onomástica) y las no verbales (que estudian la simbología, la iconografía y la iconología).
Esto es, analiza los fenómenos, objetos y sistemas de la significación, de los lenguajes y de los discursos y los procesos a ellos asociados (producción e interpretación). Toda producción e interpretación del sentido constituye una práctica significante, un proceso de semiosis que se vehiculiza mediante signos y se materializa en textos”.
Por qué hago alusión a esta disciplina tan específica y técnica, cuando en realidad deberíamos hablar de Sociología Política, pero es tan rampante (Reptar, deslizarse como los reptiles.) la estrategia Macrista, de decir /prometer/ofrecer, una cosa, socialmente importante y en los hechos hacer, descaradamente, otra. En su discurso inaugural dijo textualmente: “Señores jefes de Estado, representantes de delegaciones extranjeras, invitados especiales, autoridades de la Corte, señores gobernadores, miembros del Congreso reunidos en Asamblea; especialmente, queridos argentinos: hoy se está cumpliendo un sueño, termina una época completa sin violencias y esto, que parecía tan difícil, se hizo realidad. Por eso, hoy más que nunca, les tengo que decir que tenemos que ser optimistas respecto de nuestra esperanza y de nuestro futuro…”
Se abusa (se apropia) de términos y adjetivaciones que redundan esperanzas y expectativas. Prácticamente se apoya en principios religiosos, tal como si estuviera en el púlpito sacramental, dando su propia homilía. Continúa diciendo “Quiero reiterarles un mensaje de confianza, decirles que este gobierno que iniciamos hoy va a trabajar incansablemente los próximos cuatro años para que todos los argentinos, especialmente aquellos que más nos necesitan, al terminar, estén viviendo mejor.” …”Quiero agradecer a todos mis compatriotas porque los siento parte de un camino común y porque decidieron darme el honor de ser presidente. Yo voy a poner lo mejor de mí para que esa decisión beneficie a todos. Veo al país como un gran equipo conformado por millones de seres esperanzados y a ellos les ofrezco, agradecido, mi mejor esfuerzo” .
Hasta aquí todo perfecto, pero los dichos dejan muy mal parados a los hechos. La orden semiológica partidaria es acomodar las palabras-signos-significantes-significados-sentidos con mucha carga simbólica positiva, de manera de crear un estado ensoñación, absolutamente, mentiroso y perverso para las clases populares y del trabajo (incluido los vulnerables jubilados). Es muy fuerte la “grieta” en el discurso Macrista. Veamos cuáles son esas palabras: “queridos argentinos”: ¿Cuáles? ¿De qué clase social? , porque sus medidas económicas privilegiaron a los sectores, de por sí acomodados a las ganancias. ”Hoy se está cumpliendo un sueño”… ¿De quién? , ¿Para quiénes? Quizá en esa promesa “arrolladora” estará la Educación pública/La salud pública/El bienestar social; etc.
O sea, las maestras/los trabajadores/ los empleados públicos/los peones rurales/las empleadas domésticas y toda la franja de los sectores sociales con necesidades básicas. Precisamente, no. Sigamos con su caradurez (desfachatez): “La mayoría de los argentinos que votó por nuestra propuesta lo hizo basada en tres ideas centrales. Ellas son: pobreza cero, derrotar el narcotráfico y unir a los argentinos. Hablar de pobreza cero es hablar de un horizonte, de la meta que da sentido a nuestras acciones. Nuestra prioridad será lograr un país donde cada día haya más igualdad de oportunidades, en el que no haya argentinos que pasen hambre, en el que todos tengamos la libertad de elegir dónde vivir y desarrollar nuestros sueños”.
¿Pobreza cero? ¿Libertad? ¿Igualdad? ¿Elegir dónde vivir y desarrollar nuestros sueños? Estamos ante un discurso político, intencionalmente mendaz, con una abrumadora manipulación del inconsciente colectivo. Son términos que, históricamente, pertenecen a la ética social con propensión de las civilizaciones universales.
ENCANTAMIENTO SUPERFLUO Y ENGAÑOSO
Se falta descaradamente a la verdad. . Falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre. Qué cabe duda de que es un armado técnico-científico de burda manipulación: ” manipular»: (2. tr. Trabajar demasiado algo, sobarlo, manosearlo.3. tr. Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares.) Estas acepciones de sentido, se adecuan a la campaña electoral previa de esta derecha argentina, planificada para los efectos precisos del encantamiento superfluo y engañoso de los actuales gobernantes. No dudo que hay un entramado técnico-científico de persuasión colectiva. El resultado es el engatusado generalizado de los sectores populares que avalaron (por ingenuidad) estos dichos etéreos. Luego, por supuesto, los numerosos integrantes de las fuerzas neoliberales del país, que veían en el gobierno democrático los límites para sus negociados, refrendados en la ganancia irrestricta: “Todo para mí. El pueblo que se cague”.
Las desocupaciones masivas, los atropellos institucionales, la desmantelación de las estructuras científicas, los DNU al por mayor, la recuperación carnal con el Imperio Yanqui, la subordinación al capitalismo hegemónico, la devaluación en perjuicio del bolsillo de la economía doméstica, las actualizaciones de las facturaciones de los servicios públicos, siempre a favor de las Corporaciones y todos los atropellos que todavía están en la gatera, son ostensibles del engaño descomunal y el fraude gigantesco a que se sometió al pueblo argentino, que premió a los nostalgiosos de las desigualdades y las discriminaciones de clase social.
Aquellos compatriotas que no soportaron que clases de menor poder adquisitivo se sentaran en los mismos lugares de los ricos, accedieran a vacacionar en sus lugares exclusivos (a través de los programas de turismo social), pudieran comer rico como ellos. Me tocó presenciar con exultante alegría, cuando la horda de pobres ocupaba las mesas de los bares céntricos, pero ese fenómeno no se toleró. Ya estamos en el nivel sociológico-sicoanalítico de la Semiología Política, ese lugar donde lidera el inconsciente y sus formaciones y donde prima lo insondable del Deseo y los caprichos humanos.
Salta – enero 2016