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domingo, noviembre 24, 2024

El papelón de Nora Gimenez, de cómplice a candidata frustrada

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Perseguida por la dictadura, no tuvo empacho en integrar un gobierno reaccionario y violar los derechos humanos, sindicales y morales de Miguel Rojo quien la denunció penalmente. Ahora se presenta como víctima de la corrupción que ella misma avaló.

Fue la noticia política de la jornada de ayer: Nora Giménez se bajó de la candidatura a diputada nacional y lo hizo acusando a Urtubey y Yarade -sin nombrarlos- de usar fondos públicos en la campaña, de recurrir a presiones sobre sus compañeros y de lanzar amenazas a empleados públicos para forzarlos a acompañar al candidato oficial (pero acaso el cuarto oscuro no asegura el secreto del sufragio?).

Nora Giménez no muestra una actitud responsable, como la de Ricardo Gómez Diez quien denunció ante la justicia el uso de fondos públicos y de aeronaves del estado en la campaña por parte de la cuestionada dupla Urtubey-Yarade.

La estrambótica e histérica decisión de Giménez de abandonar la contienda electoral no va más allá de un gesto político fuerte que en realidad beneficia a sus presuntos contrincantes porque si se presentaba podía restarles votos a quienes ahora sindica como corruptos en una elección que tiende a polarizarse entre Yarade y Wayar. Porque tanto ella como el candidato del gobernador se identifican a nivel nacional con el gobierno de Kristina.

Y si no fuera por sus denuncias tan estridentes como escandalosas , su salida de la contienda a sólo cuatro días de la elección podría interpretarse como una maniobra de Juan Manuel Urtubey para sumar votos a su candidato Fernando Yarade en una elección que parece muy reñida.

Nora Giménez fue víctima de la dictadura de Jorge Rafael Videla que la persiguió y la torturó. Esa circunstancia dramática en su vida le granjeó el aprecio y el respeto de quienes conocían ese antecedente.

Pero ese capital moral y humano lo transmutó en un insólito aporte político a un gobierno conservador y autoritario que impuso duras represalias a los docentes y cesanteó a policías por sus justos reclamos en pos de mejores salarios y condiciones de trabajo.

Y fue justamente como ministra de Trabajo y Previsión Social que Nora del Valle Giménez llegó a pergeñar una acción que no sólo es moralmente indigna e ideológicamente incoherente con sus presuntas convicciones humanistas y progresistas sino que la lleva a enfrentar una responsabilidad penal por actos reñidos no sólo con leyes nacionales y normas constitucionales sino con el orden jurídico internacional.

Ocurre que Giménez violó -como funcionaria- los derechos humanos, sindicales y ciudadanos de Miguel Hugo Rojo -sindicalista perseguido por Ulloa, Romero y Urtubey y amparado por la Organización Internacional del Trabajo – y deberá por ello comparecer ante el juzgado de Instrucción Formal de Tercera Nominación a cargo del juez Pablo Fernando Farah donde se radicó una denuncia en su contra.

Es por eso que se puede señalar que Nora del Valle Giménez no tiene autoridad moral ni política para denunciar hoy a quienes acompañó hasta hace muy poco, como cómplice de medidas antipopulares y antijurídicas, por el hecho de que la corrupción que ella avaló y protagonizó como funcionaria del gobierno provincial encabezado por Juan Manuel Urtubey ahora la perjudica como candidata frustrada y la consagran como idiota útil y política inútil.

De víctima a cómplice y de cómplice a víctima. Un papel bochornoso. Un verdadero papelón.

– Nota relacionada:

Denuncia de Miguel Rojo a Nora Giménez

http://www.salta21.com/spip.php?article2080

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