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jueves, abril 25, 2024

Cacería de prejuicios en la película “Sin escape” (No escape)

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Owen Wilson y Pierce Brosnan protagonizan este film de John Erick Dowdle que se desarrolla en Asia, al límite con Vietnam. Wilson es un ingeniero al que le ofrecen un trabajo “tercermundista” en un sitio donde no hay Internet, ni teléfonos ni diarios americanos del día. Una familia norteamericana arranca su pesadilla desafiando la pobreza y la falta de tecnología del lugar, lo cual ya es una desventura yanqui.

La acción se va en correr para salvarse, esconderse, buscar refugio y arrojar las niñas por los techos para que los causantes de la revuelta no asesinen a esta familia inocente. No saben qué pasa, por qué los persiguen y por qué matan extranjeros. La foto promocional del ingeniero Jack Dwyer (Owen Wilson), contratado por una empresa que maneja el agua, está colgada en el Hotel donde se aloja junto a su esposa y sus dos hijas y por eso se convierte en blanco fácil. La huida insume mucha acción, pero el contenido del film no garantiza el buen desarrollo de la película que inicia con el asesinato del Primer Ministro asiático.

Brosnan aparece como un tipo “jodón” que tiene intereses superficiales y termina por convertirse en el salvavidas de esta familia, lo cual revela que en realidad era un agente. Este confiesa a Jack que usan a los pobres para venderles algo que nunca podrán pagar, como el agua. Pero a los platos rotos los pagan ciertos perejiles, en este caso Los Dwyer.

La película muestra una gran repugnancia hacia todo aquello que no sea americano e intenta infundir temor por lo diferente. Finalmente, termina por demonizar a los asiáticos convirtiéndolos en feroces asesinos y presuntos violadores. Un film xenófobo que no aporta nada más que una huida, que tampoco es buena porque las niñas pequeñas atraviesan varias crisis durante el escape imposible y hay tiempo para hablarles del osito y de marcar lo buenos padres que son hasta en las adversidades ya que el protagonista y su mujer pueden darles consejos y hacer acuerdos con sus hijas en unidades de segundos, con un tanque de guerra a punto de volarlos en pedazos. El film podría ser una tesis acerca de “Cómo ser padres maravillas cinco segundos antes de morir”.

El conflicto se subvierte y pasa de ser interracial a convertirse en intrarracial. Lo que se ve es pacíficos e inocentes norteamericanos representados en una familia tipo y su contratara: brutalidad, barbarie y violencia asiática. Un show sangriento.

¿Escapan o no escapan? ¿Qué dice usted?

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