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domingo, noviembre 24, 2024

Sumalao, el cristo moreno de los pobres y la mula taimada

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Hoy lunes es día de remates y de levantar las carpas y las tiendas. La fiesta pasó y dejó su reguero de anhelos, sus montañas de basura y su velerío chorreado junto a un muro. El Cristo moreno y huesudo se quedará solo. El año que viene volveremos…

Nadie quiere ir. A nadie le interesa. Es que esta fiesta no parece atraer a gentes urbanas de clases medias. Es una fiesta del pobrerío, de jóvenes de ciudad también, que marchan a pie los 37 kilómetros que hay entre la ciudad de Salta y el paraje de Sumalao.

«No, andá vos nomás, yo no voy» me dice cada familiar y cada amigo al que le pido ¡vamos a Sumalao, che, que es una cosa bien interesante de ver, tanta gente, tanta fe, tanto mercachifle y velerío!

No hay caso. Igual voy en la tarde del domingo, cuando la fiesta ya comienza a apagarse. Lo mejor ya pasó: el sábado a la noche, con el arribo multitudinario de peregrinos, la procesión del mediodía.

Pero es como un destino: ir cuando los otros ya están volviendo ayuda a recoger las huellas y entender el enigma de los que saben porqué van y porqué vuelven…

Lo que es tener suerte. El remisero que me lleva por cuatro pesos conoce la fiesta desde siempre. «Habré ido ya en el vientre de mi madre, seguro», cuenta Ezequiel Sayago, de 32 años, que maneja un remis que une La Merced con Salta. Su familia es de la zona, tienen una finca ahí.

Cuenta Sayago que dice la leyenda que una mula que llevaba la imagen del Cristo al Perú se plantó ahí, en Sumalao. No quería seguir. Entonces se interpretó que el Cristo quería quedarse ahí y le hicieron la capilla y se creó la devoción y la fiesta.

Hace añares de eso. Sumalao -dice Ezequiel- era un punto de encuentro de comerciantes de mulas de toda la región. Venían de Chile, Perú, Bolivia, Paraguay. Todos los años se hacía una gran feria de intercambio y compraventa de mulas.

Ahora en la feria se vende de todo, juguetes, mantas, comida. Un joven vende un frasquito con remedio para los hongos. Otro señor vende un horóscopo que entrega en un papelito por un peso… También hay mucha diversión para los chicos, que pueden subirse a una llama, largarse de un resfaladero o girar en una rueda gigante.

«Antes había hasta baile, fijesé, pero luego los curas lo prohibieron» cuenta Sayago. Y dice que la procesión con el Cristo llegó a pasar por el medio de las parejas que estaban bailando.

Parece que era gauchesca la cosa y corría mucho alcohol y había muertos y heridos en las grescas que se desataban. Ahí nomás los enterraban a los que morían acuchillados en el frenesí del jolgorio, porque hasta un cementerio había.

Ahora, dice Sayago, hay muchos ladrones que vienen a robar, y es frecuente que salten de los matorrales en la oscuridad para asaltar a peregrinos que llegan caminando en la madrugada.

Este año -comenta el comisario Cayo- no hubo más que un herido de arma blanca en una mano, dos denuncias por robo de carteras y unos 15 pungas detenidos. El jefe policial dice que la prohibición de venta de alcohol ha mejorado el ambiente de la fiesta, a la que concurren muchas familias, con mujeres y niños. Calcula que en el momento pico de la festividad -la procesión del mediodía del domingo- habría en el lugar unas 15.000 personas.

Este fin de semana fue la fiesta grande. El anterior fue la fiesta chica, en la que se reunieron santitos y virgencitas traídas por 200 misachicos.

La Municipalidad de La Merced organiza y la familia Huerga, propietaria de la finca, aporta la parte de su propiedad privada y sagrada. Los ingresos por cobro de estacionamiento y alquiler de espacio para las tiendas deben alcanzar un monto muy interesante…

jpg_cristo.jpgEl Cristo de Sumalao es una imagen pintada sobre tela que muestra un hombre moreno, que parece pender sobre un abismo negro porque no se divisan los maderos. En la parte inferior, a la izquierda está su madre y a la derecha su amado Juan.

El cuadro tiene unos 2,20 metros de alto por 1,80 de ancho. Está cubierto por un vidrio y rodeado por un cuadrado de madera maciza de unos 10 centímetros de ancho repujada en orlas ornamentales. En la base que sostiene el cuadro, a los costados, hay dos ángeles tallados en madera.

La corona de espinas del Cristo, las argollas que sostienen sus muñecas y el cinto que sujeta un calzón que le llega a las rodillas son apliques de plata que forman como bajorrelieves muy notables.

Los devotos pasan frente al Cristo, tocan la base de la imagen y se persignan.

Hay otra imagen viviente que es para ver y emocionarse incluso si uno no tiene dios ni religión: el momento en que llega el anochecer y el muro con centenares de velas lanza sus pequeños fulgores que ponen rojizas las caras de los fieles que prenden una y otra vez velas y más velas.

«¿Qué es Sumalao? ¿Es comercio, es fiesta, es tradición o es fe?», le pregunté a Ezequiel Sayago. «Y… es un poco de todo eso», me contesta.

Está incluso el que viene como en un paseo dominguero. Por curiosidad. Como yo.

Imágenes:

– Foto de Portada: Agencia Informativa Católica Argentina

http://aica.org/index.php

– Cuadro del Cristo de Sumalao: Salta Guia

http://www.saltaguia.com/sumalao.htm

– Un video de la Fiesta de Sumalao en youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=pnPiiyMfqV4

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