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domingo, noviembre 24, 2024

Cada vez más oyentes con Piazzola

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El recital camarístico del sábado fue más que interesante pues el trío original invitó a dos excelentes músicos para integrar la formación de quinteto que, en el caso de Piazzolla, fue la estructura de la época en la que comenzó su fama.

Salta, sábado 15 de agosto de 2015. Teatro Provincial. Salón Victoria. Status Ra Trío (Alicia Carbonell, piano. Nicolás Atampiz, violín. Andriy Chornyy, violonchelo y contrabajo. Músicos invitados: Guillermo Rubelt, guitarra eléctrica. Jesús Canaviri, bandoneón. Trío original: La Muerte del Angel, Oblivión, Revolucionario, Squalo. Quinteto con músicos invitados: Verano Porteño, Decarissimo, Milonga del Angel, Invierno Porteño y Adios Nonino. Fura de programa: Otoño Porteño. Autor: Astor Piazzolla (1921-1992).

Originalmente era una sola actuación el sábado 15 a las 21 horas. Pero quedaba mucho público sin poder entrar. Se programó una segunda presentación a las 19 horas. Hoy en cualquier lugar del mundo la música de Piazzolla es por sí sola suficiente atractivo. Si a ello se le agregan los méritos del Status Ra Trío, entonces la velada aparece como algo realmente atrayente.

Piazzolla fue un genio. Luego de Alberto Ginastera, con el que estudió, en mi apreciación personal, son los dos grandes compositores de nuestro país, dicho sin desmedro de otros de elevado nivel. Alumno de armonía y composición de la notable Nadia Boulanger en París, que se negó a enseñarle piano aduciendo que su instrumento era el bandoneón para el que estaba naturalmente dotado, le dio el conocimiento necesario como para tomar como base el tango, y crear todo un idioma sonoro que él mismo llamó “música contemporánea de Buenos Aires”.

El recital camarístico del sábado fue más que interesante pues el trío original invitó a dos excelentes músicos para integrar la formación de quinteto que, en el caso de Piazzolla, fue la estructura de la época en la que comenzó su fama. Luego de tocar un tiempo en la orquesta de Aníbal Troilo, a pedido de éste, comenzó a hacer arreglos de páginas netamente tangueras en un estilo que, dentro del mismo grupo, consiguió adeptos y rivales. Su necesidad de ir a otras armonizaciones y otros ritmos, lo llevó a tentar fortuna con la forma quinteto. Así lo conocí a 1963 cuando tuve la suerte de escuchar personalmente sus ideas en un recordado almuerzo en la casa del Dady Massuh en Tucumán. Allí estaban Astor, Kicho Diaz (contrabajo), Osvaldo Manzione (piano), Oscar López Ruiz (guitarra) y Antonio Agri (violín), uno de los primeros quintetos que tuvo a partir de 1960. Allí comenzó su fama que terminó por imponerse a todos los pseudo-puristas del tango convencional.

El sábado escuchamos dos temas de la serie del Ángel, dos de las Cuatro Estaciones Porteñas (Verano e Invierno) más una tercera como bis (Otoño). Oblivión, que según la tradición sajona significa Olvido en el sentido filosófico de la “no existencia” posterior a la muerte, Revolucionario, Squalo (tiburón) y Decaríssimo (homenaje a Julio De Caro) y su mejor tema, escrito en memoria de su padre muerto en Mar del Plata mientras él vivía en Nueva York. Sobre este último, cuenta su hijo Daniel que, pidió a su familia lo dejen solo y todos comenzaron a escuchar una melodía de infinita tristeza. El maestro comenzaba a componer Adios Nonino.

El Status Ra Trío, más los músicos invitados, conformaron un ensamble de categoría que justificó ampliamente haber construido dos sesiones en el mismo día, ambas de público hasta el tope del salón Victoria. Su poder de comunicación, basado en la exquisita comprensión de la especial música y su original ritmo, expone a la vista y al oído del oyente la aceptación intelectual de los ejecutantes para ambos elementos y para el público, llevar un mensaje musical de alto contenido emocional.

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