A horas del inicio de las elecciones, las perspectivas en la ciudad de Salta marcan la posibilidad de un alto ausentismo, de una fuerte tendencia al voto bronca en favor del PO y el triunfo del aparato oficial que impone a Sáenz como senador.
¿Por qué diferencia ganará Sáenz? ¿Qué posibilidades hay de que el PO quede segundo en la capital? ¿Los romeristas Durán Cornejo y David pelearán palmo a palmo el primero o el segundo puesto? ¿La candidatura de Nazr, a pesar o debido a su vinculación con Olmedo lo colocará cerca de los que luchan por el primer puesto? ¿El nivel de ausentismo estará en un 30, un 40 o un 50 por ciento?
Estas incógnitas comenzarán a develarse cuando tras el comicio se inicie el recuento de los votos. Pero hay indicios de un hartazgo y un desinterés que podría llevar al ausentismo en las elecciones a un nivel sin precedentes, así como de una bronca y una frustración que pueden beneficiar al Partido Obrero con una elección sorprendente.
En medio de este panorama un triunfo con fórceps para los candidatos del oficialismo en la capital, cuya figura más difundida es Gustavo Sáenz aparece como previsible, si bien con algunos sofocones. Esto le daría aire a su padrino político, el intendente Miguel Isa y algún crédito de rebote a la ajada vigencia del gobernador Urtubey, que también podrá reivindicar esa victoria como propia.
Sólo un batacazo del PO que lo llevara a un improbable pero hoy no del todo imposible primer lugar podría provocar una crisis profunda de gobernabilidad a un Ejecutivo Provincial que genera decepción o desgastar a la figura del intendente Isa, que logra mantener una relativa buena imagen entre los votantes de la capital.
El hecho de que Juan Carlos Romero no haya salido a mostrar un respaldo decidido a Durán Cornejo y David -como sí lo hizo en favor de Wayar en las últimas elecciones- podría restarles fuerza a los candidatos romeristas.
Por último, cabe especular hasta qué punto seguirán en descenso los cada vez más débiles protagonismos políticos de los renovadores y los radicales, aliados en un abrazo que puede ser el gesto último que precede a la extinción.
Tal vez este panorama que se avizora en la capital de la provincia pueda de algún modo extrapolarse al Norte de la Provincia. En el departamento San Martín también los poderes tradicionales de los partidos mayoritarios muestran agotamiento y hay hartazgo y bronca en la población.
Pero en el resto de la provincia la situación es diferente en cada comarca, y en general -salvo excepciones- las elecciones responden a los intereses del partido justicialista y a la voluntad del gobierno provincial, con un voto clientelar que asegura la continuidad del apoyo al oficialismo lugareño que en la mayoría de los casos -si no en todos- es aliado de Urtubey.