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jueves, octubre 10, 2024

“A otro perro con ese hueso” (sobre la apertura de las sesiones ordinarias)

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Urtubey se autoelogió paso a paso de sus logros. Aludió el mendaz expositor a que en este mundo –además de corruptos, ladrones y deforestadores, en obvia alusión a su rival electoral- están los que no tienen nada, que solamente tienen esperanza, y que él está en ese mundo. ¡Y no se sonrojó al decirlo!

El pasado 1 de abril de 2015 nuestro joven gobernador abrió el período de sesiones legislativas, y su primer párrafo fue:

“Este año me toca abrir las Sesiones Ordinarias de la Legislatura Provincial en un momento muy especial: los salteños estamos en pleno proceso electoral. Por este motivo, y por el respeto que merecen mis adversarios, he decidido decir unas pocas palabras y no valerme del ámbito más importante de la provincia, sostén y guardián de la democracia, para dar un discurso que pueda ser entendido como proselitista. Me ceñiré estrictamente a lo institucional y no haré nuevos anuncios. Nunca utilicé en forma artera las atribuciones de mi cargo”.

La tajante introducción que escribiera con la mano quedó borrada con el codo inmediatamente. A poco de avanzar y hasta el final se autoelogió paso a paso de sus logros, y tuvo frases directas agresivas para su contrincante, y enumeró desde los caños y los desagües hasta las soluciones habitacionales, la policía, la lucha contra la droga, el boleto gratuito, parques, luz, gas, etc, etc.

Fue un discurso sin duda alguno corto, pero efectista. Cambió las tediosas arengas de cada año por un mensaje breve y entrador para los electores del próximo 12 de abril. Fue una estrategia hábil, pero igualmente mentirosa, y su viveza mayor es fingir una sencillez que ciertamente no tiene, y avisar para justificar sus ineficacias –lo que hace siempre- que falta mucho por hacer.

Así con un mensaje breve, y conociendo que las interminables horas y horas de cada apertura tradicional no las escucha ni la esposa, entregó frases claras y precisas, y por el contrario de lo que afirmaba en la introducción, lo hizo con nítida finalidad electoral.

Hasta ese momento y siempre dejando de lado lo esencial de lo cosmética y armada de la oratoria, salvaba la ropa, pero al momento de tocar el inevitable tema de la desnutrición cayó en la banalidad de referirse –sin mencionarla expresamente- a la herencia del anterior mandamás.

Y expuso que el hambre no comenzó en 2007, sino que allí inició la lucha contra él, e indirectamente le endilga a su mentor que no haya hablado del tema, afirmando que ahora se habla y antes solo se moría por esa causa.

Pero el joven gobernador habla como si recién llegara, cuando lleva siete años y medio a cargo de la Provincia, y los niños muertos por hambre que él mismo reconoce, tenían mucho menos de siete años y medio de edad.

¡Y entonces los muertos son míos, no del otro que según él no hizo nada, sino enteramente míos! Claramente no se puede aludir a la pesada herencia, ya que el mandatario incumplidor serial de su palabra se ha sucedido a sí mismo y si gana en Octubre próximo se volverá a suceder, y por ello las alusiones al hambre de hace casi ocho años, no tienen explicación, ni justificación, ni seriedad.

Finalmente aludió el mendaz expositor a que en este mundo –además de corruptos, ladrones y deforestadores, en obvia alusión a su rival electoral- están los que no tienen nada, que solamente tienen esperanza, y que él está en ese mundo. ¡Y no se sonrojó al decirlo!

En definitiva estimado lector, el mensaje en lo sustancial, aunque breve, no se diferenció de todos los anteriores, donde la apuesta más fuerte sigue siendo la esperanza y las alusiones a cualquier frase de Bergoglio, como si por haberla dicho el jefe del catolicismo le aportara mayor valor a los desvaríos de quien las usa.

Tanto el anterior gobernador que se quedó doce años al mando merced a oscuras reformas constitucionales, y el actual que se sirve de las mismas trampas legales para quedarse también tres mandatos, son titulares de un sistema perverso, donde para defender y garantizar la concentración económica de los menos, se niega a la mayoría el acceso a prestaciones universales, y se aplica la típica doctrina liberal, para llegar a apagar incendios donde no haya que pasar el límite, cuando se llega.

Y a ese desaguisado de asistencialismo tardío se lo llama inclusión, desvelos, o mortificación por las muertes, en una retahíla de excusas que no limpia la conciencia de quien las expone, ni sirven para solucionar la brutal desigualdad real, que como a ellos los tiene en la cima de la distribución, obviamente no quieren cambiar.

Quienes soñamos con un Estado igualitario, donde el ingreso se distribuya por igual a cada ciudadano, somos reiteradamente tildados de ingenuos o locos. Pero en realidad creer en gobiernos como el que describe el joven gobernador salteño, donde la opulencia de unos pocos bien arriba, causa muertes de niños muy abajo, es un panorama en donde esos dos calificativos vienen como anillo al dedo.

Seguiremos siendo ingenuos si creemos que los beneficiados por la desigualdad cambiarán el sistema; y estaremos más cerca de la locura si aceptamos como normal, que quienes son los mentores de la desnutrición y las muertes, nos vengan a contar que esas muertes les interesan o les duelen.

“A otro perro con ese hueso” solía decir mi abuela cuando un funcionario le quería vender “gato por liebre”, y en nuestro caso esa frase al mendaz gobernador, le queda pintada.
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