El mensaje enviado al celular del diputado, según pudo constatar Salta 21 con fuentes, contiene además de una amenaza de muerte, varios agravios como la acusación a Andrés Suriani (PRO) de ser un «torturador de niñas».
Lo que sucedió realmente días pasados (aunque en los diarios digitales minimizaran el hecho por tratarse -según caratularan todos los medios y hasta el colectivo de mujeres que respalda a Anita Quinteros- de un «meme»), es que Suriani no vio el contenido del mensaje en Internet, es decir, en las redes. Esa información es absolutamente falsa.
El contenido del mensaje fue enviado a su celular, o sea, al teléfono particular del afectado quien al recibir semejante amenaza optó por denunciar. En el celular aparecía un número desconocido que se informó a la Policía, y fue así que se dio con el paradero de la persona que envió el contenido multimedia: Anita Quinteros, cuyo perfil de Facebook es público. A través de División Informática la Policía localizó la dirección de dicha militante feminista.
Segunda amenaza: «Nunca más caminarás tranquilo».
«El término meme de internet se usa para describir una idea, concepto, situación, expresión o pensamiento, manifestado en cualquier tipo de medio virtual, cómic, vídeo, audio, textos, imágenes y todo tipo de construcción multimedia, que se replica mediante internet de persona a persona hasta alcanzar una amplia difusión», es lo que explica wikipedia. Mucha gente asocia esto con algo inofensivo y hasta bromista, cosa que no es una condición necesaria de tal construcción, y busca expandir ideas o situaciones, tal y como lo expresa claramente la definición. Vista así tal palabra, permite incluso destacar errores o acentuar rasgos físicos en tono burlesco.
La palabra «meme» fue entonces minimizada y corrió por las redes sociales un malestar y se ridiculizó la figura masculina del diputado quien siente temor por un mensaje que debiera servir para reírse, según la interpretación de la mayoría. Pero este no es el caso: en el mensaje mulimedia se detecta una amenaza de muerte que es bastante contundente: «Muerte a Suriani. No es metáfora», lo cual cierra el posible doble sentido al dejar explícito que no es metáfora, no es plurisémico el sentido; es «muerte»: sentido unívoco. Y el mensaje continúa con otras amenazas, tal y como aparece en la siguiente captura de pantalla:
La indignación de La Colectiva Feminista y de varios grupos radicalizados, mujeres, hombres, periodistas y de otros sectores de la cultura, no tardaron en lanzar su indignación, sin tener en cuenta el daño causado a la persona que recibió la amenaza, y colocándose en defensa de la responsable. Tales grupos justificaron el accionar del envío del mensaje y hasta apoyaron su contenido; más aún, redoblaron la apuesta de violencia con mensajes de que nada «las» va a frenar (en femenino) y regodeándose en el miedo inspirador que causan, e incluso colocando el rótulo de «antiderechos» a una persona que está a favor de la vida y en contra del aborto, como si todos debiesen responder a esa ideología o a esa forma de pensar.
Por las redes y varios medios locales difundieron que a Quinteros le pintaron los dedos, hecho que sumó a la polémica; pero lo que más atrajo la mirada de los sectores es la celeridad con que actuó la Policía tratándose de un hombre que denuncia una mujer, cuando en situación contraria, no ocurre lo mismo. Así tenemos varios casos de femicidios a grandes escales en nuestro país por omisión, descuido, falta de compromiso y de legislaciones fuertes que amparen a las mujeres.
Este miércoles se hará una movida al momento en que Quinteros preste declaración en Ciudad Judicial. Al caso lo lleva la Fiscalía N° 1 y la joven será representada por la abogada Guadalupe Velásquez.
Lo cierto es que en nuestra sociedad, lo que debe fortalecerse es la libertad de pensamiento, lo cual no debe ser motivo de persecución a ningún actor social; y poner discernimiento en que expresarse tiene un límite, que no coarta precisamente la libertad de expresión, y que tiene que ver con el respeto.
– Redacción Salta 21