Lucas Nelson, el niño genio salteño

Lucas Nelson lee el diario, actividad que realizan los adultos de su familia. Habla sobre los temas actuales, copia las letras de canciones. Tiene 3 años y 9 meses de edad cronológica pero su coeficiente es la de un niño de 8 o 9 años y estaría en condiciones de cursar el EGB 1, en tercero.

En una charla con el periodista Jesús Rodríguez, corresponsal de Clarín en Salta, me cuenta emocionado acerca de Lucas Nelson. Tuvo la oportunidad de conocerlo personalmente y de dialogar con su madre, la contadora Liliana Nelson y con su abuelo, Armando.

La problemática que expone Jesús en su nota, deja entrever, que en Salta no están preparados para un niño inteligente. No lo admiten en la escuela por la edad sino hasta los 6 años, no puede estudiar guitarra sin haber cumplido los 8 y tampoco puede estudiar piano hasta no haber cumplido los 6 años. Estas ridiculeces dan cuenta de una sociedad tradicionalista, con falta de visión progresista y con cierta incapacidad para resolver estos casos y salirse de la «norma vigente».

Lo cierto es que Lucas, es un pequeño genio que cumple una educación asistemática y se forma en el ámbito familiar. Un niño de 3 años y 9 meses es un ejemplo para muchos argentinos que siendo adultos, no saben acerca de lo que pasa en la realidad. Lucas sí, lee el diario y hace comentarios. Con un poco de criterio podríamos tener un niño avanzado en sus estudios y sus capacidades estarían mejor llevadas.

En Clarín edición papel, la nota de Lucas Nelson tiene una llamada en tapa, en su edición del 1 de abril, en el ángulo inferior derecho donde dice: «Además» Sociedad P.34. Apareció en Salta un niño prodigio de 3 años. La noticia fue un boom.

– Así informó Clarín:

Tiene tres años y un coeficiente

intelectual del doble de su edad

Lucas Nelson aún no había dejado los pañales y ni sabía caminar cuando ya reconocía las vocales. Ahora, el chico ya lee y escribe.

– Por: Jesús Rodríguez

«Sentado en una pequeña silla que va con el tamaño de la mesita beige donde hace sus deberes, copia letras de canciones y lee el diario del día, Lucas Nelson, recibió a Clarín en el mismo momento en el que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hablaba al país: «esto es por el paro del campo», dijo Lucas, sin que nadie le pregunte.

Con esa frase, totalmente inesperada por el cronista, se presentó el niño prodigio que tiene tan solo tres años y nueve meses de edad, mide 98 centímetros y pesa catorce kilos.

Según una especialista, Lucas tiene un coeficiente mental del doble de su edad, por lo que este año se le permitió, en forma provisoria, ingresar al Jardín de Infantes; en realidad, debería estar en tercer año de EGB 1: «Aquí no hay cómo brindarle una educación adecuada a mi hijo, aún cuando la ley Federal de educación, en su artículo 93, están contemplados los casos de los chicos especiales», dice la contadora Liliana Nelson, madre del pequeño prodigio.

Lucas aún no había dejado los pañales y ni siquiera sabía caminar cuando ya reconocía las vocales y sílabas sueltas donde sea que las vieras escritas. Ahora, por muy poco, no lee de corrido.

«Un día fuimos a comprarle un par de zapatillas, y siendo un bebé, señalaba las vocales que estaban en las propagandas y ofertas de la tienda diciendo la «A» de ala, la «E» de elefante, la «I» de iguana, la «O» de oso, y la «U» de urraca. Los vendedores se asombraron y nosotros quedamos con la boca abierta», dice, con toda chochera, María Luisa, la abuela de este asombroso chico.

«Las notas musicales son siete«, dice Lucas, y las nombra en el orden correcto. «El año pasado, me puse a ver un recital de Mariano Mores en la televisión, y mi nieto Nelson, muy concentrado, imitaba cómo el maestro tocaba el piano», dice don Armando Hugo Nelson. «Lo quisimos hacer estudiar piano, pero no me lo reciben hasta tanto no haya cumplido los seis años. Lo queremos mandar a aprender guitarra, y nos dicen que tiene que tener ocho años. Y nos pide estudiar música, pero no podemos hacer nada», explica la mamá del chico.

Sobre su mesita, Lucas tiene una revista con dibujos de frutas para pintar separadas en grupos, para que los niños aprendan a sumar: «Silencio, por favor», pide Nelson con su voz menuda. Emulando a su maestra de Jardín de Infantes, el chico dice: «Atención: tenemos dos manzanas por aquí, y otras dos por acá: dos más dos, es igual a cuatro. ¿Entendieron?». Así es el pequeño genio salteño».

– Nota de Clarín:

http://www.clarin.com/diario/2008/04/01/sociedad/s-03401.htm

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