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domingo, noviembre 24, 2024

Alejandra Cosin: mente y cuerpo con energía creativa

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Ale Cosin traerá a Salta el Encuentro Internacional de Danza y Performance que se realizaba en Buenos Aires. Se hará del 5 al 8 de febrero en el MAC, la Galería Fedro y el Cerro San Bernardo. Colaboran María Laura Buccianti, Alma Canobbio, el MAC y el INT. Entrevista exclusiva.

El Encuentro en Salta contará con la participación de Tucumán, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Brasil, Chile, México, Perú y República Dominicana. Las muestras de producciones se realizarán del 5 al 8 de febrero de 18 a 20, 30 hs.

Dice la primera parte del Currículum de Alejandra Cosin: es investigadora desde la teoría y la práctica, coreógrafa y docente. Es asesora y colaboradora del área Danza de la Revista Funámbulos, del diario Clarín (Espectáculos), de Alternativa Teatral, de Crítica Teatral y de Revista Malabia (las tres últimas digitales); además de publicar en otros medios esporádicamente. Organiza en febrero de cada año, el Encuentro Internacional Danza y Performance, con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Nación y el apoyo del Instituto Nacional de Teatro.

Pero hay mucho más para decir de ella, como por ejemplo que es especialista en técnicas de danza, técnicas de movimiento, terapias corporales y técnicas teatrales. Ha bailado en diversas compañías y actualmente estudia materias teóricas en la Universidad de Buenos Aires. En nuestra nota, esbozamos algún recorrido por ciertos puntos de su carrera profesional, amplia y ecléctica.

¿Por qué las artes performáticas generan tanto interés, sobre todo en el marco de las danzas? Cuando decimos Encuentro Danza y performance, ¿a qué se refiere exactamente y qué es lo que se busca?

– La performance no tiene una traducción literal, podría llamarse acción de arte, o al revés, arte de acción pero esos términos los atribuímos rápidamente al arte más político, social, contestatario. La performance no siempre lo es, aunque soy de la idea que si el hombre es un ser social, el arte es la manifestación de esa sociabilidad en la que la subjetividad no tiene valla.

La performance es una forma de arte en la que el artista se muestra plenamente en la obra, en la acción creativa, es la idea y la obra a la vez. Se caracteriza por no tener parámetros, difiniciones, límites. El material puede ser cualquier forma de expresión, desde la pintura hasta la poesía, pasando por la metalurgia hasta el teatro, la tecnología o la arquitectura… todo vale, en función, claramente, de un concepto. Nace como género en el comienzo del siglo XX, es el comienzo fundacional de las vanguardias.

Todos los artistas, en algún momento de su biografía, pasan por manifestaciones performáticas, como pruebas, como grandes permisos de libertad, de creatividad, de trasvasar los límites de su estilo, de su trabajo. Para no cristalizarse, quedarse pegado en la forma, en el modo de trabajo.

Lo que el público verá son trabajos de artistas de diferentes ramas del arte vinculado al cuerpo, que tienen como consigna en común los verbos antagónicos reconocer – desconocer, y que aprovecharán de la libertad que da la performance para ensayar caminos, formatos, resoluciones. La danza siempre ha estado vinculada con la performance en la historia de las vanguardias, quizá con menor trascendencia, porque de hecho, conocemos mucho de los surrealistas por sus objetos artísticos, pero poco sabemos de sus performances que eran muy habituales y fueron sin lugar a dudas el conducto de las ideas revolucionarias en el arte.

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La danza y el teatro fueron parte de eso, siempre, incluso más que la pintura, a pesar de que la performance se la asocia a las artes visuales mayormente. La performance se adaptó más a las necesidades de los artistas visuales, fue plenamente aceptada por esos artistas luego de su aparición en Italia en manos de los futuristas que eran sobre todo, poetas. Sin embargo, una caracterísitca de la performance, por ser una manifestación de la subjetividad, de la biografía y de la ideología del artista, como ninguna otra, utiliza el cuerpo como material, como soporte, como instrumento, como depositario, como inspiración, el propio cuerpo del artista en primer lugar. Esa es en realidad, la unión que hago con la danza, arte del movimiento por antonomasia.

Veremos cómo usan la consigna y el cuerpo, todos los artistas inscriptos, no sólo los visuales o los actores… es una sorpresa, yo tampoco los he visto: no te olvides que no hubo jurado, no pasaron por eso. Todo el que quiso atenerse a la organización del Encuentro, se inscribió.

¿Pensás que en Salta hay un campo propicio para realizar este Encuentro surgido en el 2007?

– No sé, ¿por qué no? Yo quise salir de Buenos Aires con el Encuentro, para hacerlo más abierto. Salta apareció por casualidad, si es que existen las casualidades. A través de la revista digital Malabia, conocí a María Laura Buccianti. Ella se entusiasmó con la idea, y me contactó con el MAC, luego vino todo como torbellino. Sin María Laura y sin Alma Canobbio, esto no sería, de ningún modo.

La felicidad es que ellas pertenecen a los dos mundos que intento juntar, eso sí que fue una sorpresa. También contamos con el apoyo del INT, que ha sido por un rato prácticamente la oficina del Encuentro, esta recepción del evento sigue pareciéndome una maravilla.

¿Qué es lo más difícil en la vida de una bailarina y cómo te va a vos en este sentido?

