Nuevo libro, altamente recomendado. «Duendes, Apostillas y Comentarios. Los perfiles de Marx Volumen III» de Edgard Adrián López. Como dice su autor: «Hablar para diseminar lo que se escribe con el alma en las manos…» Sea ese pues el objetivo de esta entrevista inusual.
No es fácil seguir el ritmo del Dr. Adrián López. Hablar con él es un ejercicio del intelecto. Y para ello, hace falta pensar. Nuestro columnista es un destacado investigador, escritor y estudioso de la obra de Marx. Lo sabrán nuestros lectores, que han seguido las anteriores publicaciones. Denunció, además y públicamente, el acoso laboral en la UNSa. contra su persona, entre otras cosas que pocos se animaron a decir de la Academia.
La belleza de la inteligencia
Me gustaría que el lector sepa que para entrevistarte me he acercado un “poco” nada más a tu libro, uno nuevo, de una vieja idea tuya, ya tratada en tu Tesis Doctoral. Y que por ello, por supuesto, mis interrogantes son recortados, parciales y fragmentarios. Pero tengo la posibilidad de tener al autor, para que de paso nos convide algo de sus conocimientos. Apenas comienzo a leer el prólogo, me doy con un término polémico. Creo que es algo que te define, ¿no? ¿Por qué llamás “Jurado obtuso” a los que revisaron tu tesis, si vos mismo aceptás fraccionar tu escrito en pos de una mayor coherencia?
– Como siempre -y no esperaba otra cosa…-, tus preguntas son a fondo, incisivas, sin concesiones o falsos compromisos. De mi parte, lo que te ruego una vez más es que me des tiempo para abordar cada una de las inquietudes que me planteás; por supuesto, eso significará que probablemente, el reportaje no sea breve y que agote a los eventuales lectores del artículo, pero no me queda otro recurso que desplegar con alguna parsimonia, con determinadas puntuaciones, demoras, incluso, vacilaciones, lo que me preguntás. Aceptado el acuerdo, el “pacto” entre nosotros, que nos encontramos y con ello, posibilitamos que surjan otros derroteros, otros encuentros, otros caminos, que podrán o no ser tomados -por asalto o de alguna manera imprevisible-, podría comenzar por contextualizar lo que acaso, haría factible, responder tu inquietud.
Así, lo primero es que la referencia al Tribunal que mal calificó mi Tesis Doctoral y que es catalogado por mí de “obtuso”, se hace a raíz del espíritu con el que fue a evaluar aquella tesis, no porque haya aconsejado que fragmente mi investigación de mil y pico de páginas.
Consta en un expediente, que no el Jurado fue con los mejores ánimos, a pesar que uno de los colegas, había redactado un Informe preliminar muy, muy elogioso -y es llamativo precisamente, que después cambiara de parecer…-. No se produjo un encuentro, sino un choque verdaderamente, traumático y violento, donde se me hizo “salta la piola” durante dos infernales horas de un interrogatorio a quemarropa y cuasi policiaco. Tan de esa suerte fue, que algunos de los que asistieron no podían entender cómo pude soportar semejante presión.
Lo segundo a decir, es que fueron a impugnar con pésima disposición mis propios parámetros teóricos, pero anhelando obligarme a adoptar las preferencias de(l) Tribunal: desde el lado de la Filosofía, rezongaban que me dedicara a Marx y no a otro; desde el lado de la Semiótica, que empleara a Peirce y a Greimas -a quienes se considera incompatibles-, sin optar por ninguno. Del costado de la Sociología, que me “atreviese” a criticar a Durkheim, Weber, Elias y hasta a Bourdieu, que son “intocables” en Salta y en el resto del país (en especial, ésa es la situación con los dos primeros que nombré; es un “crimen de lesa majestad”, siquiera expresar la más mínima objeción).
Lo tercero, es que de Marx se me impugnaba en lo esencial, que diera una interpretación de su firma que no fuera ortodoxa, leninista, sovietista y que el Marx resultante, fuese bastante “sospechoso”, en particular, por ser un “invento” de lo que le hacía forzadamente, decir.
