Nico querido… te escribo esta carta porque siento la necesidad imperiosa de hacerlo. Una necesidad alentada por voces del pasado que gritan su lamento en mi cabeza.
No acuerdo con las políticas que defendés, Nico. En apariencia, tenemos el mismo objetivo ideológico, luchamos por lo mismo: la Revolución, el Socialismo y la sociedad sin clases, el Comunismo. Pero hemos elegido diferentes caminos para lograrlo, eso está claro.
Que hayamos elegido distintos caminos no nos hace enemigos, para nada. Seguramente, en un escenario de radicalización de la crisis y rebelión de las masas oprimidas, estemos del mismo lado. Nada acomoda las cosas mejor que la realidad. Nada como la agudización de la lucha de clases.
Vos elegiste el camino parlamentario con todo derecho, pero disculpame, tengo que decírtelo, no como lo planteaba Lenin, usando las tribunas que ofrece la burguesía para hacer propaganda en contra del SISTEMA CAPITALISTA, sino para conseguir votos con la ambición no de la Revolución, sino de un puestito en alguna legislatura del Estado Burgués en cualquiera de sus variantes. A veces da pena verte suplicar que te tengan en cuenta en el cuarto oscuro… Por supuesto, tenés derecho a creer que eso es lo correcto, así como yo y muchos otros creemos que estás equivocado. Y es que, por ejemplo, en una tribuna como la que tuviste hoy a disposición, con millones de trabajadores ocupados y desocupados prestando atención al patético “debate” en pos del sillón de Rivadavia, nunca se te escuchó una sola frase en contra del capitalismo, nunca se te cayó de la boca la palabra socialismo o, mucho menos, comunismo. Ni siquiera mencionaste la necesidad de socializar la tierra cuando hablaste de los terratenientes, o las fábricas cuando te referiste a los empresarios. Pero bué… se ve que tenés otras prioridades… o no leíste al Pelado.
Tampoco, cuando tuviste la oportunidad de exponer sobre los derechos humanos, te acordaste de apuntar a la bestia fascista Bullrich, a la doctrina Chocobar, a los inocentes fusilados por la espalda, chicos algunos en edad escolar. Te olvidaste de Santiago y de Rafita, entre otros asesinados por el régimen macrista.
Es realmente, Nico, difícil de digerir.
Pero lo que se me hace realmente imperdonable es que no hayas abierto la boca para defender a aquellos compañeros que en los 60 ó 70 dieron sus vidas luchando por eso que vos decís tener como objetivo, el SOCIALISMO, ante el ataque de bestias pardas como Macri, como Espert o como Gómez Centurión. Hay una diferencia entre ellos y vos: ellos sí defendieron a los que consideran sus camaradas. Y vos te callaste. No importa si compartís los métodos, los caminos elegidos. Eso siempre podemos discutirlo. Lo que no se puede es hacerse el boludo, mirar para otro lado cuando los asesinos o sus apologistas acusan a compañeros que se la jugaron para crear una sociedad mejor, justa, sin explotación y sin miseria. Te olvidaste de los secuestrados, te olvidaste de los torturados, te olvidaste de los desaparecidos por la el Estado y por la Dictadura Genocida
Vos te callaste. Y eso no tiene perdón.
Desde hoy, ya no puedo considerarte un compañero con el que discrepo en la opción de los caminos elegidos.
Desde hoy sos sólo un pusilánime o charlatán. Uno que no le llega ni a los talones a aquellos que crearon un poder tal que puso en jaque al burgués, y por eso nunca tuvieron a disposición un programa de radio o de tv, instrumentos de comunicación en manos de los explotadores; ni siquiera un circunstancial micrófono, para decir su verdad. Mucho menos, claro, un debate electoral por administrar el sistema burgués.
Por eso seguiremos orgullosamente recordando a los 30 Mil detenidos desaparecidos, a los combatientes en las urbes y en los montes, como héroes y mártires de nuestro pueblo… mientras vos sólo aparecerás en los libros de historia como un tibio pequeñoburgués funcional al sistema de explotación capitalista que decís combatir.
Saludos Nico, quedate con tus míseros votos: yo me quedo con los 30 Mil, siempre presentes