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domingo, noviembre 24, 2024

7 grandes ecologistas

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Aquí reunimos siete ideas, junto con las historias de los empresarios y emprendedores que tratan de hacerlas realidad, conciliando el negocio con la responsabilidad social.

En la primera protesta del Día de la Tierra, en 1970, Margaret Mead, antropóloga estadounidense y pionera ambientalista, hizo un llamamiento: «Tenemos que aprender a atesorar esta Tierra como algo frágil, sólo hay una, es todo lo que tenemos. Debemos usar nuestro conocimiento científico para corregir los peligros que surgieron de la ciencia y la tecnología». Remontándonos a esos primeros años —mucho antes de que empezáramos a manejar autos híbridos, y los políticos comenzaran a usar palabras como «sustentabilidad» y «huellas de carbono» para ganar las elecciones—, Mead y sus camaradas del Día de la Tierra eran un grupo marginal. ¿Ella se sorprendería de ver cuánto se popularizó el movimiento ecologista? Probablemente no. Después de todo, ella dijo una vez: «Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos considerados y comprometidos puede cambiar al mundo». Todo lo que se necesita es una gran idea. Aquí reunimos siete de ellas, junto con las historias de los empresarios y emprendedores que tratan de hacerlas realidad, conciliando el negocio con la responsabilidad social.

UNA HAMBURGUESA MÁS VERDE

¿Quién diría que las hamburguesas podrían estropear al planeta? Eso es lo que los ambientalistas dicen que está sucediendo, a medida que los ganaderos arrasan con la selva brasileña y sus vacas emisoras de metano contaminan la atmósfera con gases de efecto invernadero. Nadie ha sido tanto blanco de la ira ambientalista como Blairo Maggi. Aunque es conocido como un magnate de la soja, Maggi se volvió el mejor amigo del bife cuando fue dos veces gobernador de Mato Grosso, el estado fronterizo con los mayores rebaños de Brasil, y que ha ayudado a convertir a esa nación en el exportador número uno de carne de vaca. Pero este desarrollador, que en 2005 ganó el premio Sierra Mecánica de Oro de Greenpeace (a los que más destruyen el ambiente) por el caos que ocasionó en el Amazonas, se volvió el último amante de los árboles en Brasil. La conversación en el campo de Maggi gira alrededor del «desarrollo sustentable», los «créditos de carbono», la «deforestación evitada», y la carne ecologista. Después de firmar una moratoria en 2006 a la venta de soja cosechada en tierras deforestadas recientemente, en 2009 Maggi extendió la prohibición a la carne bovina del Amazonas. También ha instado a los rancheros y a los grandes empacadores de carne de Brasil a que depuren sus actividades, e incluso está usando satélites para monitorear la deforestación y quema ilegal de bosques. ¿Por qué Maggi cambió de opinión? Es un negocio inteligente. «Todo el mundo ha llegado a la conclusión de que los bosques deberían valer más de pie que derribados», suele decir. «Pero a los granjeros se les debería pagar por ello».

– Mac Margolis

INVERTIR EN LO IMPROBABLE

Dicen que un gran riesgo trae una gran recompensa. Sólo pregúntele a Vinod Khosla, el cofundador de Sun Microsystems que se volvió el capitalista de riesgo más aclamado de Silicon Valley. Hoy día, Khosla está apostando en incipientes compañías de tecnologías verdes, con un fondo de capital de riesgo por US$ 1.000 millones llamado Khosla Ventures. «Me gustan las tecnologías que tienen un 90 por ciento de probabilidades de fracasar», dice. «Porque un 10 por ciento de probabilidades de recuperar 100 veces tu dinero es mejor que un 80 por ciento de probabilidades de duplicar tu dinero». Él cree que los grandes avances empiezan con ideas tremendamente improbables; él las llama «tecnologías tipo cisne negro» (una referencia a la teoría de Nassim Nicholas Taleb sobre lo azaroso e impredecible de los grandes eventos). La bandada de Khosla incluye inversiones en compañías incipientes de tecnología para baterías como Recapping y Pellion, las que describe como «unas cosas realmente a largo plazo en almacenamiento de electricidad, algunas de las cuales ni siquiera son baterías realmente». También invirtió en una compañía llamada Solum, que desarrolla una herramienta de medición que permitirá a los granjeros usar menos fertilizante, con lo cual se reducen los residuos dañinos de nitrógeno. «Éstas son ideas desmedidas y excéntricas» que podrían tardar de 10 a 15 años en dar frutos. Pero afortunadamente, él puede costearse su paciencia.

