Para nosotros los padres que tenemos hijos en la adolescencia y que pujan por la diversión del baile y todo lo que esto trae, muchas veces nos cuesta una barbaridad ceder al permiso por la sencilla razón de que la inseguridad nos desborda por todos lados hasta el punto que nos cuesta confiar en las instituciones públicas que se crearon para tal fin: dar seguridad.
Nos vemos sobrepasados por el tema de ¿cómo ser responsables en la paternidad sin caer en los extremos del libertinaje o en el de la castración, la sobreprotección o el exceso de permisividad?
¿Cómo manejarnos con la medida prudente en la orientación que debemos a nuestros hijos sin quedarnos como extraños o lejanos a ellos, a su cultura?
Hay una sola verdad que se palpa de forma inmediata ante esta urgencia que no espera y es que “nos toman el pelo al menor descuido”, ¡claro!, con tantas situaciones vertiginosas ¡¿cómo no caer en descuidos involuntarios!? Pero ahí están los aprovechadores malditos del sistema social … Parece que hablar de lo social nos involucra a todos, todos nos sentimos aludidos de alguna manera, ¡y sí! El himno argento diría “vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos”. ¡Grande Discépolo! Allá por el año ’35 del siglo pasado nos dejaste esta «profecía”, ahora ayúdanos desde arriba a que la hagamos sabiduría de vida para que no nos caguen tanto algunos de nuestros funcionarios y conciudadanos.
¿Por qué digo esto? Por la sencilla razón que el imperio de la muerte (fig. Cromañón) se anda queriendo cobrar algunas cientos de víctimas más por nuestro pagos, el drama es que ahora son niños, preadolescentes y adolescentes que son subidos al caldaso de empresarios y agentes de la administración municipal y pública con el solo fin de ganar quince mangos más per cápita.
Eso vale la vida de nuestros chicos en los matinées de Salta ¡y eso que nos dieron tantas garantía con la reapertura! En la noche anterior se cargó el boliche de pendex hasta más no poder, tanto que no podían ni caminar en el interior, menos hablemos de bailar… si esto no es Cromañón ¿Cromañón dónde estás? Así es, estimados padres, si no pusiste tu cabeza en la diversión de tu hijo, si no miraste, si no preguntaste, lo estás regalando a esta república maldita que lo único que hace es facturar indiscriminadamente aún bajo el riesgo de eliminar nuestros hijos por una entrada que de hecho no les sirve ni siquiera para divertirse. ¿Piensas que los controles cuidan a tus hijos? Piensas mal, los controles están descontrolados o mal controlados, sino, acércate y fíjate.
Quizás fue solo en la noche de ayer*, quizás todas las otras el matinée anduvo como debía, quizás y en este quizás, fisura de la imprudencia individual y colectiva se lamentan tantas desgracias. Ojalá que las posibilidades de diversión que demandan nuestros chicos sean veniales y no existan u obren aquellos que dejan de ver a la persona y se enceguecen por la maravillosa y dulce plata.
* sábado
