Ha afirmado también el Sr. Director de Primaria que se garantizará calidad de enseñanza humanística y de designación de docentes, pero tampoco explicó la manera de hacerlo; y cuando se le preguntó por ello, no hubo respuesta. Los padres quedaron que ardían contra el Ministerio.
En la Escuela Normal se descerrajó a los padres de alumnos de todos los quintos grados (o años) primaria con el “facto” –hecho consumado – de que el año que viene comienzan 6º grado la escuela humanística salteña pública piloto; de golpe y porrazo, sobre el final del año, tienen pensar en que los chicos, en vez de concurrir a la mañana, deberán hacerlo a la tarde junto con toda la secundaria, pues el espacio para primaria, continuará para el turno tarde de primaria.
Se pretende, según lo informado también a las apuradas a los padres, instalar en la Normal el programa de Bachillerato Humanista. La palabra humanista es muy humana, por cierto. No lo dudaré yo, que egresé del Bachillerato Humanista de Salta, y que agradezco las bondades de ese plan de estudios, el cual, dicho sea de paso y reconocido por cualquier memorioso, dista hoy significativamente del de otrora, y en muchos aspectos.
Tras un traumático anuncio inicial, a mitad de setiembre pos Milagro, se convoca a los padres a otra reunión en la escuela, sólo dos días más tarde. Se hacen cargo de la reunión las Sras. Rectoras de la primaria y de la secundaria de la Normal, el Señor Director de Enseñanza Primaria y la Sra. Directora de Enseñanza Secundaria, hoy reemplazada. En la reunión se destacó el esfuerzo del Director de Primaria para convencer de las mentadas ventajas de la educación humanística.
Sin embargo, no precisó lo importante, a saber: afirmó que se garantizará lugar en las escuelas del centro a los alumnos cuyos padres decidan continuar con el ritmo actual, pero no explicó el modo de esa garantía, ni tampoco cuando se le preguntó por ello; afirmó que la educación humanística confiere “sentido crítico” a los educandos; pero ello significa que toda la educación no humanística, tanto pública como privada es incapaz de conferir sentido crítico a sus alumnos, por lo cual tenemos una masa estudiantil mayoritaria –la práctica totalidad de escolarizados de diversos niveles- de la que se reconoce oficialmente y en público carente de sentido crítico. La gravedad de esta afirmación debería tener consecuencias “consecuentes”…
Ha afirmado también el Sr. Director de Primaria que se garantizará calidad de enseñanza humanística y de designación de docentes, pero tampoco explicó la manera de hacerlo; y cuando se le preguntó por ello, no hubo respuesta.
Me tocó en la reunión observar la pesada conclusión de que esta “medida” no fue debidamente “medida”, como corresponde a cosas tan serias como la educación. Los padres quedaron que ardían contra el Ministerio. La Sra. Directora de Enseñanza Media prometió charlas ilustrativas acordes a la envergadura de los cambios, además de la propuesta de construcción de consensos madurados entre todos los implicados, para establecer un posible cambio de modo gradual. Pocas semanas pasaron para comprobar que no cumplieron, ya que, a la fecha, los padres fuimos compelidos a responder por SÍ o NO someteremos a nuestros chicos a los cambios de horarios y de programa: el “ordeno y mando” impuesto como estilo de la política educacional salteña, lo que, no por sabido, deja de ser grave.
