Se habla incansablemente desde esas usinas de complicidad neoliberal de que ahora tenemos un “País normal” como quiera que esta afirmación pueda entenderse, y que se ha liberado el tipo de cambio y la economía.
Desde nuestra habitual columna de los viernes, advertíamos la semana anterior que el país –al contrario de lo afirmado por el entonces recién asumido Presidente Macri- sí estaba dividido, y aclaramos expresamente a qué nos referíamos y a quiénes nos referíamos de un lado y del otro. (ver editorial “El País sí está dividido” publicado por los portales Salta21 (http://www.salta21.com/El-Pais-si-esta-dividido.html), Saltalibre, lamadrequelaspario.com, etc.)
Seguramente por mayor conocimiento de la historia que de los muchas veces intrincados vericuetos de la economía, anticipamos que no había que esperar plazo alguno para tener la certeza que los gobiernos conservadores y oligárquicos como los encabezados por el Ingeniero Presidente, tomarían medidas de shock a favor del grupúsculo elitista al que pertenecen y en desmedro de la mayoría de la población que ha votado por un cambio.
Y no hubo que dejar pasar más que una semana para comprobar lo que se adivinaba sin mucho esfuerzo que acontecería: una mega devaluación, la flotación del tipo de cambio, la eliminación de las retenciones a los exportadores, la suba de las tasas de interés, y la supresión de dieciocho mil posiciones arancelarias a partir del primer día de 2016.
Todo este paquetazo de medidas se lleva adelante con una estrategia obscena montada por los grupos hegemónicos de medios, sus empleados que ofician de periodistas de los mismos para confundir, y una retórica fina diagramada especialmente para azonzar gente.
Se habla incansablemente desde esas usinas de complicidad neoliberal de que ahora tenemos un “País normal” como quiera que esta afirmación pueda entenderse, y que se ha liberado el tipo de cambio y la economía.
La primer zoncera a despejar es esta de la libertad de cambio y de la economía, ya que es suficientemente conocido que la economía de un país es siempre dirigida, o la dirige el Estado o la dirigen los particulares (A. Jauretche: ¡A eso le llaman mercado libre, al dirigismo de ellos¡)
Y sin tocar tronera dejaron sin efecto las retenciones al agro, por una suma que rondará entre seis mil y ocho mil millones de dólares, a $ 14,00 cada uno. El funcional BURYAILE les pidió a los beneficiados directos que sean prudentes y no evadan. Parece una ironía jocosa, pero no lo es, es más bien un drama.
Ahora el Banco Central recobrará su “autonomía” lo que equivale a decir que esos pocos apellidos monopolistas de la exportación de bienes primarios serán los que fijarán el tipo de cambio. Con razón se llama al nuevo sistema flotación sucia. Debe ser por la mugre de la conciencia de los terratenientes de la Pampa Húmeda y sus consorcios exportadores.
La infamia del brutal retroceso en el que nos hemos introducido, le permite al presidente de la Sociedad Rural Luis ETCHEVEHERE decir que el lomo es para los que están a dieta o enfermos y que como ahora lo exportan sin retenciones, el que quiera comerlo deberá pagar precio internacional al igual que los que quieren comprar caviar o autos Mercedes Benz.
Y también se registra la monada de Martín PEREZ (alias Martín REDRADO), que afirmó que ahora todos los argentinos tienen la libertad de comprar hasta dos millones de dólares por mes. Sí estimado lector, en manos de esta gente hemos caído, y por nuestra propia torpeza republicana.
Todos esos dólares que la minoría privilegiada argentina puede ahora comprar libremente –el sistema capitalista pregona la libertad individual al mismo tiempo que practica la esclavitud colectiva- aseguran los voceros del nuevo gobierno, están asegurados porque la divisa norteamericana no faltará.
¿Y de dónde salen esos dólares? De la banca privada como JP Morgan, Deutsche Bank, Citibank, HSBC, Goldman Sachs –entre otros- es decir contrayendo más deuda, a lo que estos encantadores de serpientes le llaman para tratar de disimular “regreso al mercado de capitales”.
Este menú suicida se acompaña de una suba grosera de la tasa de interés interna, para atraer a pequeños ahorristas hacia los bancos, lo que retirará liquidez del mercado, reducirá el consumo interno, retrocederán las ventas de bienes y servicios, y la inflación se frenará no por el éxito de un plan sino por lo que ellos llaman “enfriar le economía”.
