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sábado, noviembre 23, 2024

15 ideas sobre las series infantiles de los 70′-80′ y los mandatos de género

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15 puntos de resumen de la conferencia “Series da nosa infancia e mandatos de xénero”.

Desde hace décadas la televisión es el medio de comunicación de masas con mayor alcance y mayor capacidad de conformación de opinión pública. Por consiguiente, su relevancia en cuanto al tratamiento de las mujeres, la perpetuación de roles y la educación en igualdad es indiscutible. ¿Somos conscientes de los mandatos de género que se transmiten a través de la programación infantil?

El pasado 18 de julio se realizó el IX curso de verano sobre igualdad de oportunidades 2013: Nuevas fronteras en la igualdad de oportunidades 2.0: la escuela de la comunicación igualitaria, organizado por la F. CC. de la Educación de la Universidad de Santiago de Compostela y la Oficina de Igualdad del Ayuntamiento de Lalín.

Además de expresar mis más sinceros agradecimientos a Mª José Méndez Lois, Susi Payo y Celso Taboada por su esfuerzo organizativo y su cariño, quería también darle las gracias a mi gran maestra Pilar Aguilar, con la que fue un placer reencontrarme, y a Fernando Barragán por los magníficos ratos que nos hizo pasar.

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1. Los medios de comunicación son productores de identidad y grandes herramientas de socialización que generan modelos de conducta y, entre ellos, cabe destacar el papel de la televisión, como principal medio de consumo de masas, el que tiene mayor influencia, y como la gran fuente de consolidación de valores sociales y de perpetuación de roles y estereotipos.

2. Entendemos por mandato de género todas aquellas normas tácitas relacionadas con el estereotipo de feminidad tradicional imperante que tienen que ver con actividades, con emociones y con relaciones de poder.

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3. Teniendo en cuenta la definición que han hecho de los mandatos de género diversas autoras como Marcela Lagarde o Clara Urbano, las mujeres debemos ser bellas, vulnerables y sumisas; cuidadoras del bienestar ajeno; dependientes, coquetas, serviciales, emotivas, delicadas, discretas, afectivas… Y sobre todo, según esos mandatos las mujeres debemos situar nuestro núcleo vital en la necesidad efectiva y en la maternidad. De los hombres, en cambio, se espera que sean estables, firmes, aventureros, independientes, ambiciosos, racionales, hábiles, fuertes… Y todos esos mandatos aparecen representados en las series infantiles de mi (nuestra) infancia (y en muchas de las actuales).

4. La mayor parte de las series infantiles de los años 70 y 80 colaboraron en perpetuar los desequilibrios de poder entre hombres y mujeres y en anclar y fomentar una y otra vez los mismos estereotipos de feminidad tradicional a través de la sutileza del lenguaje audiovisual y su pericia para transmitir esos mandatos de género de los que hablaba y decirnos qué modelo de mujer era el “adecuado”.

5. El 80% de las series de la época estaban protagonizadas casi exclusivamente por varones[1] –aunque fueran animales personificados–. Eran series que nos hablaban de dominio patriarcal como Érase una vez el hombre; del varón como salvador como en La vuelta al mundo de Willy Fog; del hombre como cabeza de familia y jefe del cotarro como en Isidoro o como el rey del corral en Los trotamúsicos; del varón como líder seductor; del hombre como el ser más poderoso del universo como en He-Man.[2]

6. Infrarrepresentación de las mujeres: éstas solo aparecen como elemento estético, como adorno, como la anécdota, como la víctima desvalida, como la excusa para reproducir una y otra vez el mito del amor romántico…

7. Además de la infrarrepresentación, existen otras dos formas de invisibilizar a las mujeres, controlarlas y definirlas:

– Excluirlas del relato totalmente.

– O desvalorizarlas y ridiculizarlas como sucede en muchísimas series que vimos como Campeones donde Patty era la fan histérica y cansina que animaba y perseguía a Oliver por todas partes.

8. En los años 70 y 80 aproximadamente el 20% de las series infantiles eran protagonizadas por personajes femeninos.
Ejemplos negativos

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Ejemplos negativos de género y series infantiles. Fuente: http://lalentevioleta.wordpress.com/

9. Algunas series de aquellos años protagonizadas por personajes femeninos como Heidi, Candy Candy, La Aldea del Arce o Bésame Licia constituían ejemplos negativos de feminidad, pánfilas con mucho rosa y candidez, frágiles, débiles, ingenuas, infatilizadas… O personajes sexualizados y exuberantes de piernas imposibles como las chicas de Sailor Moon o las de Jem, chica pop.