Encontramos otros detalles de fondo, que podrían “desfondar” la cuestión. Se afirma en un prospecto adjunto al formulario del “ordeno y mando” por SÍ o NO de la continuidad de nuestros hijos en la Normal, de aquellas benemerencias del plan, con su latín y su griego, que “el latín y el griego, son lenguas universales” (sic). Tal aserto no es más que un grueso desacierto. Son lenguas muertas, sin remisión. No hay ninguna lengua universal, ni es probable que la haya. Sería una suerte de Babel lingüística dada vuelta, con sus consecuencias. La otra desmesura que se espeta en el prospecto es que se trata del “receptáculo y fuente de valores propios de la naturaleza humana”. Además, el folletón dice que “permite un diálogo con otra cultura” y, para rematar, se pone la pregunta (textual) “¿Qué nos arriesgamos a perder si dejamos de lado los estudios clásicos?”, para responder pomposamente con la siguiente parrafada, digna de una Antología del Disparate: “Muchas cosas. En primer lugar, la conciencia de nosotros mismos, que es bastante; las raíces de nuestro pensamiento democrático; y el conjunto de ideas y expresiones que constituyen el fundamento de la cultura universal. Pero, además de eso, perdemos nuestra capacidad de representar verbalmente bien el mundo”. Si no nos “mató” el llanto, cuidémonos…
¿De dónde se habrá sacado estos verdaderos engendros expresivos para convencer a los padres de que ante el “ordeno y mando” del Ministerio educativo sólo está el brete de la “obediencia debida”? La verdad es que da pena que nuestra educación sea manejada de ese modo.
Miremos un poco la respuesta “humanística”, sin analizar la pobreza del “muchas cosas” que se pueden “perder” en caso de que la Escuela Normal no cambie su plan de estudios. Siempre las tales “muchas cosas” “es bastante”: ¡por favor! ¡Qué “bien” que se “representa el mundo”! Las raíces del pensamiento democrático se atrofian al imponer tan antidemocráticamente y de buenas a primeras y “sin decir ¡agua va!” un cambio como el que se ya ha impuesto.
Para terminar, lo más grave: dice el apologeta del prospecto que, sin los estudios clásicos, se perdería “nuestra capacidad de representar verbalmente el mundo”: esto significa que los japoneses, para poner un ejemplo, están discapacitados “para expresar verbalmente el mundo”. Tampoco lo podrían hacer sin “estudios clásicos” los polinesios, ni los guaraníes, ni los misquitos, ni los kuna, ni los senegaleses, etc.: ¡por favor! Con ese humanismo localista, mejor ningún humanismo. También se espeta que sin los estudios clásicos nos quedamos “desmantelados” respecto del “conjunto de ideas y expresiones que constituyen el fundamento de la cultura universal”. El broche de oro del racismo localista, del hegemonismo regional de una cultura particular que se ha arrogado el derecho, sin que nadie se lo haya concedido, de erigirse en lo inexistente: en una cultura universal. No existe ninguna cultura universal. Semejante monoculturalismo no resiste el más mínimo análisis.
El imperialismo subyacente de este “humanismo” deriva en el más violento antihumanismo. Si para eso sirven los tales estudios clásicos, buenos según el cómo, “¡apagá y vamos!”, diría un verdadero y gran humanista argentino que enseñó en la Escuela Normal y en el Instituto de Humanidades hace unas largas décadas.
Bachillerato Humanista en la Normal de Salta
Hola. Por favor necesito saber donde está la institución. Leo que esta en la ex Normal pero no me queda muy en claro.
Bachillerato Humanista en la Normal de Salta: ¿Perdón?…, aprobado hasta el 5to. año inclusive; que no obstante al impedimento económico obtube mi título secundario en un Colegio Nacional Público y a posterior un título terciario como Profesor de la Enseñanza Primaria en la Escula Nacional Normal Superior de de Salta.
Por gracia de Dios tuve la oportunidad de completar 5 años de estudios en este sistema con becas ya que pertenecía a una familia muy carente de recursos. A pesar de resignarme a salir del sistema por esos factores condicionantes, logré terminar el secundario y recibirme en un terciario en Instituciones públicas. A pesar de ambos factores, sigo dando gracias a Dios de haberme permitido esos cinco años en el sistema humanístico. Si alguien quiere hablar mal de este sistema de estudio, primero que lo estudie, si puede o tenga la suerte de hacerlo al menos como en mi caso. Gracias si alguien me escucha.
Bachillerato Humanista en la Normal de Salta
qué desperdicio de recursos… falta que hagan lo mismo con la E.N.E.T Nº2… (precisamente cuando necesitamos lo contrario y, por esto mismo, dejar de pensar tanto en Grecia y Roma y un poco más en China e India…) El ‘humanismo’ es un anacronismo…