El análisis de la resolución 805, más que un régimen de valoración es el análisis de la carrera docente, que mal se puede hacer en una jornada sin muchas pautas para la discusión ni puntos de comparación o contraste.
Detrás de ella, de la 805, hay toda una política de Estado Provincial y hasta una visión del docente en la que se jerarquiza cierto tipo de capacitación sobre la experiencia (antigüedad) sin lograr el equilibrio necesario para articular ambos aspectos.
Primero, para jerarquizar la profesión es necesario partir de títulos de base de más de cuatro años que superen las limitaciones de la formación terciaria que transformaron esta carrera en una de “fácil salida laboral” o una salida para otros profesionales que se desempeñan cono profesores sin tener formación pedagógica alguna.
Al no articular el gobierno una política seria de formación permanente, de articulación entre las acciones, seguimiento y evaluación, la capacitación docente queda librada al mercado donde sólo acceden a Postítulos y Diplomaturas (que en la presente resolución son los más valorados) aquellos docentes que pueden costearlas, creando una desigualdad de oportunidades donde se pretende ser “equitativo y justo en el reconocimiento de la trayectoria profesional”.
La capacitación en servicio o la investigación en acción que son las formas probadas de mejorar la calidad educativa, ya que responden a las necesidades institucionales y sus resultados son más factibles de verificar, no han merecido atención en esta resolución ni su reconocimiento en la valoración porque no hay acciones gubernamentales al respecto.
La experiencia de un año frente al grado ha sido relegada a un 0.25 lo que es mínimo ya que es menos aún que 40 hs. cátedras de capacitación que equivalen a 1 punto.
El tema del puntaje otorgado por zona y residencia (como si fuera mérito académico la residencia) son otros aspectos que se pueden discutir; pero más allá de estas cuestiones referidas al puntaje, la carrera docente y su profesionalización necesita de políticas serias, que hagan posible la formación docente continua, la especialización, que sugería la Ley Federal, el desdoblamiento de la carrera docente entre quienes aspiran a cubrir cargos directivos y quienes podrían ocupar cargos de asesoramiento pedagógico como propone la nueva Ley; y la capacitación en servicio, con los especialistas junto a los docentes en las escuelas.
Pero requiere tiempo, políticas educativas propias (no importadas) serias y continuas y sobre todo dinero y esto último, para educación, no hay.
