«El domingo 25 la izquierda obtendrá el mayor porcentaje de votos para una elección ejecutiva desde 1983», aseguró Nicolás del Caño, candidato a presidente por el Frente de Izquierda, en declaraciones radiales.
«A lo largo y a lo ancho del país cada día que pasa notamos una mayor adhesión a nuestra candidatura. Cada vez son más los que no entraron en la trampa de tener que elegir por un supuesto mal menor entre políticos que se postulan para gestionar los intereses de los grandes grupos económicos, y entienden que el único voto útil para defender los intereses del pueblo trabajador es un voto al FIT», planteó el candidato presidencial de la única coalición de izquierda que compite en estas elecciones, con la fórmula que integra junto a Myriam Bregman. Además remarcó que «tenemos la posibilidad de conquistar nuevas bancas en el Congreso nacional, algo muy bueno para fortalecer las luchas por venir contra cualquier tipo de ajuste».
Preguntado acerca de un eventual balotaje, Nicolás del Caño afirmó que «nos quieren llevar a discutir hoy entre alternativas igualmente nocivas para el pueblo. El hecho es que el 25 de octubre la izquierda está en vísperas de una elección histórica».
Del Caño participará esta noche de un importante acto electoral en el Talar de Pacheco, donde se espera la concurrencia de cerca de mil trabajadores, jóvenes, mujeres y docentes de la zona norte del GBA. El lunes, al iniciarse la última semana de campaña, el candidato del FIT viajará a Jujuy para apoyar a los candidatos locales.
– prensa@ptsjujuy
Nicolás del Caño: “La izquierda en vísperas de una elección histórica”
Votar por principios y no por conveniencia personal.
El 25 de Octubre está al caer y nada dice que vayamos a tener sorpresas en los resultados de los comicios: los tres espacios políticos con mayores posibilidades -cuyos referentes son Massa, Macri y Scioli- se van a llevar la mayoría de los votos (tal vez el 80%).
En la última elección general que tuvimos en la provincia de Salta los ciudadanos salteños votaron en lo que finalmente resultó una verdadera interna del Peronismo provincial: los dos candidatos del Peronismo se llevaron el 82% de los votos (en el norte provincial pobre y olvidado el porcentaje de votos peronistas rondó el 90% ).
Cuando uno trataba de indagar en las razones que llevaron a alguien a votar por uno u otro las respuestas eran sorprendentes. Por ejemplo Julia había optado por Urtubey porque Romero en su último gobierno, tras un ajuste presupuestario, había dejado sin trabajo a su papá en la administración pública provincial; Mario en cambio optaba por Romero para castigar a Urtubey porque algún funcionario de este no había querido hacer ingresar a su hermano en la administración municipal de la Ciudad. También prima el voto cuota, lo que vimos en los primeros seis años de Menem.
Evidentemente, en una franja de la población salteña, más cercana a la clase media y media baja, la decisión del voto tiene más que ver con una cuestión de toma y daca que con principios políticos o ideológicos.
En el caso de la gente más pobre que, al carecer de trabajo genuino es “auxiliada” por el Gobierno a través de los planes sociales, la decisión a la hora de votar era más simple y más sincera: se trataba de una cuestión de supervivencia. El mensaje que recibían desde arriba era: si votás por nosotros vas a seguir teniendo la Asignación Universal por Hijo, y si no es posible que la pierdas. Y, aunque es perverso, también es cierto que nadie pone en riesgo el pan de sus hijos; la necesidad tiene cara de hereje en los demás, en el pobre no.
La militancia peronista, sobre todo la de La Cámpora o la Juventud Peronista, sabe que el voto afirmativo de la población a su candidato les asegura a ellos el sueldo mensual del Estado (o del ANSES y el PAMI que no son del Estado sino de los viejos jubilados) y los beneficios adicionales con que son premiados.
En medio de toda esta maraña de votos interesados, deberíamos rescatar el pequeño porcentaje que no elige a los ganadores de siempre, que no busca su conveniencia económica personal, sino que busca otras alternativas y se guía por otros principios; en ellos su dignidad tiene un alto valor, saben que tomar un camino distinto de la mayoría les puede traer muchos más problemas que beneficios. La mayoría de ellos, hablando siempre de nuestra provincia, pertenecen a Libres del Sur, el PO, el MST, el Partido Socialista o el Frente Popular de Víctor de Gennaro (no quisiera olvidarme de otros espacios dignos como esos).
Una vez, recorriendo las barriadas pobres de Mosconi, Tartagal y de la ciudad de Salta, me impresionó gratamente ver a viejas con sus panzas sucias participando en los actos del Partido Obrero, o cocinando empanadas y pizzas para ayudar a juntar plata para solventar los gastos del partido político que las representa. Muchas son señoras que superan los 50 años, que en su juventud fueron peronistas igual que sus maridos, que aún guardan en su casa junto a la imagen de la Virgen la fotos de Perón y Evita, y un día se animaron a echar a los punteros políticos y alcahuetes que se acercaban a verla solamente cuando estaban próximas las elecciones; mujeres que vieron pasar el tiempo y ver crecer a sus hijos sin futuro, inmersos siempre en la misma pobreza estructural que padecieron sus abuelos y bisabuelos.
Ojalá que todos estos partidos chicos que sortearon el filtro de las PASO, como el Frente de Izquierda, puedan el 25 de Octubre conseguir diputados y concejales que desentonen con el ya gastado discurso que padecemos desde el año 1983, tanto en el Congreso Nacional como en la Legislatura Provincial y los municipios. Aunque no puedan torcer el resultado de la votación de una Ley u ordenanza contraria a los intereses de la gente y del país, pero que hablen por los que no pueden hablar.