Cualquiera, en el ámbito de lo académico e intelectual, puede, siendo o no Tribunal, disentir con otro, pero lo que no es posible concretar, es calificar o descalificar porque ese otro no coincida con mis propios criterios, que es lo que a la postre, se efectuó.
Sea como fuere, luego de múltiples intentos de publicar mi Tesis Doctoral -que acabó siendo aceptada, a pesar de todo, por la universidad para ser difundida –lo que no se realizó finalmente, aun cuando la investigación cuente con su ISBN), me percaté que era mejor, más útil, segmentarla en varios tomos. De hecho y por lo que estoy sopesando en estos momentos, creo que saldrán seis libros de ese abultado material: una serie de cuatro, se dedicará al pensamiento de Marx en sí. De esa serie, publiqué ya uno, que es el volumen III de lo que siempre se subtitulará Los perfiles de Marx , por más que cambie probablemente, el título que eventualmente, acompañe al subtítulo que dará “nombre” a la serie.
Está previsto una especie de “diccionario” de algunos términos semióticos y marxistas, que puede llegar a incluir una faceta algo “autobiográfica”, que consiste en mostrar cuáles pudieron ser mis condicionamientos afectivos, políticos y hasta sociales, que me empujaron a dedicarme a Marx (porque de hecho, podría haberme orientado a otro intelectual o acaso, a ninguno…).
Por último, habrá otro libro o palimpsesto que será una panorámica de las infinitas corrientes de la Semiótica.
El asunto es que los tomos no serán publicados necesariamente, de manera consecutiva. La elección es a propósito; es para que cada volumen pueda ser consultado de forma independiente de los demás, aunque guarden nexos entre ellos (v. g., son partes de un “conjunto” que los precedió…).
Lo otro a resaltar en ese terreno, es que existen aquí y allá múltiples artículos que se están diseminando en otros espacios, por ejemplo, en la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (FISYP), Instituto dependiente del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Se publicaron (y se difundirán) ciertos trabajos en co autoría con la brillante Prof. Amalia Carrique, quien ideó la Carrera de Ciencias de la Comunicación de Humanidades -aun cuando haya quienes que, muy interesadamente, deseen asomar como los mentores de la carrera…-. Tales investigaciones, lo reitero, fueron componentes de la tesis “original”, primigenia -en consecuencia, hay allí muchas voces, no sólo la mía-.
¿Por qué ese modo “extraño” de proceder? Pues a causa de que no me agrada que una obra sea una “totalidad” aplastada sobre sí; me resulta más seductora la opción de que un libro pueda ser como las “hojas de hierba” de Whitman, que van “desprendiéndose” según los estados de ánimo de quienes se animen a leer lo que ofrezco -u ofertamos, en el caso de los trabajos en co autoría-.
¿Soy innovador en ello? No; es una manía que pusieron en juego algunos posestructuralistas. Deleuze y Guattari, editaron primero “Rizoma”, que es la introducción al tomo I de Capitalismo y esquizofrenia, conocido como El Anti-Edipo… Sin embargo, no es sencillamente algo de “moda”, sino que es un gesto político y “epistemológico” (palabras que no me caen bien –me es imposible explicar esto; es demasiado largo y complejo el tema).
Regresando al libro que se difundió hace poco, confieso que se titula Duendes, apostillas y comentarios. Los perfiles de Marx, vol. III -puede abrirse en http://www.eumed.net/libros/2010c/715/index.htm; cuando me den el ISBN, el depósito legal y se confirme su giro a la Biblioteca Nacional de España, lo enviaré al FISYP, para ver si les interesa…)-.
En todo tu trabajo aparece una fuerte crítica a la academia e incluso, a la mala praxis científica. ¿Cómo se entronca todo eso con Marx?
