¿Qué harías si tu amigo llega a tu casa y al poco tiempo parece ser tu esposa? Escenas con mucho humor dejan a las claras que un buen texto con muy buenos actores es la fórmula del teatro que esperamos ver. Pablo Rago y Carlos Calvo son esos amigos que alguna vez nos deleitaron en la pantalla chica. Ahora, en teatro, maduros y con más matices, pasaron por Salta con Extraña pareja.
Carlos Calvo es Oscar Madison. Pablo Rago es Félix Ungar. Estas presentaciones de actores y personajes ya hablan de una dupla más que encantadora, estridente y hasta clásica. Esta Extraña pareja, sacudió emociones y risas anoche en el Teatro del Huerto en Salta, durante dos horas con éxito de público.
El texto de Neil Simon explotó las excelentes condiciones actorales de la pareja humorística llevada al teatro con sabia elección. La comedia conquistó -tras la temporada marplatense- el Premio Estrella de Mar. No quedan dudas de los motivos del premio ni tampoco de la complicidad escénica que pueden llegar a mantener Calvo-Rago.
El público ovacionó el disparate y el talento de un gran elenco. Además de esta Extraña pareja, estuvieron en el escenario Claudio Rissi (Murria) , Gonzalo Urtizberea (Vinnie), Coraje Abalos (Speed) y Daniel Roncoli (Roy), los cuatro amigos de la pareja y las raras vecinas, Mónica Antonópulos y Anabel Cherubito, quienes fueron «las Angies».
La amistad de Félix y Oscar se pone a prueba cuando ambos atraviesan por crisis que son a la vez distintas por las características de sus personalidades y similares porque en definitiva devienen de la soledad que deben afrontar tras el fracaso de sus matrimonios. Es ahí cuando el afecto que une a los amigos es confirmado en su profundo valor humano cuando se plasma en actos reales con los que acompaña el uno al otro.
Rago encarna a un obsesivo, maniático de la limpieza que irrumpe en la vida de Oscar (Calvo), todo lo opuesto de aquél: es el hombre que vive como soltero, desordenado y despreocupado del tiempo. Se reúnen con los amigos para jugar al pócker y convierten el departamento en un «pequeño garito».
El conflicto se desata cuando los amigos se enteran que Félix fue echado por su esposa y temen que se suicide. A partir de allí, Félix instalado en el «hogar» de Oscar, va desplegando múltiples ocurrencias y rasgos neuróticos de los personajes sacan a la luz las cosas más humanas y complejas, esas que hacen al otro un verdadero «personaje» en nuestras vidas y que lo cambian todo con un rasgo de originalidad.
Lo que cansa a algunos puede enamorar a otros, podría ser una especie de llamada para los espectadores. En algún lugar del mundo, hay un otro que puede ser la mitad esperada, aunque un ser humano tenga aparentemente tantos defectos. Las mujeres desean a Félix, a quien ni Oscar ni su esposa soportaron más. Aunque al final, el triunfo de la amistad puede más que todo lo malo.
El tema de la convivencia es un punto muy interesante de la obra; muestra que esta es complicada no sólo para un hombre y una mujer, sino para dos amigos que inclusive llegan a parecer un matrimonio.
Mucho humor en la comedia, situaciones que sorprenden porque causan extrañeza pero se simplifican con la mostración natural, giran en torno a una historia en la que el final causa también comicidad y asombro.
Pablo y Carlos despliegan en el escenario una mezcla de sana duplicidad y perversa relación de solteros abandonados que se deshacen en sus mundos como esos grandes tipos.
La escenografía delínea el perfil de la comedia y el espacio se juega ágilmente, con idas y vueltas, entradas y salidas con un ritmo motivante.
Y la música de Frank Sinatra cierra el corte americano de esta comedia en la que la Extraña pareja se luce en sus protagónicos; chispeantes, encendidos, emotivos y nunca extraños soñadores, viciosos del amor, la fortuna, el delirio y la buena vida.