Cacho no «cambea» más, será por eso que el público lo elige. Ingresa como a hurtadillas al escenario, con pasos sigilosos y silenciosos y provoca un estallido de risas. Esa es la clave de su humor: el minimalismo explosivo.
“Noche en la ciudad – sábado- gente que viene y que va…” cantaba en la última parte del show. Un sábado pos día del amigo con un Teatro del Huerto repleto de gente buscando reírse con este mendocino que dice “está el día…” (y la noche, dicen los espectadores), “el sol…” (y la luna, responde a coro el público), y “está Nueva York y Barrancas…” De ahí es Cacho, de un pueblito del interior donde hay dos calles… “Siempre nos llevan, nos llevan a todos lados, en cambeo aquí nos trajeron…”– asesta cómicamente.
“Con Miguel (el musicalizador que lo acompaña…) estamos por ser recor…” “Recornudos”– dice entre sus chistes. Llevan 20 días fuera de casa, de gira, y aumentan las suspicacias para entrelazar el humor con lo cotidiano.
“Hay matrimonios que terminan bien y otros duran para siempre”– bromea y no para en hora y media de hacer chistes. Su romance con la esposa que comenzó décadas atrás es motivo de un largo anecdotario que llega a su punto máximo con la luna de miel.
“Y ahí están los viejos… bien…” Las conversaciones con su padre, Don Isidro, no tienen desperdicio ya que apenas alcanzan a ser un “estoy bien” después de largo rato… “Es más loco el viejo…»– dice y todos mueren de carcajadas por la ironía.
A Cacho le cortaron la luz por no pagar, le cortaron el gas, le cortaron el agua y urgentemente se fue a pagarle al almacenero para que no le corten los «huevos»… Con este tipo de humor, conquista al público, con su sencillez y su forma parsimoniosa de pararse, de hablar… provoca gran revuelo y alegría. Esa combinación de pachorrra de pueblo con estrella de la urbe genera la contradicción más delirante.
Bambi, la espléndida cantante que acompaña al dúo, canta “Honrar la vida”. Le hace todo un preludio de los sueños alcanzados al cantar, le llama la Cenicienta pero a que a diferencia de ella el hechizo no se rompe a la medianoche sino que perdura en el tiempo… La bella señorita sale del escenario y Cacho larga “ayudaría un poco si fuese linda por lo menos…” la gente no para de aplaudirlo. Con sus humoradas y salidas bien sello Garay, por las que se ríe de él, de los que lo acompañan, de Miguel al que le dicen “Televisor, porque vino sin control”…, de su vida, de sus cosas. Cacho celebra la vida, el canto, la alegría.
Una de las partes más emotivas de su espectáculo es cuando canta un fragmento de “Puerto Montt”. La más célebre es el homenaje a Facundo Cabral con “No soy de aquí ni soy de allá” y su dedicatoria hermosa para quien fuera tan notable artista. Recordemos que hace unos años componían un dúo fabuloso con el show «Garay esquina Cabral» y a cuánta gente le sacaron sonrisas y lágrimas con los chistes del cómico y las canciones de Facundo.
Para Cacho Garay, Argentina es un paraíso y expresa palabras de aliento a los que habitamos tan bello país, a las familias, a los padres… “Llévense bien con sus hijos– aconseja- porque ellos son quienes les elegirán el geriátrico”…
Y se jue nomás, saludo de por medio. En la platea, un tendal de risas. «Cómo cambean los tiempos»– dice en su espectáculo. Cacho merece el sostenido aplauso final.
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Cacho Garay en Salta: humor paisano, popular y efectivo
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