– Desde mi temprana infancia, adquirí un fuerte amor al conocimiento y a los libros; es algo que heredé de mi madre y que es propio de mi estructura psíquica. En esa escala, me tocó insertarme en el desbalanceado campo cultural, intelectual y simbólico, pero sin duda, también fue una elección que se decanta cada vez más. Me refiero a que no imagino que vaya a militar en las calles, sino a que el combate contra el capitalismo para mí será en el espacio teórico, que es un lugar poco cómodo, al contrario de lo que podría creerse, e. g., a partir de un epíteto de “pequeño burgués”, eslogan típica/mente leninista. ¿Quiere esto significar que es el mejor camino? No y en primera instancia, en virtud de que no existe “mejor camino”… El mundillo del saber, de la escritura es algo que me destinó y que yo mismo acepto. A pesar que me proponga otra cosa, no puedo dejar de escribir; es realmente, algo muy fuerte, Romi. Es escribir, estudiar, pensar o reventar; ya me resigné.
En segundo término, porque las experiencias de militancia que tuve no acabaron de modo edificante e imagino que es tiempo de aceptar por igual, que no encajaré en ninguna organización y menos, si es leninista o marxistaleninista. Los militantes en general y los de aparatos partido, son demasiado autoritarios para mí.
Entonces, en la medida en que uno fue condicionado para y por el universo de la cultura y en la proporción en que uno se asume así, es que ese espacio o lugar es su trinchera de combate. En este terreno, gente que me quiere bien y que no es prejuiciosa conmigo, entiende que lo que llevo redactado hasta ahora sobre diversas áreas (Psicoanálisis, Semiótica, marxismo, etc.), tiene que ser ahondado, continuado, esparcido y por ello, concentré mis modestas fuerzas, energías a lidiar con lo que poseo todavía para decir, aun cuando no se desee escucharme acá, en Salta (no hay queja; es una constatación…). Además y lo repito, no me queda otra que escribir. Hace poco, un amigo estimado enunció que la escritura es como ese espacio en que soy lleno de felicidad; la escritura es para mí, como el teatro para un actor de teatro; eso dijo.
Así las cosas y a pesar que Marx no haya cincelado nada de forma directa en torno a la universidad, en la escala en que se es marxista -y de hecho, lo soy, aunque no se pueda estar sencillamente, seguro de proferir “soy marxista”…-, uno tendría que desmantelar lo que de la institución y/o de la praxis científica, encuentre objetable. Nada más, nada menos.
Pero también podría sostener que lo que procuro concretar en los instantes en que se me acusa de “difamar” a la universidad, es que los que lean lo que publico al respecto, puedan o no servirse de los “anteojos”, de las “herramientas” que dono; si a algunos les sirve, que haya alegría, y sino, bien, que busquen otros lentes, otros utensilios que les vendrían mejor (pero anhelaría que a mí, me dejaran en paz con mis propias necedades, si se quiere…).
¿Por qué elegiste un nombre que trae una especie de “imaginismo”, algo de lo improbable y de lo ficcional, de lo anti-científico, para titular tu libro?
Es que de la ciencia, de los científicos y de las personas que apuestan por la ciencia y por los científicos, hay que desconfiar… y mucho. Son lacayos del poder y emplean lo que conocen para su propio bienestar; miremos, sino, lo que acontece en Salta.
Por añadidura, al cultivar un Marx que no es leninista -mi amigo Julio Quintana me dijo que soy anti leninista…-, afirmo que él no idolatraba ni la ciencia, ni la técnica, ni a los científicos, ni la tecnología. No fundó ningún saber que pudiera englobarse como ciencia. Las palabras alemanas Sozialismus Wissenchaft no se pueden traducir necesariamente, por Socialismo científico, sino por Socialismo crítico, por ejemplo.
A esto ya lo dije en otras ocasiones, pero Marx no convirtió la Economía en ciencia porque, entre otras razones, evaluaba que únicamente la Historia era ciencia (ir a La ideología alemana). No transformó la Filosofía pre científica en una Filosofía racional, científica, llamada “Materialismo Dialéctico” a causa de que no existe Filosofía en él: para Marx, ese (falso) conocimiento, debe ser abandonado para que se muera de una santa vez; la Filosofía, dialéctica o no, “materialista” o no, es ideología. Tampoco hay un “Materialismo Histórico”, sino a lo sumo y con carácter provisional, una concepción materialista en torno al devenir de los procesos sociales.