10. Los mandatos que más se repiten (tanto en los personajes que se rebelan contra ellos como en los que los aceptan) son: el comportarse como una señorita, el amor romántico como centro de la vida, la bondad, el arquetipo del ángel del hogar y la obediencia. La rebeldía y la desobediencia siempre son penalizadas.

11. Aunque no eran muchos los modelos de insumisión que escapaban a los arquetipos tradicionales de feminidad, siempre podían encontrarse algunas tablas de salvación para poder identificarse con personajes de niñas y mujeres que transgredían las normas y que enfrentaban los roles tradicionales asignados: Jo en Mujercitas, Pippi Calzaslargas, Mafalda o La pequeña Lulú, Ana de las Tejas Verdes, Punky Brewster, Julia, La princesa caballero, La abeja maya, Carmen Sandiego o las protagonistas de Fuego Salvaje y Mofli, el último koala. Mujeres y niñas que vivían aventuras, que soñaban con ser escritoras, biólogas, buscatesoros, trapecistas, piratas, amazonas, exploradoras, cuentacuentos, cazadoras de monstruos, carpinteras, viajeras, deportistas de élite, espadachinas… ¡Incluso ladronas y villanas como Carmen Sandiego! ¿Por qué no? A fin de cuentas, lo que todas reclamaban era independencia, autonomía, libertad, igualdad de derechos respecto a sus compañeros varones…

12. Las series que veíamos en la infancia nos puedan parecer ahora algo banal y remoto, pero no es así. Sirvieron para fortalecer estereotipos, perpetuar la invisibilidad de las mujeres y limitar nuestras auto-percepciones y aspiraciones sociales.

13. Es muy importante destacar la existencia de personajes femeninos protagonistas y con iniciativa que quebrantaron la norma y ocuparon el núcleo central del relato como Jo, como Pippi, como la pequeña Lulú… El resto solamente se dedicaron a enaltecer los esquemas del patriarcado, ofreciéndonos una educación emocional discriminatoria y deficitaria que solamente contribuía a fortalecer la sumisión femenina.

14. La programación infantil sigue sin representar la complejidad y diversidad de género existente en nuestra sociedad. (No hablemos ya de las distintas opciones sexuales…).

15. NECESITAMOS personajes que sean las auténticas protagonistas del relato, el sujeto activo de la acción, el personaje que importa y que toma decisiones y lucha y trabaja por sus propios sueños, placeres y deseos sin necesidad de que haya un personaje masculino al lado. Personajes que vayan más allá de lo de siempre, del arquetipo machista. Personajes protagonistas femeninos que se crean y nos hagan creer desde pequeñas aquello que está escrito en tantos muros que dice: “NO PUEDO SER LA MUJER DE TU VIDA, PORQUE YA SOY LA MUJER DE LA MÍA”.

Esta es una explicación sin ánimo de lucro

[1] Los personajes masculinos copan el protagonismo y la centralidad de los guiones. Ellos son los héroes. De ese modo se logra la normalización de la universalidad masculina y se oculta a las mujeres:

“El acaparamiento del protagonismo por parte de los varones nos dice que ellos son los seres dignos de encarnar el relato socialmente compartido. Nos indica que en torno a ellos ha de moverse cualquier historia y armarse cualquier trama, que el espacio y el tiempo se segmentan y ordenan según sus necesidades. Que ellos saben, descubren, resuelven, hablan, actúan, se interrelacionan, etc. Y que, por el contrario, las mujeres carecen de proyecto e itinerario propios y sólo significan e importan en relación con los varones” (Aguilar, 2006: 3).

[2] Esto sucedía en muchas más series (Dragon Ball, Los caballeros del Zodíaco, Campeones, Los Picapiedra, Los pitufos, Las tortugas ninja, Scooby Doo, Dartacán y los tres mosqueperros, David, el gnomo, El oso Yogi, Los osos Gummies, Capitán cavernícola, Chicho Terremoto, Marco, Daniel El travieso, Lucky Luke, Doraemon, Los Fruitis, Banner y Flappy, Vickie el Vikingo, Las fábulas del Bosque Verde, Musculman…).

– Por Sonia Herrera

Barcelona, España. Licenciada en Comunicación Audiovisual y especialista en comunicación educativa, cine, periodismo y conflictos armados e igualdad de género. Doctoranda de la UAB en la línea de Estudios audiovisuales desde la perspectiva de género. Apasionada de la literatura, el cine, las redes sociales, la gastronomía, las artesanías, las manualidades, los sombreros, el flamenco y la música de Lila Downs. Email: sonia.herrera.s@gmail.com

– Artículo republicado por unitedexplanations.org – Localización original en La Lente Violeta.

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