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domingo, noviembre 24, 2024

Doble moral, hipocresía y machismo

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No es honesto que una persona que se considere (o autotitule) “normal”, difame o ataque lo que él no es o no conoce. Estar orgulloso por no ser determinada cosa, suena a ridículo. Lo que vale es: lo que se es y no lo que no se es.

A propósito del artículo “Violaciones y torturas a travestis bajo el gobierno del Opus Dei”, publicado en esta misma página digital, es necesario insistir que la legislación contravencional actual de Salta es campo propicio para la arbitrariedad policial, los apremios ilegales, la afectación de la dignidad humana y el no respeto por las garantías constitucionales ni las elementales garantías procesales.

Es un instrumento de criminalización, victimización y discriminación de naturaleza policial, ya que formalmente el Código Penal no hace discriminación alguna por la elección del objeto sexual ni penaliza a la persona que ejerce la prostitución como medio de vida o por circunstancias sociales (en este caso materia de asistencia social).

Además da lugar al “fichaje” policial estigmatizante, que dificulta a la persona insertarse en el mercado laboral si desea cambiar su forma de vida, aparte de la penalización (la multa, otra fuente de explotación), todo en nombre de una supuesta “moralidad pública”. El grupo de poder de turno lanzado a imponer “moral”. Qué bien che.

Hipócritas y machistas tienen una actitud de desprecio por las conductas homosexuales, lésbicas, trasvésticas, etc., con proyección inconsciente de agresividad social, que victimizan a este grupo de seres humanos, igual o peor que en la época de la dictadura.

A la fobia por lo “distinto” le podríamos encontrar explicación recurriendo a Freud y otros estudiosos de la psicología profunda, cuando demostraron que muy pocos hombres escapan a los fantaseos y para huir de ellos es necesario crear un “demonio”, en este caso el homosexual.

Todas estas ideas preconcebidas de la sexualidad, deben ser profundamente abordadas, sin preconceptos y actitudes prejuiciosas, leyendo, estudiando, discutiendo con seriedad. Por ello también es necesaria la Educación Sexual en las escuelas.

Sin pretender violentar la moral (o su apariencia) de los “abanderados” de las buenas costumbres, creo que ninguna práctica sexual realizada con amor y aceptación de ambas partes, debe ser en principio criticable, aunque esta idea no resulte por ahora asentida por la sociedad de la doble moral.

El autor de a nota es Médico Forense. (Para leer sus artículos hacer click en el nombre)

– Nota relacionada

La Ley de Contravenciones fomenta la corrupción

http://www.salta21.com/spip.php?article64

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