Por lo adelantado, es que mi enfoque del barbado de Prusia -me era imposible esquivar el circunloquio…- es no cientificista, en lugar de “anti científico”. Por eso mismo, es que articulo lo poético en su nombre; reivindico una genuina poética en su obra, de su escritura.
Esto de lo “delirante” de Marx tiene que ver también con algo que se rebela en vos. A ver; sos un doctor, un especialista, un estudioso de la obra marciana… Pero siento que en realidad, te gusta ese costado poético, menos teórico y más práctico, menos académico y más estético de su obra. ¿No será que en el fondo, estás reinventando teorías y que Marx te sirve sólo como anécdota de tus planteos?
Y sí, Romi; uno siempre se inventa a sí mismo en el comentario del otro, en simultáneo a que glosa a ese otro en cuanto otro. Es perfectamente factible que mi “presentación” del “caso Marx” sea al fin, una auto presentación: mi querido Marcel, en su busca del tiempo perdido, lo había adivinado; cuando se es autor, uno se comporta en tanto lector; cuando se es lector, actuamos como autor…
No obstante, habría algo más: dentro de él, en ese nombre, hombre infinito que esseráMarx -así, todojunto-, intenté desmarcarlo de lo que hicieron de él otros que también se re inventaron a ellos mismos (Lenin, Guevara, etc.). Una de las tantas diferencias es que yo lo vuelvo explícito y entonces, lo que consultan lo que le hago decir a Marx están avisados que es una perspectiva más, aunque posea determinadas consecuencias en la militancia, en la forma de la militancia.
Perdón que insista en esto. Cuando comienzo a leer, siento que leeré en realidad algo “delirante” de Adrián y no de Marx; tu introducción, la dedicatoria, los epígrafes… me llevan a una cosa otra: una novela, por ejemplo. Aparece incluso, el personaje “recortador”, “intérprete”, “analítico”, “el comparador”, hasta el “presagiador” o todavía más, “el historiador”… Pero como personajes. ¿Es un mío disparate que ese Mío Cid, tu “Carlitos” – así por vos llamado-, se haya convertido en tu “a propósito” de…?
– Una novela, sí; acaso sea eso que no puedo escribir, lo que de cualquier forma, tipeo acerca de Marx, ese amigo, ese hermano, el que no tuve.
La figura del “tejido” viene no sólo por Derrida, sino por mi “bizcabuela”; cuando era niño, la miraba tejer todo el tiempo, casi como yo leo y escribo. Las metáforas que uso no son pues, casuales.
A medida que se adelanta en el tejido, se arma una “fila”, desarticulando otra y aunque eso pareciera que no conduciría a ningún puerto, lo cierto es que se acaba por obtener una prenda. Bien; no habría ya allí un Marx sin “ismo”, como espetó Fernádez Buey -se llama así; no hay ironía en eso… – (risas); no habría un tejido finalizado que se destejería, sino que uno iría tejiendo y destejiendo el palimpsestoMarx.
¿Qué habría y que existiría entonces, en ese libro, en las obras que aguardan nacer? No lo sé y no es broma. No lo sé; es una pregunta inconmensurable, como diría Borges; algo que contestar llevaría una vida.
– Nota relacionada de posterior publicación:
I Parte de la Entrevista
Plus valía: Marx -a Bensi y Bovarines, los obreros de López- y Vicente Nario
http://www.salta21.com/Plus-valia-Marx-a-Bensi-y.html
El barbado de Prusia, circunloquio sobre el nuevo libro de Adrián López
Hola:
Creo que es importante destacar que en general las instituciones no suelen interrogarse en su praxis. Pero aunque ésto parezca una perogrullada,es filoso como una guadaña. Se tiende a dejar de lado la autocrítica y la humildad que debería existir en cualquier saber,práctica y acontecimiento. Pero claro, nos han enseñado a que no se debe morder la mano que te da de comer…,sí,ya se que todo es mucho más complicado de lo que parece ,lo escuché muchas veces,pero hay cosas que ya las deberíamos haber aprendido desde un vinculo de respeto hacia el otro.
Creo que Adrián denuncia en parte, ésta situación de miseria y deslealtad.