– Daniel Lyons

EL HUMO QUE SE CONVIERTE EN ROCAS

Hablamos mucho sobre reducir el dióxido de carbono, gravarlo, eliminarlo. Pero se puede argumentar a favor de mantener el CO2. Calera, con oficinas en Los Gatos, California, ha desarrollado un proceso que toma el CO2 de una planta de energía con chimeneas y lo convierte en cemento. La tecnología reduciría el CO2 de dos maneras: primero, disminuyendo notablemente las emisiones de las plantas de energía y, luego, sustituyendo a las fábricas existentes de cemento, una de las principales generadoras de dióxido de carbono. «Eso es lo bueno de esto», dice Randy Seeker, el director de tecnología de Calera. «Matamos dos pájaros de un tiro». El enfoque de Calera fue pergeñado por Brent Constantz, un profesor de ciencias de Stanford que estudió cómo los arrecifes de coral se forman en la naturaleza (el dióxido de carbono se mezcla con el calcio para formar carbonato de calcio) y luego halló una manera de imitar el proceso. Calera tiene una planta piloto funcionando en California, y otra programada para inaugurarse en Wyoming el próximo año; la meta es tener plantas comerciales funcionando para 2013 o 2014. Sin embargo, hay algunos grandes obstáculos: si Estados Unidos no impone una legislación que presione a las plantas de energía a reducir sus emisiones de carbono, esas plantas probablemente no le paguen a alguien como Calera para que mantenga limpias sus chimeneas.

– Daniel Lyons

ATRAPAR UNA OLA

Más del 70 por ciento de la superficie terrestre está cubierto por agua, la mayoría de ella en los océanos que se agitan y chocan entre sí con una energía acumulada. ¿Qué tal si se pudiera aprovechar esa energía? Como han descubierto muchos inversionistas verdes con el paso de los años, atrapar una ola no es una empresa fácil, porque los océanos son tan duros con el equipo y la energía producida es costosa. Ahora, gracias (irónicamente) a las grandes petroleras, la cosecha de los mares es factible. La búsqueda de petróleo y gas enterrados en las profundidades del océano y las capas de hielo polares ha proveído una nueva generación de materiales y equipo que pueden soportar la sal, los vientos huracanados, las olas gigantescas, la presión aplastante del agua y el choque térmico. Hace un año, 10 firmas energéticas obtuvieron luz verde para establecer granjas de olas y mareas fuera de las costas de Escocia, con planes de generar suficiente energía para abastecer 750.000 hogares para 2015. Plantas piloto también se han establecido en Portugal, Indonesia, Taiwán y el litoral noreste de Estados Unidos (los enterados hablan del «golfo de Maine»). La Junta de Marina de la Fundación Europea de Ciencias concluyó hace poco que Europa podría obtener la mitad de su energía de los mares para 2050. Todo lo que se necesita es que suficientes inversionistas públicos y privados se arriesguen.

