De sólida formación musical, en sus 50 años de carrera como cantante y músico, Josep Gómez Romero, conocido como Dyango, decidió pasar por Argentina en su gira “Gracias y adiós”, como lo hará por cada uno de los países por donde llevó sus canciones.
En sus inicios como solista, el músico catalán adoptó de Django Reindhart (el guitarrista de jazz gitano) el nombre artístico con el que lo conocemos de toda la vida, y así, debutó en el Festival de la Canción del Duero en 1965. Dyango exploró de esta manera su faceta de cantante al volver a Barcelona, ya que antes, había recorrido Europa como artista interpretando trompeta y violín en una incursión por diferentes estilos musicales.
Los altos y bajos del cantante, su afinación, su contacto íntimo con la música y su voz rasgada y emotiva, se hicieron sentir anoche en el Teatro Provincial de Salta. Con un lleno total, el cantante abrió el show con “Verdad amarga” y la gente explotó de alegría al verlo. Hombres y mujeres esperaron por él en un arranque que se dio a las 22:21. Las entradas se agotaron a las 2 de la tarde del día de ayer. En diálogo con un productor, este manifestó a Salta 21: “nos faltaron al menos 500 entradas más”. Su presencia marcó un éxito rotundo porque el público lo eligió y lo viene eligiendo desde hace años. Dyango le canta al amor con inspiración y un exquisito romanticismo. Y si bien se despide de los escenarios del mundo, continuará haciendo música que es su vida entera y grabando discos. Entre sus pasiones, además de estar al lado de su esposa y sus hijos, tiene al “Barza”, el equipo de su terruño.
Después de su apertura, de un comienzo ansiado por sus seguidores, personas de mediana edad en su mayoría y por supuesto, fanáticos de antaño, llegaron los acordes de “Un poco más”, “Cómo han pasado los años” y “El día que me quieras”. Así recibía entonces a su público:
“Mi pequeña y querida Salta, he estado tantas veces aquí y siempre, siempre he salido con el corazón lleno. Hoy es el día de la despedida. Me acuerdo de la primera vez que vine a Salta, era un día que la lluvia caía a chorretones y la gente estaba afuera del Salta Club esperando que diera otra función… No lo voy a olvidar nunca porque quizá, es lo más hermoso que me ha pasado en la vida…” Sus palabras no sólo denotaban nostalgia, sino alegría… sobre todo cuando contaba que la lluvia que golpeaba en el techo de “hojalata” tapaba su canción.
El cantante se mostró muy espontáneo, emocionado y abierto. Con buen tino, hizo gala de un humor que lo caracteriza, el cual le permitió sentirse cómodo y sonreír. Su risa abarcó la sala y su calidez humana se esparció rápidamente entre la gente que se acercaba cada vez más al escenario mientras desde las butacas, le gritaban palabras de amor todo el tiempo. Dyango bajó del escenario para abrazar a alguien de la platea y generó un revuelo.
“Para las damas”, dijo, e interpretó “A usted, señora” y luego, “Amor de tango”.
“Estamos en el tango… amo el tango… quiero esta música por encima de todas las cosas. Cuando tenía 2 años, mi mamá, que murió hace unos 6 o 7 meses, tenía 102 años… la tuve mucho tiempo… me cantaba ‘Era una noche de reyes…’ que interpretó Gardel. No soy el catalán que viene a enseñarles tango, no, aunque me sorprendió que nadie supiera ese. Con los años me fui haciendo más del tango…”– comentó. Y pidió permiso para hacer unos cuantos: “Cada día te extraño más”, “Naranjo en flor” y “Garganta con arena” en homenaje al Polaco Goyeneche a quien se refirió como “un amigo que llegó a cantar el tango como nadie”.
De allí, avanzó hacia los temas que marcaron su trayectoria musical y lo consagraron como el romántico que es. Llegó así “Por volverte a ver”.
“Mi primer disco de oro conseguido en el mundo fue aquí en Argentina, ¿no es de agradecer eso?”– resaltó y sonaron primero “Lejos de tus ojos” y luego, “Querer y perder”.
Se detuvo en una anécdota del poncho de vicuña que un amigo salteño le prometió. Fue muy gracioso, ya que son esos regalos que nunca llegan ni llegarán… Pero la historia le sirve a él para matarse de risas y “vengarse” un poco con la gastada. Tanto, que se definió como “bromista” y “jodón”.
Una tanda de esperados temas comenzaron a llegar: “Alma, corazón y vida”, “Cuando quieras donde quieras” y “Nostalgias”. Aquí hizo un paréntesis para presentar a sus músicos: José en teclados, Walter en guitarra, Luis en el saxo, Fernando en batería, Omar en guitarra y Eduardo, su sobrino, en piano, con el que interpretó “Cómo es posible”. También presentó a su hijo, quien está en la parte técnica del espectáculo y siguió con “Corazón mágico”.
“Los voy a recordar siempre, en el resto de mi vida. Gracias, gracias, gracias”. Estas fueron las palabras finales del cantante, cuya travesía musical fue increíble.
No podía faltar el bis, “otra”. Pero esta vez la última. Y como si hubiese leído mi mente, cantó “Esta noche quiero brandy” a las 00:01. En la introducción al tema, el artista ejecutó el violín, instrumento que lloraba la soledad del personaje de la canción. Sin parámetros!
Dyango nos pidió que no lo olvidemos. No lo haremos. Quedó demostrado con el afecto del público desde nuestra parte. Desde la suya, con su enorme talento musical.
Gracias. Y hasta siempre!
Fotos tomadas por Salta 21
– Salta 21 agradece muy especialmente al Sr. Raúl Costaguta.