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viernes, abril 26, 2024

Ya llega el gran cierre del Festival Salta Jazz 2016

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Desde las 20 horas se abrirán las puertas del Teatrino para la fiesta final. Muestra audiovisual “ORILLAS” del artista Keko Ferro compuesta por 12 fotos con producción musical propia de artistas de relevancia Nacional para acompañar cada imagen.

Como cada año, Salta Jazz tiene preparado un cierre de lujo. Inicia en el Teatrino el próximo martes 29 de noviembre a partir de las 15.30hs con la última clínica internacional con el grupo “Tamarindo Trío” compuesta por Tony Malaby (Saxo) william Parker (Contrabajo) Jt. Bates (Bateria). Este Taller/Clínica está basado en métodos de improvisación y composición, sin dejar de lado los exquisitos diálogos que se intercambian con los participantes Es un Taller Grupal instrumental recomendado para todas las personas dedicadas al arte, no hace falta ser músico.

Desde las 20 horas se abrirán las puertas del Teatrino para la fiesta final. Muestra audiovisual “ORILLAS” del artista Keko Ferro compuesta por 12 fotos con producción musical propia de artistas de relevancia Nacional para acompañar cada imagen.

En el escenario abre el show el trío local compuesto por Dario Moksha, Eugenio Tiburcio y Martín Misa, formado hace dos años con composiciones propias. Actualmente los músicos se encuentran grabando su 1er disco. La presentación estará acompañada por “Allá Ellas”, grupo de artistas plásticas formado por Silvia Katz, Gabriela Zanandrea, Virginia Montaldi, María Laura Buccianti quienes llevarán a cabo “A cuatro manos” dibujos ejecutados en vivo y proyectados en simultáneo sobre los músicos en armonia con sus melodias y plasmando la improvisacion del jazz en otro género artístico.

Finalmente la programación concluye con Tamarindo Trio, banda invitada desde Nueva York que nos trae a nuestras tierras la vanguardia del jazz del mundo. Las entradas se encuentran a la venta en autoentrada.com o en sus sucursales en el Shoping, el Teatrino y Teatro del Huerto. Cupos Limitados.

Tamarindo. Es uno de los proyectos más intrigantes y compactos del saxofonista Tony Malaby. Su riqueza melódica y su enfoque musical siempre arriesgado y enemigo de las convenciones han servido para establecer a Malaby como una de las voces fundamentales del jazz neoyorquino desde hace por lo menos veinte años. Sus discos solistas para el sello Arabesque titulados Songlines y Sunnyside habían exhibido lo que parecía un pico en la capacidad autoral e interpretativa de Malaby, pero Tamarindo va más allá. Este trío resulta ser un compendio de detalles audaces exquisitos, emoción inesperada y brillantez compositiva, rotundamente iconoclasta. El saxofonista, un aventajado heredero de Coltrane o Archie Shepp, acaso por su mezcla perfecta de pasión desembozada y habilidad técnica, agrega a su tenor el saxo soprano, que dobla en varios pasajes de extraña belleza extrayendo sonidos que parecen salidos de una flauta. William Parker (bajo) despliega tras de sí una estela legendaria, forjada en el elegante balance de su capacidad para introducir detalles armónicos y rítmicos, así como de sus recorridos que van de hipnóticos ostinatos a sus tonos altos, tocados con arco. Completa el trío nada menos que JT Bates (batería), músico sagaz e inquieto oriundo de la rica escena musical de Mineápolis de los 90, de la que fue uno de sus más tenaces representantes.

William Parker, Legenda del Jazz, Este bajista extraordinario criado en el Bronx, Nueva York, representa una de las formas más persistentes del avant-garde de la ciudad desde por lo menos los años 90 en adelante, una época marcada por la reticencia de la crítica a la hora de reconocer las formas de música más moderna y arriesgada. William Parker fue acaso el mayor catalizador de la escena musical de entonces. El grupo de inveterados improvisadores llamado Collective, fundado por Parker, su esposa bailarina, el baterista Jackson Krall y el pianista Mark Hennen representó una rotunda combinación de free-jazz con otros tipos de performance espontánea como la danza o la actuación. El estilo de Parker como bajista exhibe una técnica formidable aunque poco convencional. Al revés de tantos contrabajistas, Parker no recibió una formación de música clásica, aunque se dedicó a estudiar a conciencia con algunos de los más refinados ejecutantes de jazz de los 60 como Jimmy Garrison, Richard Davis y Wilbur Ware. En 1995, después de años de circular como una fuerza secreta, lejos de la consideración pública, saca su primer proyecto como líder de orquesta (otra de sus especialidades) llamado Flowers Grow in my Room, que lo lleva a girar por el mundo. Parker es también teórico y autor de varios libros y se ha erigido como una de las figuras destacadas de la escena de Nueva York en la actualidad.

Tony Malaby, Influido por artistas que van desde John Coltrane y Archie Shepp a Roscoe Mitchell, Tony Malaby es un notable saxofonista con habilidad suficiente para sentirse cómodo en las aguas del avant-garde, como pueden certificar algunos de sus trabajos y colaboraciones, y también en el post-bop mucho más mainstream y reconocible al oído. Nacido en Tucson, Arizona, Estados Unidos, en 1964, Malaby hace su primer viaje a Nueva York en 1990, donde estudia en el William Paterson College en Nueva Jersey. Conoce luego al organista Joey DeFrancesco, que lo contrata para tocar en su banda durante un año. Los primeros 90 lo encuentran colaborando con algunos de los miembros de la ex banda de Charles Mingus y con Marty Ehrlich, quien lo ficha en un grupo que incluye a Michael Formanek en bajo y a Tom Rainey en batería. Este grupo marca a fuego el comienzo de una larga relación con Formanek y Rainey, dupla con la que se presenta incansablemente durante toda la década del 90. El primer álbum del saxofonista sale a la luz en 1993, cuando Malaby y el trombonista Joey Sellers graban Cosas para el sello 9Winds. Ha grabado con su grupo Tamarindo y es un acompañante incondicional y dedicado de algunos de los más inteligentes artistas de jazz de esa porción nada desdeñable de la escena neoyorkina actual que ayudó a crear.

JT Bates, Baterista de excepción, JT Bates ha sido parte ineludible, tremendamente influyente, de la escena musical jazzística de la ciudad de Minneapolis desde los años 90 hasta hoy. Después de pergeñar el ciclo de jazz experimental Fat Kid Wednesdays, que se llevaba a cabo en las noches del Turf Club’s Clown Lounge, Bates ha estado sentado detrás de los tambores tocando para un notable desfile de las bandas más innovadoras y audaces del área de influencia de esa ciudad, incluidas Alpha Consumer, Marijuana Deathsquads, Andrew Bird, Coloring Time y Dead Man Winter. El baterista mantiene vivo el formato libre y descontracturado de los días del Clown Lounge con las apariciones semanales de su grupo JT’s Jazz Implosion en el boliche Icehouse. Bates empezó tocando la batería y “aporreando” el piano a los 7 años incentivado por su padre. La variopinta suma de talentos y habilidades de Bates como músico y agitador cultural deriva en la salida de su disco debut como solista llamado Open Relationships, una generosa muestra de cruza de géneros lanzada por el sello local de avant-garde Totally Gross National Product que destila energéticas colaboraciones entre el baterista y sus músicos. Bates es capaz de llevar sus vibrantes composiciones y el talante intrépido de su estilo rítmico a un lugar único.

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