La llamada “Música Antigua” se ubica entre los años 1000 al 1600 o sea el extenso período de seis siglos que viene desde la Edad Media hasta el Renacimiento, un lapso no tan conocido por músicos y público en general, previo a los más identificados Barroco, Clásico y Romántico en adelante. En ese lapso aparecieron apellidos ilustres que se oyen hasta nuestros días como el sacerdote francés Guillaume de Machaut, el italiano Giovanni Pier-Luigi da Palestrina o el sacerdote español Tomás Luis de Victoria.
Salta, viernes 20, sábado 21 y domingo 22 de setiembre de 2019. Capilla María Auxiliadora. Basílica Menor de San Francisco. Cuarto Festival Internacional de Música Antigua. Director Artístico maestro Jorge Lhez. Ensamble de Flauta y Cuerdas. David Castelo (flauta). Grupo Instrumental Antiqua Camera. Ashley Solomon (flauta). Coro Arakaendar. Auspicio de la Municipalidad de Salta. Organización de la Escuela de Música de la Universidad Católica de Salta.
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En esos tiempos la música tenía estrecha relación con lo sagrado y paulatinamente se fue dejando de lado la monofonía para ingresar en el campo polifónico tanto para voces cuanto para instrumentos. Luego de la reforma protestante del siglo XVI, los militantes de ella destruyeron tanta música usada en los templos católicos que de solo pensar en ello inmediatamente surge la idea de que lo que quedó en pié es solo una parte de lo producido por los compositores de la época.
En realidad es apasionante internarse en este mundo sonoro y es por eso que es necesario aplaudir el empuje dado por la Universidad Católica de Salta a su departamento de música antigua, verdadero motor del Cuarto Festival Internacional que en esta oportunidad trajo inimaginables sorpresas. Como lo dice el epígrafe, el festival duró tres intensos días iniciándose el viernes 20 con el Ensamble de Flauta y Cuerda integrado por el apasionado David Gomez García, la ascendente Zaira Olivera Hoyos (flautas), los meritorios jóvenes Nicolás Tolaba (guitarra y vihuela) y Pedro Del Val (violonchelo).
Luego vino el solo de David Castelo (flauta) originario de Fortaleza (Brasil), artista importante del vecino país que trajo la información de Ryohei Hirosi, compositor japonés que escribió entre otras, “Meditation”, con lenguaje de avanzada contemporaneidad, una queja lamentosa no carente de los misterios típicos de oriente. El cierre fueron para el grupo instrumental con páginas de Georg P. Telemann y Johann Shickhart, este último un alemán que hasta llegó a formar parte de la orquesta que había armado Johann Sebastian Bach. En esta última obra hizo su presentación la que luego sería la figura mas importante del festival, el flautista Ashley Solomon, director del Instituto de Interpretaciones Históricas del Royal College of Music, establecimiento que se encuentra a metros del Royal Albert Hall frente al famoso Hide Park en Londres.
La segunda jornada fue para cuatro obras instrumentales del Barroco de autores como el francés Joseph Bodin de Boismortier, uno de los primeros compositores independientes en la historia de la música, el italiano radicado en Holanda Pietro Locatelli y los alemanes Georg Frederic Haendel y Johann Sebastian Bach.
Es oportuno mencionar la integración del ripieno que tuvo activa participación en los días del festival: Martín Cardinali (que atraviesa una etapa de gran progreso en su arte), Nicolás Atampiz, Lucio Luis, Sofia Pilliteri (con su violín construido por el luthier tucumano Carlos Del Lungo de excelente sonido), Eliana Puertas y Carla Barro (violines); Mariel Leloutre y Mauricio Torres (viola); Eugenio Bucello y Martín D’Elía (violnchelos); Juan Aguirre Sabao (contrabajo); David Gómez García (flauta); Antonio Aray (fagot); Nicolás Tolaba (vihuela) y Jorge Lhez (elogiable director de la escuela local, clave y órgano). Haendel y Bach fueron dirigidos por el estupendo flautista inglés Ashley Solomon que alcanzó la cima de la noche en el segundo movimiento del Concerto Grosso de Haendel y en la Suite nº 2 de Bach, espacios sencillamente maravillosos ejecutados y conducidos por este magnífico artista que generosamente vino hasta nuestra ciudad.
La sorpresa vivida en este segundo encuentro fue el estreno del clave restaurado por el notable luthier Amado Cadena Ramos radicado en la vecina Tarija (Bolivia).
Finalmente llegó la tercera y última noche del festival. Apareció el Coro Arakaendar fundado en el 2005 para cantar la música antigua de los Archivos Musicales de la región chiquitana, Bolivia que guarda el repertorio barroco de las Misiones. Coro de gran valor en tanto sus integrantes son elegidos luego de audiciones exigentes y se someten a la dirección de conductores invitados. Sin embargo hay un llamado director principal nada menos que el maestro Ashley Solomon. Cuando hablo de la misiones me refiero concretamente a los jesuitas y también franciscanos que dejaron testimonios de todo tipo, escritos, musicales, instrumentales, etc. de inapreciable valor para nuestro tiempo.
Toda esta monumental guarda, tiene un responsable: el sacerdote polaco doctor Piotr Nawrot, musicólogo, investigador que descubrió y transcribió la mayor parte del Archivo Musical de Chiquitos en el que es posible encontrar los originales de composiciones de Doménico Zípoli y otros, que, además, tuvo la deferencia de participar del festival.
La región de Chiquitos albergó todo este movimiento entre los siglos XVII y XVIII y son un legado valioso como lo es la majestad de sus templos que no solo han sido distinguidas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO sino que siguen siendo los templos que usan lugareños y visitantes para sus oraciones al Señor.
En esta tercera noche vuelve a tomar vigencia la figura sencilla del maestro luthier Amado Cadena Ramos pues es quien construyó el órgano artesanal que se estrenó esta noche y que es propiedad de la Escuela de Música de la Universidad. Pertenece a la familia de órganos portátiles en los que se emplea con sabiduría las técnicas de fabricación empleando maderas de cedro, pino, quina, roble y pieles de cabra, oveja y res.
El órgano descripto, más el excelente ripieno Antiqua Camera, más el coro Arakaendar, afinado, potente, de buena técnica coral, todos conducidos por el maestro Solomon, pasearon su arte por páginas del repertorio anónimo de Chiquitos, y páginas de Ennio Morricone (recuérdese la película La Misión), Jan Josephh Ignaz Brentner, Doménico Zípoli mas la Missa II de Giovanni Bassani.
Pienso que el festival no solo ha servido como información inapreciable para el diletante interesado, sino que ha permitido abrir sus puertas a la juventud de jóvenes músicos como Zaira Olivera Hoyos, Pedro del Val y Nicolás Tolaba, para señalar los mas jóvenes, que han tenido la infrecuente oportunidad de compartir escena con figuras consagradas y de asltisimo valor artístico como David Castelo, Ashley Solomon, David Gomez García entre otros nombrados más arriba.
Últimas palabras para destacar los méritos del maestro Jorge Lhez, director artístico del Festival, tal vez uno de sus principales organizadores a quien las autoridades, el claustro universitario, los músicos y el público que colmó cada presentación le debemos no solo el placer auditivo sino también la posibilidad de apreciar en vivo a figuras del arte sonoro como las que tuvimos la fortuna de ver y escuchar.