El lento pulular de las sucursales Macro, ayuda tremendamente a desagotar la congestión que borbotea en la casa central… En realidad, últimamente, todo el microcentro salteño borbotea nauseabundamente.
Comenzando por la buena diremos que el lento pulular de las sucursales Macro, ayuda tremendamente a desagotar la congestión que borbotea en la casa central…en realidad últimamente todo el microcentro salteño borbotea nauseabundamente.
Es bueno que la asidua clientela de la banca más relevante de la provincia recurra cada vez con mayor frecuencia a estos locales que son del todo aprovechables ganando tiempo en la frágil comodidad de las sillas de espera o en las colas que resultan terminables a corto plazo. Estas son por ejemplo las sucursales de la Terminal, San Juan y Pellegrini, Centro Cívico, IPDV, Grand Bourg y todas aquellas que resultan medianamente alejadas de la zona céntrica; otras contribuyen a la densidad subhumana del casco céntrico de la ciudad sumándole más al desorden metropolitano en la zona.
Si bien en el Macro en general y en la casa central en particular se puede verificar un esfuerzo por modernizar los locales para agilizar la atención monetaria, resulta incomprensible que en la central, sobre todo, no exista atención diferenciada de la clientela, es decir, una mujer embarazada o una persona con alguna dificultad física igualmente debe esperar como todas las demás…claro, en realidad los billetes son los mismos en manos de todos pero no todas las manos son las mismas.
La atención a los clientes no sólo se realiza a través del joven personal especializado sino también, con la colaboración del personal de seguridad que si bien se esfuerzan en dilatar su rol que en realidad debiera ser estrictamente para brindar seguridad a los clientes y luego a la entidad crediticia, muchas veces obran como si fueran los dueños del banco o simplemente con apatía.
En definitiva, señores empresarios en general: priorizar el capital y el lucro por sobre la persona es una manera de bajonear la dignidad de las personas por más tecnologías y sistemas modernos de circulación y atención que pongamos para viabilizar al consumidor, al cual jamás debe confundirse por un transportador de ganancias a sus bolsillos, sino que siempre debe priorizarse la persona y su bien. De lo contrario, colaboramos para una mayor deshumanización que ya de esto estamos PODRIDOS.
Atte. MarGar
Una MACRO macana
las cuotas del IPV en el unico lugar que se pueden pagar es en macro… y siempre hay colas insuperables… un desastre el macro y el IPV que no pone otro medio de pago
Una MACRO macana
el macro es una mierda… colas insuperables para pagar, para sacar, para cobrar, para todo…