Asistir a una sala de Fisioterapia es una aventura equivalente a transitar una Peluquería de Damas, dado que se trata de relaciones humanas en crudo, sin interferencias ni frenos, propiamente, descargar tensiones de otros ámbitos.
Técnicamente, digamos, materializar la catarsis, sin recargo extra. Vale la pena hacer una breve reflexión al respecto: Catarsis (purificación) es una palabra descrita en la definición de tragedia (griega) como purificación emocional, corporal, mental y espiritual. Mediante la experiencia de la compasión y el miedo, los espectadores de la tragedia experimentaban la purificación del alma de esas pasiones.
Según Aristóteles, la catarsis es la facultad de la tragedia de redimir (o «purificar») al espectador de sus propias bajas pasiones, al verlas proyectadas en los personajes de la obra, y al permitirle ver el castigo merecido e inevitable de éstas; pero sin experimentar dicho castigo él mismo. Al involucrarse en la trama, la audiencia puede experimentar dichas pasiones junto con los personajes, pero sin temor a sufrir sus verdaderos efectos. De modo que, después de presenciar la obra teatral, se entenderá mejor a sí mismo, y no repetirá la cadena de decisiones que llevaron a los personajes a su fatídico final.
Pero vamos al grano, ya que no se trata de una obra dramática griega, sino de mi grato pasaje por la sala de la Licenciada Mercedes.
FISIOTERAPIA ACTIVA
La Licenciada Mercedes domina, no sólo las técnicas específicas de su especialidad, sino también el arte de la convivencia, prodigando su vitalidad y conocimiento, a cada uno de sus pacientes. La gracia de las sesiones radica, precisamente, en que se borra esa huella indisimulable de nuestra condición de “pacientes”, o sea potenciales enfermos en ciernes. Pasemos a ellos puntualmente:
Carlos, es un viejito que anda apenas con su humanidad, pero su cualidad (a pesar de los 80 arriba) es hacer alarde de una “supuesta” potencia sexual, admirablemente conservada con el transcurso de los años. Vocifera (con la anuencia de Mercedes) de tales atributos ante las ancianas que concurren a la sala, tan vencidas como el propio Carlos. Convengamos que esa infantil afirmación lo embarga de una inusitada felicidad, que le estimula sus ganas de concurrir, diariamente, a la terapia. La de Roberto, ya es otra situación, porque camina ayudado de un andador, por lo que vocea que se está preparando para una competencia aeróbica; no obstante de estas risotadas iniciales, contó a sus ocasionales compañeras, todos los pormenores de su derrame, que lo obligaron (estando solo) en su casa a arrastrarse hasta que fue auxiliado. Dora, llega secundada por su hija, pero siempre precedida de un excelente humor, a pesar de los achaques, lo que da una vez más, la pauta, de que las mujeres están mejor preparadas para la vejez. Puedo nombrar también a Sara, sorda como una tapia, pero deseosa de seguir en la lucha. Y así sucesivamente.
Precisamente, esta es la enseñanza de la vida, intacta en las viejas (no así en los viejos), que es necesario Resistir a las inclemencias del destino para llegar a una muerte relajada. Y a esto, bastante colabora nuestra Licenciada Mercedes.
LA CLAVE
El secreto escondido de todo esto es que los seres humanos, somos seres de cariño, somos necesitados, inexorablemente, del afecto de los demás. La necesidad de cariño es una necesidad primaria, imprescindible para la supervivencia de un ser vivo y que no puede ser sustituida o satisfecha por ningún otro recurso disponible. Por ejemplo, para la inmensa mayoría de los seres vivos, el oxigeno es una necesidad primaria, es decir, que sin una determinada cantidad de oxigeno disponible no podemos sobrevivir. El oxigeno no puede ser sustituido por ningún otro gas o sustancia. Además del oxigeno, los seres vivos tienen varias necesidades primarias que, en general, son conocidas por todos. El calor, el alimento y el agua, además del oxigeno, son necesidades primarias de la mayoría de seres vivos. Sin alguno de estos elementos o con una cantidad insuficiente de alguno de ellos, un ser vivo no puede sobrevivir. Algo parecido acontece con el amor.
Para saber si un recurso satisface una necesidad primaria debemos ser capaces de observar que su ausencia, por debajo de un cierto límite, produce inevitablemente la enfermedad y la muerte de un ser vivo. El amor/el cariño/los mimos no pueden sustituirse por ninguna otra cosa, es decir, que no es sustituible. El afecto (o sus expresiones similares, como son la ternura/el cariño), se convierten, en todas las etapas de la vida, en un ingrediente ineludible en la sobrevivencia, y en este punto juegan un papel primordial, el grupo familiar, más aún cuando se trata de ancianos (pero no es excluyente de esta edad).
Curiosamente, en las acepciones del diccionario, el término tiene una base gramatical masculina y la transcribo a título de curiosidad: “afecto sustantivo masculino. Apego, inclinación, afición, amistad, cariño, afección, amor*
«El afecto es una disposición benévola en favor de un objeto determinado; el cariño tiene más intensidad que el afecto; el amor se distingue por una acción más general en todos los sentimientos, por una energía que llega a convertirse en pasión. El afecto y el cariño se asocian con la tranquilidad del ánimo; el amor con la turbulencia de los sentidos, con la ansiedad y con los celos. Los dos primeros [afecto y cariño] se someten más fácilmente a la razón que el último [amor]. El afecto y el cariño aspiran al bienestar del objeto; el amor aspira a la satisfacción de un deseo, a la posesión exclusiva del objeto amado. El cariño y el afecto emplean servicios, esfuerzos y halagos; el amor llega hasta la abnegación y el sacrificio.» José Joaquín de Mora
– Con la intención de dar un final a esta agradable experiencia de acomodar mis cervicales, quiero conciliar con los lectores, la importancia para nuestra salud mental, de la existencia de estos refugios del alma y la necesidad de alimentar nuestro ego, constantemente con muestras de demostración.-