– Mac Margolis

MICROBIOS LABORIOSOS

Los microbios viven en cubas de fermentación, se alimentan de suciedad, y al final de la semana puede matarlos. En pocas palabras, son los empleados perfectos. Un conjunto de compañías incipientes y grandes multinacionales están despertando el poder del metabolismo: la interacción que ocurre cuando un organismo vivo ingiere alimentos y los convierte químicamente en algo más. No es una idea nueva. Por siglos, la humanidad explotó la levadura para producir cerveza y queso. Pero ahora las compañías están buscando los microbios para alimentar su auto. BioCee, de Minneapolis, está trabajando en microbios que pueden absorber luz solar y dióxido de carbono y convertirlos en un sustituto del petróleo. La Universidad de Stanford ha descubierto un microbio que usa luz solar para dividir el agua en hidrógeno y oxígeno (lo cual podría convertir en realidad la industria del hidrógeno anunciada en la década de 1990). Amyris, de Emeryville, California, ha desarrollado levadura genéticamente modificada que produce algo similar a la gasolina. «Podemos manipular microbios para que hagan nuestro trabajo», dice Steve Jurvetson, un capitalista de riesgo de Draper, Fisher, Jurvetson, que ha invertido en las compañías incipientes de súper microbios Genomatica y Synthetic Genomics. ¿El lado negativo? Los supermicrobios son difíciles de crear y difíciles de producir en grandes cantidades, y no sobreviven bien.

– Michael Kanellos

BASURA PARA BEBER

Para algunos, el aroma de un basurero es dulce. Ello se debe a que las cosas que desechamos podrían ayudarnos a salvar al planeta y darnos utilidades. El plástico está hecho de petróleo, así que encontrar la manera de reusarlo nos haría menos dependientes del petróleo. Y los aparatos eléctricos caseros que desechamos están llenos de elementos como níquel, cobre y litio, los cuales un día podrían escasear. ¿Por qué no explotar su propia basura? Ése es el plan en Bélgica, donde una compañía británica, Advanced Plasma Power, planea empezar a excavar en basureros, en parte para alcanzar los metales enterrados, así como el gas metano que podría generar electricidad. Axion International, de New Providence, Nueva Jersey, encontró la manera de fabricar pilotes, vigas y otros componentes de la construcción con plástico reciclado. ¿Cuán fuerte es? En Fort Bragg, el Ejército de EE. UU. ha erigido un puente para tanques con llantas de ferrocarril y vigas de Axion International. Dos años atrás, Singapur instaló un sistema que convierte aguas residuales en agua potable. Pero ¿qué tal si este proceso también permitiera hacer dinero? Mark Shannon, en la Universidad de Illinois, está trabajando en un dispositivo que puede convertir las aguas residuales humanas en agua dulce, metano y minerales que podrían venderse en el mercado abierto.

– Michael Kanellos

ILUMINADOS

Las mejores ideas ecologistas son aquellas que le ahorran recursos de inmediato, sin algún tipo de subsidio o legislación gubernamental. Y no hay mejor ejemplo de ello que la iluminación LED. Claro, los focos LED cuestan más que los tradicionales; pero también ahorran toneladas de dinero en electricidad al requerir menos energía para dar la misma cantidad de luz. «Si usted gasta US$ 100.000 para modernizar un estacionamiento con luces LED, le puedo ahorrar US$ 100.000 al año en electricidad», dice Charles Szoradi, director ejecutivo de LED Savings Solutions, en Devon, Pensilvania. Aun más, esos focos LED le durarán 10 años, por lo que esa inversión inicial de US$ 100.000 podría darle US$ 1 millón en ahorros netos. Con razón, las grandes compañías están optando por la iluminación LED, entre ellas Wal-Mart, que anunció planes de poner luces LED en 650 tiendas. Ese acuerdo y otros similares están alimentando un auge para Cree, Inc., con oficinas en Carolina del Norte, la cual hace los semiconductores usados en las luces LED, así como algunos focos LED propios. Después de varios años de crecimiento modesto, las utilidades de Cree se dispararon. Las ventas en el año fiscal de 2010, que terminó en junio, crecieron 53 por ciento a US$ 867 millones, y los analistas esperan que las ventas alcancen los US$ 1.200 millones en el presente año. Con cifras como ésas, nadie puede negar que ser medioambientalista es una idea brillante.

– Daniel Lyons

– Newsweek

1 COMENTARIO

  1. 7 grandes ecologistas
    creo qe son ideas mui buenas ,, y qe todos nosotros tambien podemos ayudar a salvarnos,, a savar nuestro planeta,, ayudando apagando las luces cuando no las utilizamos ,, no desperdiciar tanta agua… son cosas simples pero productivas…

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