Cuidar el medio ambiente, no son sólo palabras, son hechos concretos, unir gente, manifestarse, peticionar y sobre todas las cosas, denunciar al depredador, exponerlo al antisocial y molestar al político para que tenga más compromiso con la “Madre Tierra”.
En aquellos tiempos, hace diez años atrás, hablar o hacer alguna referencia al tema medio ambiente resultaba ser el relato de alguna película futurista en la cual la misma humanidad era la principal protagonista de un drama que ya había comenzado a despertarse.
Con tanta inquietud comencé a escribir unos ensayos sobre “Cambio climático comprometido”, sin embargo esos cambios a medida que fue pasando el tiempo, se volvieron arrasadores y hasta en cierta forma incontrolables, nuestro planeta comenzaba a mostrar síntomas más profundos de una enfermedad que en términos comunes se la podría llamar “ser humano”, principal plaga, protagonista de esta herida que atormenta y pone en riesgo la estabilidad misma de la supervivencia de nuestra raza.
Tanto fue el cambio que para aquellos ensayos, de los cuales pocos sirvieron, tuve que cambiar el título primigenio y pasó a llamarse “Cambio climático irreversible”, ya que estudios científicos determinan que en diez años a la fecha, hagamos lo que hagamos nada cambiará el rumbo de este profundo daño ambiental hecho al planeta y por ende a nosotros mismos.
Sabiendo de antemano hacia dónde vamos y las consecuencias que sufrirán las generaciones por venir, es que ponemos en nuestra mente un norte que involucra decisiones de vida y abre un espectro el cual dispone, por lo menos, tratar de inclinar la balanza, como? Haciendo un poco de concientización, contando, diciendo y actuando en consecuencia.
Ser ambientalista es meterse donde nadie te llama, es dar opiniones donde nadie las pide, hacer cosas que nadie hace…por el camino nos ganamos muchos enemigos, seguramente porque rompemos algunos esquemas, o algún negocio grande, el cual involucra destruir recursos naturales. Ser ambientalista es insistir a los que tienen el deber de cuidar a la madre tierra, en que cumplan con sus deberes.
El ser ambientalista no es una profesión, es una decisión de vida que involucra cuidar a los 7000 mil millones de vidas de nuestro globo terráqueo.
– El autor pertenece a la ONG Conciencia Ambiental Tucumán
concienciambientaltuc@hotmail.com