– Ni idea. No se qué es lo más difícil en la vida de una bailarina… una bailarina… ¿qué es una bailarina? ¿Quién se siente bailarina? ¿Una que se sube a zapatillas que le ciñen el pie? ¿Una que cree que debe demostrar con el cuerpo en contorsiones sus emociones internas? ¿Otra que baila flamenco, o jazz o vaya a saber qué danza devenida del folklore de diversas culturas? Es una pregunta que parece llegar de un presupuesto un poco estereotipado, como se toma desde un supuesto ‘afuera’ del mundo del arte, todo lo que lo que se supone que es tal… y no: para ser artista, sea como sea el modo de expresión, hay que trabajar, meterse con el material, con la idea, con las preguntas básicas: ¿por qué?, ¿para qué?, ¿para quién?, ¿cómo?

jpg_ale_2.jpgSi lo tuyo es comunicar algo, más vale, como bien elegiste, ser periodista. El arte no es comunicación. El mundo de una bailarina, como de cualquiera que pretende ser artista, es de mucho trabajo, de mucha conexión con el entorno y de mucho autoexamen. Por supu, podemos decir que la vida de un artista o de quien pretende serlo en este país… blabla… Pero la verdad, en todos lados se hace difícil, dentro de los bienes culturales, el arte, sobre todo el escénico, se sufre…

¿Por qué dejaste la dirección del grupo «No se llama»?

– Me aburrí.

¿Cómo llegaste hasta Clarín?

– A través de un colega que conocí en la Revista Funámbulos en la que escribo hace mucho tiempo.

Cuando Cecilia Hopkins vino a Salta, tomé clases con ella, le hice un reportaje para la radio y me dijo que después de 12 años de hacer crítica, se dio cuenta que el periodismo cultural era un buen camino de abordaje a las obras de teatro. ¿Qué te parece el trabajo con la crítica teatral, cómo funciona en Buenos Aires? ¿Sos respetada, valorada, temida…?

– La crítica es el diálogo que el público quisiera hacer con el artista. Algunos, nos animamos… y es un reto maravilloso, complicado, pero… todo lo es. Lo humano lo es. Pero eso, es un diálogo. Lo bueno de estar en los dos lados, es la capacidad de esquizofrenia que no te deja subirte a ningún caballo…

Has tenido grandes maestros, más mujeres en realidad, que te han brindado conocimientos sobre las técnicas de la danza. ¿Tenés tu propia técnica a partir de una fusión o adaptás las técnicas de acuerdo al grupo y a las exigencias de un espectáculo?

– Pues, hace rato que me desprendí de los cordonoes umbilicales, con mucho respeto, mucho, mucho reconocimiento. También a todo lo que he visto, a lo que he oído. No sólo a los maestros encarnados sino también reconozco y por eso puedo no copiarlos, a los maestros que han intervenido en mi época, estéticamente, intelectualmente. Y eso que a mi biografía la constituye la técnica pero como mi biografía cambia, o digamos, sigo viviendo, pues también he cambiado la forma de encarar los trabajos. Hace rato que no monto nada para otros… he dado seminarios… en fin… Lo único que tengo más fijo, es mis clases de entrenamiento, que doy hace más de 10 años, y que son muy rigurosas con respecto al cuerpo visto desde la biomecánica aplicada a la actividad física deportiva. Detesto cómo se lastiman las rodillas los bailarines, las columnas… en fin… Pero por algo será, la forma de entrenar mejor está ahí, pero no la quieren… por algo será.

¿Cómo se vincula el arte escénico con el contexto socio-cultural?

– La pregunta sería: ¿existe alguna manera de no vincularlos?

Contáme sobre tu experiencia con Rafael Spregelburd.

– Rafa es un amigo, me refiero… a veces hablamos, nos encontramos, es un personaje que me encanta. Lo conozco hace muuuuuuchos años.

Me enteré que hiciste una performance en un baño público. ¿Es este tipo de experiencias osadas las que rompen los moldes y generan público?

– No. Moldes no hay, por suerte, hace varios años hay resistencias… si… mucha publicidad y poco arte. Pero la gente vence las resistencias. Los que les cuesta más vencerlas son los que tienen alguna cuota de poder pero esto es la historia de la humanidad. Así que uno hace una performance y se pregunta, ¿para qué y para quién? Pues si la respuesta es para cambiar la cabeza del público entonces está medio loco. Uno hace una performance en un baño porque encuentra ahí una belleza, una forma de referirse a la belleza… desde lo feo o desde lo cotidiano, o desde la forma. ¿O por qué no? ¿Quién dijo que sólo se puede hacer danza en un espacio escénico? Eso también es un punto de partida. Claro, para el público es por lo menos, extrañador, y ahí está una de las metas más maravillosas del arte: extrañar al humano de su humanidad. Se puede hacer cosas pequeñas, como bailar en un baño.

¿Cuál es tu plan más inmediato?

– Que suceda lindísimo el Encuentro.

A una mujer como vos: ¿se le puede pedir que cocine un plato y que le salga una obra de arte o preferís sentarte en un restaurante y de paso hacer una performance?

– Hicimos una perfo en bares, si… Yo no cocino, comer es un trámite, junto algunas proteínas con algunas fibras o vitaminas y las ingiero.

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