A pocos kilómetros del centro de la ciudad de Salta, el Encón Grande aún es tierra de promesas. Sin agua potable, sin caminos adecuados y sin transporte, los lugareños esperan más que la presencia de funcionarios en fiestas religiosas.
“Cuantos hombres se precipitan hacia la luz, no para ver mejor sino para brillar” . Federico Nietzsche
Las fiestas populares se caracterizan por un clima jovial y la espontaneidad de las personas que en ellas se encuentran, sobre todo si transcurren en lugares aledaños a La Capital, prueba de esto son las composiciones folklóricas que testimonian de una manera acabada lo que sucede en localidades del Valle de Lerma en épocas de carnaval o de fiestas patronales, piénsese en “Carpas Salteñas”, por ejemplo y de inmediato vienen a la memoria los caseríos de La Silleta, Campo Quijano y La Merced.
Verdaderamente, aquí el poeta sale a compartir sus versos con la gente sencilla, asumiendo el riesgo de ser rotulado como popular y así ser rechazado de la “comunidad epistémica” de la poesía…
Casualmente, un 13 de Mayo, fecha que el calendario reserva para la Virgen de Fátima, estuve en el festejo que todos los años mis vecinos de “El Encón Grande” (municipio de Campo Quijano) organizan para rendir tributo y venerar a su patrona. Allí no sólo se encontraban presentes el cura párroco y sus acólitos, sino también el intendente Manuel Cornejo, como corresponde, pues es una autoridad civil que representa la voluntad general, en palabras de Rosseau.
Por ser este un mandatario del pueblo, es que me acerco humildemente, con un tono formal y menguado a su mesa, dado que los lugareños hicimos un festín popular, (por supuesto en las antípodas de los casamientos o cumpleaños de algunos funcionarios) y le pregunté cuándo concluirían las obras para que podamos beber agua potable y cuándo los caminos estarán de una vez por todas acondicionados.
El administrador de la cosa pública, diplomáticamente contestó a mi interrogación diciendo que ya estaban adjudicadas las obras y que muy pronto la localidad estaría gozando del servicio público elemental e irrenunciable para la vida (en palabras de la Organización Mundial de la Salud) y de los más modernos caminos.
Esto fue en el año 2005, ya anteriormente había inquirido lo mismo al ex intendente, ex diputado nacional, ahora diputado provincial Carlos Sosa… ¿su respuesta?… Simétrica a la de Cornejo.
Pasaron los años, el calendario gregoriano indica 2008 y recién se está concluyendo una obra para proveer agua a algunos barrios de la Capital, no se sabe si ésta posibilitará la provisión de agua a los vecinos de “El Encón Grande”; sumado a esto varias familias están aisladas porque el transporte público no entra a este rinconcito (situado a pocos kilómetros de la Catedral) de la provincia, además de esto los caminos se encuentran en estado calamitoso , sólo transitables por aquellos sectores que tienen la dicha de poseer camionetas altas y doble tracción.
Una vez más se ve la incapacidad de los funcionarios para manejar los asuntos municipales y una vez más los perjudicados son los vecinos que no cuentan con recursos y cuya humildad reflejada en el silencio de sus almas es utilizada para continuar en el gobierno.
A veces la gente confunde el silencio con el respeto y eso es provechoso para quienes necesitan que prospere un proyecto político vacío. Sólo un proyecto político vacío permite que no exista un servicio público como el transporte en una comunidad numerosa, desnaturalizando el municipio como institución regulada inclusive, en la Constitución Nacional art.123; sólo la desidia y el desinterés permiten que el agua no llegue a los vecinos a pesar de que los caños de gran volumen pasen debajo de sus moradas, negando de un modo cruel el elixir que permite el desarrollo del ser humano, violando flagrantemente la Constitución Provincial.
El municipio es autónomo por naturaleza y por ser la institución que nace con los vecinos es la forma de organización que madura y fortalece a la democracia, puesto que la inmediación entre gobernante y gobernados (sobre todo en municipios con poca densidad de población) permite un mayor control y mayor consensopara la toma de decisiones. Ha quedado atrás la posición que sólo le reconocía autarquía y lo consideraba dependiente de la administración provincial…
El hecho de que una autoridad constituida comparta una fiesta popular, representa tal vez, la comunión que debe existir entre el pueblo y el gobierno, pero esta vocación de unión no se agota en el simple acompañamiento de una celebración religiosa, el acompañamiento debe ser continuo, debe reflejarse en las batallas cotidianas contra un gobierno que no es del mismo signo político o si es de la misma facción, mejor aún, pueden prosperar las gestiones con celeridad.
Lo cierto es que la demagogia da muchos beneficios y son pocos los políticos que tienen un estilo austero y mesurado a la hora de hacer política. La oclocracia desde los tiempos inmemoriales sirvió para contentar a las masas, a la plebe, a la muchedumbre.
Se adulan los sectores mayoritarios de la población con vistas a ganarse sus votos, se lisonjean los errores más crasos (el derecho divino del gobernante o su función mesiánica), se exaltan las confusiones más elementales (como entre lo económico y lo social), se hace beneficencia con los dineros públicos (que el fisco debe luego reingresar con impuestos que pagan todos) y se promete lo que no se puede ni se piensa cumplir.
Platón colocaba al demagogo en el sitio más bajo de la escala social, equiparándolo al estafador. Desde luego que nuestro pueblo no es ingenuo, de hecho se da cuenta de la mala praxis, estas líneas nacen de la incomodidad de los vecinos, el término plebe, muchedumbre, no es aplicable a personas que se preocupan por el sufrimiento del otro y no están masificadas, pues su pensamiento se conserva en la individualidad intelectual de la que hablaba Ortega y Gasset.
Quizás, varios funcionarios anhelen perdurar en el recuerdo como una zamba o ser populares como cualquier manifestación folklórica, pero para llegar a eso hay que ser auténtico y coherente.
El poeta que logra ese reconocimiento es distinto al político que promete y no cumple, este último lleva enmarañado en su pensamiento fines partidarios o personales, el poeta pinta con la palabra lo vivido y ennoblece con sus metáforas al hombre sencillo sin esperar nada a cambio.
Ojalá que la mansedumbre de estas palabras lleguen a destino y que este año en la misma fiesta patronal podamos ver la solución de nuestros pesares, desde la “Carpa de El Encón Grande”…
– Juan Manuel Pizarro es estudiante avanzado de la carrera de abogacía
– Nota relacionada: SAETA no tiene servicio para El Encón y deja a pie a sus habitantes:
Toda Salta de fiesta, menos el Encón Grande…
Realmente es una desilución muy grande, votar a una persona para que en pos del bien común trabaje por nosotros la gente del pueblo. Estamos a pocos km de la Catedral y sin embargo parece que viviéramos enclavados en la montaña inaccesible.
Conosco la militancia social de este jóven y lo acompaño. Felicito a Salta 21 por la objetividad y la calidad de sus directores, tanto chávez Díaz, como Brizuela. Muchas Gracias
Toda Salta de fiesta, menos el Encón Grande…
Apoyo a los vecinos del Encón grande, soy vecina de esa localidad y desde hace años padecemos la ineficacia de las autoridades comunales.
Toda Salta de fiesta, menos el Encón Grande…
Apoyo a los vecinos del Encón grande, soy vecina de esa localidad y desde hace años padecemos la ineficacia de las autoridades comunales.