Segúro que en la obra de Marx hay elementos que identifican a Adrián y lo estimulan a re-inventarse cada día,al igual que otras cosas,al igual que cualquiera de nosotros,con nuestras historias.
Creo que efectívamente hay cuestiones de poder empañando un montón de voluntades noveles y creativas.
Ojalá pronto podamos encontrarnos en charlas,afectos y escrituras,no tan institucionalizadas,no tan privatizadas.
Tomen un poco de aire entre palabra y palabra señores y señoras del saber, que los tsunamis, no solo son de agua…
Un abrazo Adrián,y un saludo para todos.
Fernando
Circunloquios, desplazamientos y circunlocuciones
Recién hoy lunes, pude ver la grata página de Salta 21, encontrando un feliz comentario de «Dalilo Vica», a quien tuve la fortuna de conocer personalmente, como así también a su amada compañera de alegrías y «desmanes» (aguardo que en algún momento, anhele revelar su identidad de DNI o civil, como para salir de su anonimato, por más que sea partidario de las máscaras y de los duendes, esto es, de lo que aparece sin asomar del todo…).
Fulminante, certera y oportuna la aclaración lingüística sobre las diferencias entre «circunloquios» y «circunlocución». Lo que me atrevería a sostener es que, de acuerdo a lo que aparecerá oportunamente en la segunda parte del reportaje, lo que caracteriza mi estilo es el empleo de circunloquios y circunlocuciones, y por ende, los desplazamientos semánticos y temáticos, de forma que serían ambos los gestos retóricos de la estructura de mis frases. En cuanto a que te ves «reflejado», inventado en una pequeña oración de la entrevista, bueno, ahora sabrás que cuando pillo un papelito de confitería es para anotar cosas que luego, mucho más tarde, uso en alguna circunstancia propicia y entonces, entenderás que «habrá que temblar»…
Por último, si bien es cierto que la difusión en formato «tradicional» de alguno de mis libros o de todos ellos, ayudaría a lectores como vos, también es verdad que ninguna editorial del globo alcanza el «tiraje» de Internet. Sin embargo, la edición en papel es imposiblemente cara para mí y «tobías» no encuentro un sponsor, ni oficial ni extra oficial. Pero algo adelanté, ya que antes de Málaga y del FISYP, no podía siquiera publicar ni mis artículos por la terrible censura que existe en la academia.
Cordialmente,
– A. López
DNI: 24.138.809
El barbado de Prusia, «circunlocución» sobre el nuevo libro de Adrián López
Nuevamente me sorprende y alegra encontrar en páginas salteñas que se enuncie sobre Marx (o “Carlitos” o “el barbado de Prusia”, como lo refiere el especializado Dr. López). Y difícil es seguirlo sin tener el inevitable impulso (aunque después no lo concretemos) de recurrir a libros y otras fuentes para interiorizarnos sobre la temática marciana, tan esquivada y minimizada en nuestra sociedad, cuando no perseguida, reprimida e intentada “desaparecida”. (¿Por qué será? ¿Qué hay detrás del Marxismo… o de López?).
Me parece sumamente interesante eso de que “uno siempre se inventa a sí mismo en el comentario del otro”, y es raro sentirme inventado por Adrián. (Mirá vos como vengo a descubrir mi “Yepeto”). Y por supuesto, como muchos que crecimos al lado de los libros: de papel, con tapas, hojas, letras impresas, etc. (lo cual no quiere decir necesariamente que los hayamos leídos), soy de la moción que los libros de Adrián López se publiquen en el clásico formato, no solo digitalmente, haber si así puedo entrarle a la lectura, ¡sin tanto esfuerzo de vista!
Otra vez mis felicitaciones para Salta 21 y Adrián, esperando ansioso la segunda parte del reportaje, proponiendo un sutil cambio en el título. En vez de “circunloquio” (rodeo de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresarse más brevemente), poner “circunlocución” (figura que consiste en expresar por medio de un rodeo de palabras algo que hubiera podido decirse con menos o con una sola, pero no tan bella, enérgica o hábilmente).
Todo el tema da para más, muchísimo más, pero lo mío se ha circunloquecido.
Un cordial saludo.
Dalilo Vica.