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sábado, noviembre 23, 2024

Urtubey y el violento contraste entre su discurso y la realidad

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Mantiene la pobreza, incumple promesas electorales, no respeta el derecho a huelga, avaló desmontes, pelea con Zottos, la inseguridad aumenta, la desnutrición sigue, crece el analfabetismo, el dengue avanza, la educación y la salud están en crisis.

Si el periodismo oficialista no da lugar a la crítica y pinta una realidad rosa plena de halagos al gobierno, y nos parece mal, ¿por qué el periodismo independiente y crítico -ese que por lo visto con poco éxito pretendemos hacer nosotros- no puede publicar lo que el gobierno dice y piensa de sí mismo?.

El contraste entre el discurso del gobernador y la realidad es tan violento -por ejemplo no menciona la palabra «dengue»- que supusimos
que se iba a leer en Salta 21 desde la ironía. O sea ese juego del lenguaje en que se dice exactamente lo contrario de lo que se quiere decir.

Pero no. Al leer la nota un lector nos acusa: ¡ahora son más oficialistas que El Tribuno ! No vamos a cometer la torpeza de acusar al lector de no haber captado el significado de una nota así publicada en este sitio. Vamos a decir que la ironía falló. Porque nadie es tan torpemente oficialista salvo que sea ¡el gobernador en su mensaje a la Legislatura!

Había, por supuesto, variantes que no se ensayaron.

Una: Urtubey no se proclama honesto sino que lo es y dice que no está preparado para gobernar, admite que su gestión es un desastre y presenta la renuncia ante los atónitos legisladores.

Dos: le da la palabra a Andrés Zottos y el vicegobernador dice todo lo que dijo en Tartagal cuando lloró ante las cámaras de Video Tar acusándolo a Urtubey de todo los males que sufre el Norte provincial.

Tres: el gobernador opta por dejar que algo de lo real-calamitoso que se vive en Salta se filtre en el discurso y así no lo leemos con el escepticismo con el que vemos las cifras del INDEC.

Pero el gobernador dio ese discurso. Lo publicamos. Y el lector protesta. No quiere ver la ironía (o esta falla), el contraste del discurso con la realidad. Sólo compara medios y dice: ¡son más oficialistas que El Tribuno !

Entonces nos obliga a decir lo que él debió -o no- pensar leyendo lo que Urtubey dice que es y que hace. ¿O no leyó las otras notas del sitio? Lo que no se puede dejar de leer, en todo caso, es la realidad.

En su mensaje a la Legislatura el gobernador Juan Manuel Urtubey dio gracias al Señor y a la Virgen del Milagro. Pero son los patronos de Salta quienes deben estar agradecidos con su gobierno, que implantó el culto católico escolar en una medida anticonstitucional y antidemocrática, como si en Salta no hubiera judíos o ateos.

El gobernador invoca la memoria de Miguel Ragone y los sueños de Roberto Romero, en la unidad pesadillezca de dos concepciones distintas, antagónicas e inconciliables de la vida, la política y la sociedad.

Es muy difícil que por el rumbo que tomó su gobierno Salta llegue alguna vez a ocupar «el lugar que se merece en el país».

¿El crecimiento no se detendrá?. Ya sería bastante con que se detenga el deterioro económico, político, sanitario, educativo y social que ha producido su gobierno.

La inversión cae, los salarios se deterioran, la desocupación no es algo que debería «preocupar a los salteños», sino de lo que debería ocuparse su gobierno.

¿Convivencia? ¿Estamos en un prado bucólico? ¡Salta vive un clima de exasperación, con un Norte en pie de guerra siempre al borde del estallido!. En los asentamientos impera la miseria y el paco hace estragos. El estado aparece ausente, despreocupado del malestar de la gente. La clase política se lanza a una campaña cuando debería limitarla para buscar soluciones para la emergencia.

Si la crisis mundial es la excusa para no gobernar entonces hemos llegado de una manera inesperada al ideal del anarquismo. Si nada se puede hacer pues no tengamos gobierno y listo. ¿No existe éste acaso para procurar el bien común? De paso nos ahorramos millones de pesos.

Las diferencias no se han solucionado con diálogo y apertura sino que vemos con estupor las escandalosas peleas públicas entre el gobernador y el vice.

El salteño goza de libertad, pero no se toleran huelgas. Goza de seguridad, pero nunca se habían alcanzado grados tales de robos, hurtos y arrebatos. Hay barrios antes tranquilos que hoy son considerados peligrosos.

“Salta no puede tolerar la desnutrición, Salta no puede tolerar más el analfabetismo, Salta no puede tolerar que haya más niños enfermos que los que se curan, más ancianos abandonados, padres sin trabajo, ni familias sin hogar”. Salta no, pero parece que el gobierno sí.

¿Un gobierno transparente? Sí, el gobierno es tan absolutamente transparente que casi ni se lo ve. Y eso porque el criterio para elegir funcionarios pasa por el nepotismo, el amiguismo, la ideología, los intereses personales y no por la idoneidad y la capacidad.

Así no habrá «futuro para nuestra gente». Hay acciones que deben ser urgentes, para ayer, y no para de aquí a 5 años. Se ha llegado al gobierno sin plan y después de un año recién se anuncia uno.

Es una vergüenza que el gobierno de la provincia haya detenido los desmontes sólo por orden de la Corte Suprema. Es una vergüenza que una investigación de Jorge Lanata revele que hermanos del gobernador tienen una empresa de desmontes.

“Seguiremos defendiendo a ultranza la libertad de prensa. No hubo ni habrá quejas de este Gobierno hacia ningún medio o periodista. No es nuestro trabajo”. Pero a los medios oficialistas se los premia con una suculenta pauta de publicidad mientras que los independientes reciben poco o nada. Eso es mucho más que una queja: es un ataque artero a la libertad de prensa y de expresión.

Los salarios docentes están deteriorados y más deteriorados aún están los edificios escolares. La salud pública entró en colapso y se trata de ocultar la gravedad de la epidemia de dengue en la provincia para preservar el negocio turístico. La crisis habitacional ha llegado a un punto crítico nunca antes alcanzado.

Güemes es un buen ejemplo, sí. Porque él no encabezó un gobierno oligárquico. Al contrario, enfrentó a los poderosos de su tiempo en favor de los más humildes. Él jamás traicionó a los salteños con falsas promesas. Sus gauchos no integraron cuadrillas de desmontes: usaron los montes como medio de lucha contra el enemigo.

Los que desde el anonimato dan hoy su vida por la democracia y por la libertad en Salta no son los funcionarios mediocres e indolentes que cobran sueldos de 8 mil o 10 mil pesos y pasean por el mundo con viáticos oficiales. Son los pobres que a pesar de todo salen día a día a buscar el pan para alimentar a su familia.

Nota relacionada :

Juan Manuel Urtubey en una gran labor de gobierno

http://www.salta21.com/spip.php?article1761

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