Como frutilla del postre decíamos, se liberan dieciocho mil posiciones arancelarias de importación, lo que en buen romance quiere decir que se abre el ingreso irrestricto de ese número de productos que antes estaban limitados. Un verdadero certificado de defunción de muchas PYMES y cuentapropistas que no podrán competir con precios irrisorios de economías en decadencia.
No por muy sabido se debe dejar de repetir que a la economía se la cuentan difícil para que no se comprenda que es sumamente fácil. La ecuación actual es bien entendible: la torta es la misma y los pedazos se reparten de otra manera. Grandes porciones para unos pocos y migajitas para el resto. Así de simple.
Todo irá de esta manera de mentira en mentira, y como los conservadores oligarcas dueños del poder económico –y ahora también del gobierno- siempre lo hicieron, el plan se va ejecutar con mucha seriedad, prolijidad, recato y ademanes propios de la gente como uno, tratando de olvidar rápidamente los malos modos de los cabecitas negras.
Una mentira más que cierra el drama inicial de la primera semana de atropellos. La invocada crisis energética se usará para retirar subsidios, salvo a los que lo necesiten. Antes de asumir en plena campaña el hoy presidente afirmaba que en Argentina había catorce millones de pobres. Hoy los que seguirán subsidiados no llegan a dos millones, lo que implica que mintieron con la cantidad de pobres e indigentes que no eran tales, o bien ese grupo de carenciados empezarán a pagar la energía más cara para ser más pobres. Lo que se dice un País de lo más normal.
¿Un País normal?
No hay dudas de que Macri va a tener una oposición feroz de parte del Kirchnerismo que no se resigna a perder sus privilegios. En las oficinas públicas, con sueldos que costeamos la mayoría de los argentinos con nuestros impuestos, está la militancia rentada que entró en estos doce años; que antes de ser empleados públicos fueron militantes y por eso accedieron a un puesto.
Además ¿quién lo va a convencer a Julio De Vido, Ricardo Jaime, Lázaro Baez, Máximo Kirchner y otros que no pueden seguir llenándose los bolsillos como lo vinieron haciendo en estos tiempos?
¿Un País normal?
Buenisimo, esto no es un pais normal, es un pais mas arbitrario y autoritario que el de Cristina. Hablaron de republica y no se ve por ningun lado, esto parece un gobierno militar, encima gente de clarin en radio nacional, en el anses, gente de hsbc en la oficina antilavado, laura alonso por decreto en la oficina anti corrupcion, cuando nos vamos a dar cuenta de que esto es un escandalo?.
Es hora de implementar un referendo revocatorio en nuestra constitucion.
Saludos.
¿Un País normal?
Daniel Tort, una vez más, el actual gobierno recibió un país con graves descalabros económicos por más que el Kirchnerismo puro, hoy en la oposición, quiera negarlo.
Y resalto la negativa del Kirchnerismo fundamentalista a reconocer la gravedad del problema porque, en cambio, los economistas de Daniel Scioli, con Miguel Bein a la cabeza, habían coincidido con el diagnóstico de la oposición por lo menos en los aspectos más significativos: estancamiento (falta de crecimiento) del país desde hace cuatro años, inflación altísima (más del 25%), Banco Central vaciado, falta de crédito en la banca internacional, amplias franjas de la población en situación de vulnerabilidad.
¿Los economistas de Scioli hubieran hecho cosas distintas que los economistas de Macri?, tal vez, no lo sé, ninguno tenemos dotes de adivino más que ponernos a especular. Lo que estoy seguro es que frente a la gravedad de la herencia recibida no tenían muchas soluciones, y todas las medidas que hubieran tenido que aplicar habrían resultado dolorosas para los argentinos: el margen de maniobra era, es, escaso y entre los economistas argentinos no hay magos.
De lo que también estamos seguros es que ni Kicillof, ni Agustín D’Attellis, ni Boudou, ni Heller, ni Roberto Feletti, ni ningún otro economista kirchnerista, tenían la solución porque sino la hubieran aplicado mucho antes de entregar el gobierno y hoy no estaríamos como estamos.
Además de los datos macro nacionales mencionados hay otros indicadores no menos preocupantes.
Pobreza.
Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina (un ente que depende del Papa si querés decirlo), en la Argentina había al 10 de Diciembre, más de once millones de pobres. En esa cantidad, siempre según la UCA, hay dos millones y medios de niños con graves problemas alimentarios. El INDEC no medía la pobreza porque según Kicillof hacerlo era estigmatizante, de manera que no hay con qué contrastar los datos de la UCA; en realidad nadie hasta hoy se animó a retrucarle lo que dice.
