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miércoles, abril 24, 2024

Canción para Palestina

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“Siempre he pensado que las palabras más sencillas deben ser más que suficientes. Con decir lo que está pasando a cualquiera se le tendría que romper el corazón”, dijo Bertolt Brecht. Tres poetas argentinos y un poeta palestino así lo testimonian:

Fuego sobre Gaza

Temporal de muerte

sobre la techumbre de vida.

Amados fragmentos yacen

entre los edificados escombros

mientras la sombra

sangrante del hermano

huye de la ira de Marte.

Un padre aúlla en medio de la calle

con la envoltura del hijo en brazos

e interpela a los cielos.

Las cabezas de los caídos

danzan bajo los relámpagos.

Las madres cual Hécubas

ladran al vacío y siguen

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el trayecto de las bombas

como queriendo matar

a dentelladas el aire y reestablecer

en alguna parte el sentido.

¿Dónde está Dios a esta hora?

¿dónde está el mundo

mientras el cielo se cubre

con las extremidades

huérfanas de los niños de Gaza?

¿quién podrá gritar

lo suficientemente alto,

alzar acaso una voz

que no sea un poema?

Antonio Gutiérrez – Argentina, Salta

Nosotros amamos la vida

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella,

bailamos entre dos mártires y erigimos entre ellos un alminar de

violetas o una palmera.

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Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.

Robamos un hilo al gusano de seda para construir nuestro cielo y

concluir este éxodo.

Abrimos la puerta del jardín para que el jazmín salga a las calles

cual hermosa mañana.

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.

Allá donde estemos, cultivamos plantas que crecen deprisa y

recogemos mártires.

Soplamos en la flauta el color de la lejanía, dibujamos un relincho en

el polvo del camino y escribimos nuestros nombres piedra tras piedra.

¡Oh, relámpago! Ilumina para nosotros la noche, ilumínala un poco.

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.

Mahmud Darwish – Palestina

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Dicen las piedras

De la tierra viene la piedra por eso la piedra es un arma pura.

La tierra elige el puño que lanza la piedra por eso el puño

que lanza la piedra es un puño puro.

La tierra busca en la piedra y en el puño que tiene la piedra

su futuro de casa abierta y de luz de pan y de puño libre.

La tierra tiene razón, ella es un caballo enfurecido

cuando vienen a morderle el horizonte.

La tierra y sus caballos van de palmo en palmo por la piedra

y por los puños y con el corazón en ristre alzan muros

de piedras con alas para defender el alba.

La tierra sabe, tiene memoria, recuerda las cocinas

que alzaban la bandera del día desde las ventanas.

Sabe, recuerda los festines del verdugo que arrasando

cocinas desterró las banderas que eran como una música.

Sabe, recuerda a sus niños, uno a uno, nombre por nombre,

y a las mujeres y a los hombres que la florecían

de olivos brillantes bajo el crepúsculo.

La tierra tiene memoria, y en cada parto de la piedra

la ofrece como una revelación, le nace alas

le traza una luz en el costado para que lleve el Basta.

Para que grite Esto es Nuestro.

Aquí nacimos, aquí estamos muriendo dice cada piedra.

Y dice cada piedra:

también de indolencia, a golpes de segundo mortal

y de silbido homicida estamos muriendo

en manos del fuego más terrible morimos, y también

bajo la ocupación bestial de la indiferencia

dicen las piedras.

Pero ya todos sabemos que las piedras no mueren.

Son como algunas palabras. No mueren.

Alzan con su vuelo muros de luz para decir vida.

Gabriel Impaglione – Argentina

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Tomar la palabra sin pinzas

Gracias también a ustedes que siempre escuchan con una paciencia triste y delicada. Edna Pozzi

Desprovista de raso y cubierta de alpatacos

que no se detenga la que habla desde adentro

la que instala panfletos en el alma y supura el grito

que no se detenga.

Que sea Palabra corajuda, lumbre y malón

que no amaine su cultrum de ira callada

sólo el respeto por escudo y ahora libre,

que no se detenga.

Dejarlos al borde del abismo donde habiten buitres

que no puedan los insultos con tus corceles ni breteles

que se fuguen los hipócritas y permanezca la Memoria

que no se detenga.

Templada tu ira, borrón de papel, noche del universo

impotencia estaqueada en la pared de la tráquea

sin abismo ni lágrima, sin alaridos, sólo escribe,

que no se detenga.

Que ningún dios mutile tu grito por aquellos

que ya no pueden ni rezar.

Diana Poblet – Argentina


Nota relacionada:

¡Basta de barbarie! ¡Paz en Medio Oriente!

https://www.salta21.com/spip.php?article1438

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