El gobierno de Salta sobrevalúa el precio de productos que adquiere por compras directas. Abonó, por ejemplo, en compra mayorista $ 5,60 cada rollo de papel higiénico que se paga en el mercado minorista $ 2,24. La misteriosa «Distribuidora Salta».
En una investigación para el semanario Cuarto Poder la periodista Melina Sola afirma que existen sobradas sospechas que Urtubey paga sobreprecios en productos que compra sin licitación. Y pone como ejemplo que el 3 y 4 de noviembre el gobierno de la provincia realizó once compras directas de diferentes productos con destino al Ministerio de Desarrollo Humano. No sólo algunos precios son excesivos, sino que llamativamente todas las compras fueron realizadas en el mismo comercio: «Distribuidora Salta», un negocio que no es más que un galpón y donde ni siquiera hay un mostrador para atender al público.
Mientras cualquier ama de casa, aún quejándose de la inflación, paga $ 2,24 el rollo de papel higiénico doble hoja y de primera marca, la provincia abonó $ 5,60 por cada uno. La cifra se desprende de la publicación en el Boletín Oficial de la adquisición de 1.000 rollos de papel higiénico a un costo de $ 5.600, destinados a «ayuda social directa».
Otra de las compras aparentemente sobrevaluadas es la adquisición de 350 bidones de 5 litros de desinfectante, por la que se gastó $ 18 mil. Una cuenta sencilla -explica Sola- permite determinar que por cada unidad el Estado erogó $ 54, mientras que debiera haber pagado aproximadamente $ 8,5 por cada bidón, según los precios del mercado.
También a comienzos de mes se compraron con destino al mismo Ministerio 320 juegos de sábanas, 2.100 potes de alcohol en gel, 500 conjuntos joggins, 1.000 resmas de papel A 4, 200 chapas galvanizadas, 5.5000 paquetes de azúcar, 1.500 cajas de leche en polvo, 1.700 frascos de repelente y 120 rollos de plástico de 200 micrones. Todos estos productos fueron adquiridos en el mismo local, ubicado en la Avenida Parauay al 1.800, un lugar que dista de ser un comercio ordinario.
En el curso de la investigación la periodista visitó el local haciéndose pasar por clienta. Encontró un frente de rejas, sin ninguna puerta abierta. Al tocar un pequeño timbre no muy visible fue atendida por una persona que la condujo hasta el interior del comercio, que no es más que un galpón donde se apilan bolsones y una pequeña oficina donde se encontraba la apoderada. La mujer afirmó que el negocio no está a su nombre, pero que es una de las dueñas. Dijo que generalmente no efectúan ventas al público, pero a pesar de ello podían en algún caso hacerlo.
Hasta aquí esta interesante investigación
Nosotros preguntamos ¿Es este un caso de ultratransparencia en el gobierno del Opus Dei? ¿Cumple el gobierno católico con el mandamiento no robarás? ¿Son sospechas equivocadas que con celeridad se disiparán con una explicación oficial oportuna e irrefutable? ¿Se está recaudando por izquierda para la campaña electoral? Si es otro caso de corrupción en el gobierno de Urtubey, sería bueno que se interese algún fiscal y tome la investigación periodística como notitia críminis. Claro, no parece tener la envergadura de una Ciénaga, al lado de la cual esto parece un robo hormiga. Pero por goteo también se forman lagunas. Y como dice la periodista autora de la nota: Sospechoso, ¿no?