Calidad de la enseñanza en las escuelas.
Ha bajado notablemente en los últimos quince años. En los resultados de las pruebas PISA hemos retrocedido, más allá de que el presupuesto en Educación aumentó con el gobierno saliente (llegó al 6% del PBI), lo que haría pensar que el dinero se quedó en el camino o se usó deficientemente como en otras áreas del Estado.
El parque energético colapsado (baja producción de hidrocarburos y de energía eléctrica).
Después de años de autoabastecimiento hidrocarburífero tuvimos que importar gas nuevamente y a precios más altos que lo que pagan otros países. Los españoles de Repsol manejaron YPF desde el año 2000, primero solos y desde el 2008 con la dulce compañía de la Familia Eskenazi como consecuencia de la imposición que les hizo Néstor Kirchner. El CEO (la autoridad máxima) de la petrolera a partir de ese año fue Sebastián Eskenazi (“Sebas” como cariñosamente lo llamaba Cristina). En el 2012 cuando la petrolera se iba al precipicio el Gobierno, en un acto patriótico, decidió estatizar la mitad, mejor dicho el 51%. Puso al frente a Miguel Galuccio, un hombre de la Schlumberger Limited con sede en Londres, quién ordenó la compañía y ahora funciona mejor pero no consigue revertir aún el colapso energético recibido.
Crecimiento exponencial del narcotráfico.
Además de las noticias que nos llegan del resto del país, los salteños conocemos el flagelo de las bandas criminales que asolan nuestra provincia, que hemos visto crecer en los últimos quince años.
Provincia de Buenos Aires.
La nueva gobernadora María E. Vidal, al asumir, expresó delante de Daniel Scioli, que la provincia está quebrada , así con esas letras; ni siquiera hay dinero para pagar los sueldos y el aguinaldo del presente mes de Diciembre. Informó además de graves problemas de infraestructura (rutas, puentes, canales aliviadores, inundaciones que en caso de lluvias fuertes hoy no pueden evitarse), una planta de empleados públicos provinciales que orillan las 600.000 personas de modo tal que casi todos los ingresos se van en sueldos de personal, mientras los médicos, enfermeros, docentes y policías ganan una miseria.
Provincia de Salta.
El Gobernador Urtubey al asumir su tercer mandado no anduvo con medias tintas; dijo “Hambre, pobreza, marginación y exclusión, (hoy) los verdaderos flagelos de Salta”. Cualquier habitante de Salta capital que se anime a cruzar el Mojotoro y avance hacia el norte, hasta la frontera, podrá entender de qué habla Juan Manuel.
Desde luego que en las causas de estos problemas hubo responsabilidades compartidas por los gobiernos provinciales y por el Gobierno nacional; tanto Scioli como Urtubey, al no ser del riñón del Kirchnerismo duro sufrieron segregaciones de Néstor y Cristina en la asignación de recursos. Mucho tuvieron que ver la política de premios y castigos del Gobierno “nacional y popular”, sin olvidar lo que el peronismo menemista produjo en los noventa.
Por razones de espacio no se puede desarrollar otros problemas heredados del gobierno saliente, pero es importante destacarlos porque sino pareciera que los hombres de Cambiemos se encontraron con el Paraíso en la tierra y están tratando de destruirlo y convertirlo en el Infierno.
Todos los que nos cansamos del Relato de estos doce años, de las amonestaciones de la Jefa que nos trataba como a niños en cada cadena nacional, de la intelectualidad de izquierda que nos daba clases a través de la tele y la radio financiados con nuestros impuestos; todos nosotros queremos darle cuatro años a este gobierno para ver si es capaz de construir un país mejor o no. Mientras tanto que el Kirchnerismo en la oposición se haga cargo de la Argentina que acaba de dejar y deje gobernar.
Daniel, los que hemos nacido o vivimos en el Norte argentino deberíamos estar hoy hablando del Plan Belgrano anunciado por Macri en el Congreso; deberíamos averiguar más sobre ese proyecto, deberíamos debatir sobre su alcance y qué impacto podría tener en los habitantes del norte donde Salta está incluida, principalmente entre los mas pobres y necesitados y en la población aborigen, antes de estar apostando al fracaso del nuevo Gobierno.