La obertura de Romeo y Julieta, de Chaikovsky, deja el mensaje de que el amor es más importante que cualquier otra circunstancia humana. Con La Canción de la Tierra, de Mahler, la Sinfónica de Salta estuvo espléndida, con cantantes de gran nivel.
Teatro Provincial de Salta. Jueves 15 de mayo de 2008. Orquesta Sinfónica de Salta. Carlos Bengolea (tenor). Alejandra Malvino (mezzosoprano). Director Maestro Luis Gorelik. Peter I. Chaikovsky (1840-1893): Obertura Romeo y Julieta. Gustav Mahler ( 1860-1911): La Canción de la Tierra.
En otras oportunidades dije que el arte es la suma de aproximadamente un 30% de talento más un 70% de esfuerzo. Sin el talento no hay arte. Con sólo el esfuerzo, tampoco. En el mundo y en todas las épocas hay muestras permanentes de esta aseveración. Por supuesto también sucede en nuestra ciudad, en ejemplos que no vale la pena mencionar pero que muchos de los lectores de este prestigioso website, seguramente conocen.
En la noche del 15, se produjo un nuevo milagro musical. Hubo talento y hubo esfuerzo. De las condiciones técnicas y artísticas del maestro Gorelik ya he hablado en otras oportunidades. Esta vez le sumo el tiempo y el esfuerzo necesario para producir una noche artística. A ello se sumaron dos notables cantantes, el tenor Carlos Bengolea y la mezzo Alejandra Malvino. Y por si faltara algo, se agregó la concentración de la orquesta que respondió casi impecable a los requerimientos de los tres nombrados.
La amplia obertura de Romeo y Julieta , que algunos hasta llaman Sinfonía Dramática, que escribiera el ruso Chaikovsky sobre el drama de dos adolescentes pertenecientes a las familias veronesas de Montesco y Capuleto, que incluye la descripción sonora de las luchas armadas entre ambos grupos, los momentos de éxtasis amorosos, la pegadiza melodía que identifica la dulzura de Julieta, en fin, todo el romanticismo que exige tan conmovedora historia, que termina con la muerte de los protagonistas, mereció una fenomenal interpretación. Luego de una breve introducción, llega el maravilloso tema del amor en lo arcos y a partir de allí, en una manifestación coordinada, exacta, en tempo, debidamente equilibrada en su exposición de planos sonoros evidentes en su transparencia, transcurrieron sus casi veinte minutos que en definitiva dejan el especial mensaje de que el amor es mas importante que cualquier otra circunstancia del sentimiento humano.
Como un cálido recuerdo al compositor ruso y fuera de programa, se interpretó un arreglo para orquesta de cuerdas, de uno de los movimientos del Cuarteto en Re mayor nº 1 que Chaikovsky basa en temas populares de su tierra.
Finalmente llegó un esperado estreno para Salta. Das Lied von der Erde (La Canción de la Tierra) escrita tres años antes de la muerte de su autor es la musicalización de siete poemas chinos traducidos al alemán que Theobald Pollak, amigo de Mahler, le regalara con la intención de que éste supere su estado de depresión por la muerte de su hija mayor y su retiro de la dirección de la Ópera de Viena. Mahler encontró poemas que de una u otra forma describían con parecido asombroso su situación personal. Sus denominaciones lo dicen todo: 1) Brindis por la miseria de la Tierra; 2) El solitario en otoño; 3) De la juventud; 4) De la belleza; 5) El borracho en primavera y 6) La despedida (fusión de dos poemas en homenaje de la Tierra, la Belleza y la Muerte).
La orquesta estuvo espléndida en su respeto por la tradición centroeuropea. El director Gorelik midió con esmero el volumen sonoro permitiendo una perfecta audición -salvo en dos versos en la tercera y cuarta canción – de dos cantantes de gran nivel. La hermosa voz de Carlos Bengolea, tuvo una noche inspirada y su timbre no sucumbió ante la exigente tesitura planteada por el autor. Su exquisita afinación abrió el oído del oyente, en poemas a los que no está acostumbrado. No le fue en zaga la notable Alejandra Malvino de voz fresca y medido vibrato. Su canción final, desesperada, transmitió exactamente la infinita tristeza que de ella se desprende.
Ambos exhibieron una enorme variedad de recursos y matices que hablan a favor de la decisión de incorporarlos en esta página tan poco transitada en los escenarios del mundo. Hay aspectos dionisíacos, escalas pentatónicas, textos pesimistas, romanticismo, cierto sabor pintoresco, emotivas evocaciones, un llamativo “scherzo” en la quinta poesía. Todo estuvo bien dicho, lo que prueba que tengo razón al insistir en un meduloso trabajo previo.
NdR
– José Mario Carrer pertenece a la Asociación de Críticos Musicales de la República Argentina.
Su último libro, La música que yo viví , fue publicado en el 2003 por la Editorial MAKTUB. En la contratapa aparece una reseña firmada por José Juan Botelli.
Inicia con una crítica a la Camerata Alter, presentada en el Teatro Alberdi en agosto de 1986 y finaliza con el concierto inaugural de la Orquesta Sinfónica de Salta, allá por abril de 2001, cuyo título es: Sueño cumplido.
En 327 páginas, refiere críticamente a la música que abarca más de una década.
Dedica el libro a su esposa Guilú, a sus hijos Sylvana María, José Mario, Ricardo Humberto y María Alejandra; y a sus nietos Nicolás y Federico. Para que comprendan mejor la música.
Actualmente tiene 70 años y sus críticas son publicadas, desde hace unos años y hasta la fecha, por Mundoclásico.com, sitio especializado en música refinada.
Salta 21 agradece su valiosa y generosa colaboración porque entendemos que la música exquisita es al oído como el canto de los pájaros a la tierra. El crítico agudiza la percepción y revitaliza el conocimiento con la reconstrucción pensada en sintonía con la razón y la emoción.
Dijo Mundoclásico.com:
José Mario Carrer pertenece a la Asociación de Críticos Musicales de Argentina siendo el primero del interior del país aceptado por tan prestigiosa entidad. Violinista no profesional. Fue barítono solista en la Camerata Alter de Tucumán (Argentina) durante diez años. Desde hace casi veinte años es crítico musical de ‘El Tribuno’ de Salta en calidad de colaborador. Fue Secretario de Cultura de Salta durante el período 1991-1995. Es cofundador del Abril Cultural Salteño, del Mozarteum Argentino de Salta y de la Fundación Cultural Salta. Ha dado y da numerosos cursos, conferencias, charlas, reportajes sobre ópera, música sinfónica e iniciación musical.Al mismo tiempo desarrolla actividades empresariales cuya renta le da para vivir aunque vive para el desarrollo cultural de su provincia y de su país. En particular para la música culta. Ha recorrido y recorre el mundo escuchando las más elevadas muestras de música académica posible, incluyendo los festivales de Salzburgo y del Maggio Fiorentino. Tiene 64 años, está casado desde hace 40 años, tiene dos hijos y dos nietos.