Asfixia: caleidoscopio de lo mórbido, lo homosexual y lo histórico

“Asfixia, los pasos, la luz y el grito” es una obra de teatro escrita por Germán Tolaba y dirigida por Nena Córdoba, elenco del Grupo NN que encara una propuesta jugada y de riesgo escénico por parte de los actores.

Desde mi punto de vista, la obra se constituye en la consagración de lo prohibido. Salta 21 asistió a la función del sábado 5 de mayo a las 22 hs. en Rivadavia 937, Asociación Argentina de Actores.

La puesta vuelve a convocar la novedad, como en “Los métodos poéticos” (o en «Conejito»), escrita y dirigida por Germán Tolaba (Gérman T). Novedad en tanto se nutre de originalidad y sorpresa, novedad en cuanto a fuera de lo común. Novedad que ejerce la fascinación. La puesta es una especie de circo romano que nos remite a algo similar al «Yağlı güreş» en donde Daniel “Fito” Gauna y Gérman T, los actores, se convierten en los colosos del averno. Pero a la manera de un perfecto caleidoscopio, el efecto del dispositivo escénico concentra una polisémica forma que podría llevarnos a una siniestra isla, un faro en el fin del mundo o al Pozo de Vargas. Los efectos sonoros generan tensión y la iluminación crea atmósfera. En definitiva, es un mundo posible, situado entre lo real y lo imaginario, donde acontece la desnudez, el incesto, la relación carnal, la locura, la desaparición.

Fantasmagóricas figuras las de Gauna y T, de un exquisito vuelo sensorial transgresor, giran por ese mundo cual cadáveres calcinados, cual hermanos de una historia, cual pareja en la mente de otro, cual víctimas fatales del Pozo de Vargas (Tucumán), fosa donde se hallaron 15 cadáveres desaparecidos en la dictadura . Ellos están en el averno, no hay duda posible. El paso hacia otra cosa es necesario, salir de la miseria, la humillación, el crimen, esos espacios que cobran cuerpo en las palabras, porque las palabras actúan y penetran en la mente de quien se cree espectador, de quien se atreve a serlo, de quien corre el riesgo junto a los protagonistas. Un tipo de teatro que exige una complicidad irreverente, sexualmente incorrecto, ideológicamente insurrecto; actores y público se combinan en una réplica por el juego en el que ambos son anverso y reverso, pues existe si se cree que existe. Un trabajo jugado, de riesgo escénico, que conlleva a la negación o al goce, sin retorno.

Actores, entre los que se suma Belén Carballo como actriz de reparto, y directora, han sacado lo mejor de sí artísticamente y lo peor de sí morbosamente. Se han arriesgado para componer una pieza de erotismo doloroso en la que se huele la humedad y el deseo de los cuerpos, se huye del encierro y se mezcla sudor y libido, en dosis alternantes.

Gérman T imaginó un lugar y Nena Córdoba le puso nombre: el Pozo de Vargas, “antiguo pozo de agua, de 3 metros de diámetro y 40 de profundidad, que se usaba para abastecer a locomotoras de vapor y que en los años 70 quedaba en medio del campo pero ahora está rodeado de nuevos barrios. Varios testigos declararon ante la Justicia que durante la dictadura era constante el ir y venir nocturno de vehículos militares por el pozo” (cita). Los 15 esqueletos fueron hallados con las manos atadas y semi quemados, pero en el lugar murieron decenas de personas y se encontró los restos del ex senador provincial peronista Guillermo “Chonga” Vargas Aignasse.

Hay una verdad en la ficción. La obra es una revelación que nos conduce a un infierno poético. La obra es la rebeldía del teatro salteño.

– Notas relacionadas:

Generación Crítica: «Los métodos poéticos»

http://www.salta21.com/Generacion-Critica-Los-metodos.html

Los métodos poéticos, transmitancia sobre lo perverso

http://www.salta21.com/Los-metodos-poeticos-transmitancia.html

Una obra de teatro llamada Conejito: crueldad, sadismo y perversión

http://www.salta21.com/Una-obra-de-teatro-llamada.html