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domingo, noviembre 24, 2024

Biriri Bombón

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Deja para mañana, lo que no puedes hacer hoy…

Tenía una ganas bárbaras de hacerle un llegue al Círculo, porque a la amistad entre los vagos, hay que conservarla y regarla de vez en cuando. La verdad que no esperaba tan apoteótico recibimiento, siempre con esa rectilínea modalidad masculina. “Hola culiao (regionalismo tucumano que equivale a hermano), dónde andabas”, me recibió el Toti Medina, denunciando su origen tucumano (con un tono fraterno y tierno). “Nunca más oportuna tu visita. Necesito tus servicios de oreja”.

«¿Sabes lo que me pasó?”

Dando por supuesto que Yo tenía la bola de cristal y adivinaba que el Toti estaba en algo grosso. Y, efectivamente, lo estaba. Por eso, prudentemente, lo saqué hacia el living, porque los sillones mullidos, permiten desandar la intimidad. “Qué te acontece Toti…” “.-Sabes qué boludo…” No tendrá un adjetivo más literario que no roce lo procaz, pero no, entre los muchachos nos dirigimos de esa forma estilística, con acendrado cariño. (Acaso, los adolescentes, no se dirigen, entre ellos en estos términos) ”Boludo, ligué con una mina que corta el aire…”.-“Y, no te pone contento ese levante…”.-“Hasta ahí está todo dibujadito, pero el monumento está en pareja con otra mina…”.-” ¡Uyyy mamita! En que quilombo me metí… Apenas ando con mi humanidad a cuesta y, ahora esto…” pero ya no me podía “borrar”, porque el hombre dejó picando su drama.

El sillón mullido, parecía cama elástica de atletismo y Yo tenía ganas de ser despedido como si estuviera en una competencia olímpica. No me quedaba otra que enfrentar la situación. “Bueno, Toti, empecemos por el principio… ¿Cómo la conociste?..” Y el Toti, arrancó sin titubeos.- “Resulta que estoy yendo al gimnasio de mi barrio…” Encima local; o sea además de encontrarse con esos dos regalitos, el tipo juega en cancha propia, lo que significa que va relajado a hacer uso de las instalaciones.

Efectivamente, El Toti, paseando por el salón, quedó prendado de esta especie felina, enfundada en un jogging encandilante. Y, el hombre, acostumbrado a arrimar el cuerpo cuando las circunstancias lo requerían, no se amilanó y disparó toda su seducción contenida, después de los trámites del divorcio, haciendo gala de las palabras bíblicas que: “no es bueno que el hombre esté solo”, no imaginando que el camión de mujer, traía regalo, pero no un regalo cualquiera, sino un regalo homónimo, nada menos que otra mujer como elección prevalente. De entrada, no entró en razones, pero sí, cuando la cosa se puso densa e irreversible y la otra fémina no le sacaba la presión y entorpecía los trámites espontáneos que quería formalizar mi amigo Toti. De tanto arrimar el bochín, el Toti, se dio cuenta de cuál era la dificultad y, Yo también entreví, de qué se trataba.

El manejo teórico del problema, en principio, me superaba, ya que estas nuevas formas de elección sexual, no son de mi dominio y no me hice el solvente. Pegué un grito de auxilio y, al toque se arrimaron los “curiosos” trebejistas, sobre todo el académico Carlitos de “Montreal”. Lo interioricé, tarasqueando mi ignorancia del tema y Carlitos siempre con su estilo pausado, arrancó: “Te explico Mangherita, estamos ante un caso explícito de homosexualidad femenina…” dando a entender que con esa mujer, el Toti, iba al muere. “Te explico, continúo Carlitos…, para el psicoanálisis la homosexualidad no viene dada por la genética sino que es una elección. No una elección voluntaria o consciente ni algo que el sujeto pueda modificar por gusto, sino una elección inconsciente. No habría nada en la naturaleza humana que dictaminara que a los varones deben atraerles las mujeres y a las mujeres los varones. No existe una relación innata entre instinto sexual y objeto sexual, o sea que la elección de objeto amoroso no viene dada por la naturaleza o por el instinto sino que hay un camino que la libido tiene que recorrer hasta llegar al hallazgo del objeto de amor definitivo durante la adolescencia.” La cosa venía clara y que el Toti estaba mal encaminado.

“Para Joyce McDougal no existe una «sexualidad normal» porque la sexualidad es considerada normal o patológica «en función de su coincidencia o de su alejamiento de las normas de la sociedad a la que pertenece» ya que la norma social tiene una dimensión socio-cultural y las normas sexuales cambian continuamente”. “La elección de objeto homosexual o heterosexual, o sea, enamorarse de un varón o de una mujer, es algo que se define a partir de la resolución de la conflictiva edípica en todos los seres humanos.” Carlitos, ya se puso muy técnico y había subido mucho el nivel, de lo que simplemente se trataba de un percance de gimnasio de barrio.

El tema daba mucha tela para cortar, al decir del Biólogo del grupo, el tucumano Rikie, abrevado didácticamente en el psicoanálisis, gracias a charlas con su filia. Lo que ocurre expreso que: ” A mediados del Siglo XX aparece un nuevo concepto que complementa esta perspectiva freudiana, el concepto de género. Este surgió en la década de los sesenta. Se empleó para destacar un acontecimiento hasta entonces no valorado: existía algo fuera del sexo biológico que determinaba la identidad y el comportamiento de lo masculino y femenino». Y continuó aseverando: “A partir de este descubrimiento sobre el papel de la socialización como elemento clave en la adquisición de la identidad femenina o masculina, existe una distinción conceptual entre sexo y género. El sexo refiere a los rasgos fisiológicos y biológicos de ser hombre o mujer, y el género, a la construcción social basada en esas diferencias sexuales: femenino y masculino”.

Pero, faltaba un cuchara más para embarrarla y darle el toque obsceno a la preocupación del amigo y ese “meterete” era Huguito, “el mendocino” que quería poner el acento en la í. “Yo tengo la solución para el oparrón: Lo que tenés que hacer es encarar a las dos y ofrecer tus servicios comunitarios cooperativos ¿Entendes?” Yo lo entendí al mendocino. Lo que quería significar es que el Toti, en lugar de encarar a una, tenía que encarar a las dos; o sea como saldo y retazos.

Lo cierto es que mi conclusión fue sugerirle al Toti, que desistiera de tales propósitos y que esperara una nueva oportunidad, que los gimnasios de barrio permiten esas licencias. Fallo salomónico: Deja para mañana, lo que no puedes hacer hoy.-

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